«Tiene que aumentar el número de desfibriladores»

Inmaculada López Martínez
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El presidente y la vicepresidenta de la Asociación Críticos y Emergencias de Guadalajara hablan sobre la actividad de este joven colectivo y la importancia de tiene conocer las maniobras básicas de reanimación cardiopulmonar para salvar vidas

Rubén Viejo y Elena Moratilla, presidente y vicepresidenta de la Asociación Críticos y Emergencias de Guadalajara. - Foto: Javier Pozo

Rubén Viejo (R.V.) y Elena Moratilla (E.M.) son dos de los profesionales sanitarios que forman parte del equipo de la Unidad de Vigilancia Intensiva (UVI) móvil del Hospital Universitario de Guadalajara. Médico y enfermera con larga experiencia en situaciones de urgencia, dedican buena parte de su tiempo libre a liderar y coordinar las actividades que promueve la Asociación Críticos y Emergencias, un colectivo surgido en 2019 cuyo objetivo prioritario es sensibilizar y formar a la población en técnicas de Reanimación Cardiopulmonar (RCP). 

¿Cuándo nace la Asociación Críticos y Emergencias de Guadalajara?

R.V. Somos un grupo de sanitarios, sobre todo del ámbito de las emergencias, que tenemos mucho contacto entre nosotros y hablamos sobre iniciativas que podíamos hacer para sensibilizar a la población en problemas que nos surgen en el día a día. Uno de ellos era el tema de la parada cardíaca, ya que veíamos que casi nadie sabe lo que hay que hacer ante una situación de este tipo. Por ello, se nos ocurrió la posibilidad de ofrecer charlas en los colegios de nuestros hijos y de conocidos, pero claro, vimos que había otros centros que se quedaban sin cubrir. Además, al ser personas físicas y no una entidad, nos encontrábamos ciertas barreras. Conocíamos a la delegada provincial de Sanidad, Margarita Gascueñas, y ella nos recomendó constituirnos en asociación. Y así lo hicimos en el año 2019. 

Rubén Viejo y Elena Moratilla, presidente y vicepresidenta de la Asociación Críticos y Emergencias de Guadalajara.Rubén Viejo y Elena Moratilla, presidente y vicepresidenta de la Asociación Críticos y Emergencias de Guadalajara. - Foto: Javier Pozo¿Cuántas personas y de qué perfil componen la asociación?

R.V. Ahora mismo, somos 103 socios. En los cuatro años que llevamos de andadura, vamos creciendo cada año un poquito más y también se nos va conociendo más por parte de la ciudadanía. El perfil de nuestros socios es mayoritariamente sanitario, sobre todo, enfermeros y técnicos de emergencias (un 70%) y algún médico (20%). El resto de socios (10%) no son sanitarios, hay gente que se dedica a la economía, tenemos bomberos, etc. 

¿Qué balance realizan de la trayectoria de la asociación?

R.V. El balance es muy positivo en cuanto a la suma de socios y en el hecho de que cada vez hacemos más actividades tanto para la ciudadanái en general como para los socios.

¿Cuáles esas actividades?

R.V. Todas las actividades que realizamos están ordenadas en tres líneas estratégicas que recomienda el Consejo Europeo de Respiración para mejorar los resultados en parada cardíaca. La primera es fomentar y divulgar toda la evidencia científica entre los profesionales sanitarios para hacer mejor nuestro trabajo. La segunda es la sensibilización y formación de la ciudadanía en general y la tercera es la sensibilización hacia los políticos y gobernantes.  

E.M. En este sentido, nuestro proyecto estrella es el denominado Formación en reanimación cardiopulmonar en las escuelas de Guadalajara, que dirigimos a los 15 centros de Educación Secundaria públicos y concertados de la capital. Otra actividad fija que realizamos es el taller de técnicas de RCP y de desobstrucción de la vía aérea abierto a toda la ciudadanía. Lo hacemos en la plaza de Santo Domingo el 16 de octubre con motivo del Día Mundial de la Reanimación Cardiopulmonar. Ese mismo día, también organizamos unas jornadas en esta materia dirigidas a todos los profesionales sanitarios en el Hospital de Guadalajara. El año pasado, también celebramos el 27 de mayo, Día de la Emergencia, las I Jornadas Multidisplinares de Emergencias en colaboración con la Gerencia de Urgencias, Emergencias y Transporte Sanitario. Fueron unas jornadas formativas a las que acudieron profesionales de toda la región. Por otro lado, participamos en unas jornadas sobre Salud y Deporte, en el Centro Ibercaja.

¿En qué consiste ese programa formativo dirigido al alumnado de los institutos?

E.M. Es una formación que imparten de manera voluntaria y altruista nuestros socios y que, desde el principio, acogieron muy bien tanto los equipos directivos como los docentes y los alumnos. En concreto, la dirigimos a los alumnos de Primero de la ESO –niños de entre 12 y 13 años– porque seguimos las claras recomendaciones del Consejo Europeo de Resucitación, que dicen que debería ser obligatorio que todos los niños a partir de los 12 años aprendiesen maniobras de reanimación cardiopulmonar en su colegio. En concreto, hacemos dos horas de formación. La primera hora es teórica en el aula mediante una proyección muy dinámica y visual donde quedan claras cuáles son las maniobras básicas que deben de realizar. Estas maniobras se basan en aprender tres cosas básicas. Ante una persona que se desploma delante de nosotros, lo primero que hay que hacer es comprobar qué le pasa, si responde o respira. A continuación, tenemos que llamar al 112 y pedir ayuda. Después, hay que iniciar de forma inmediata las compresiones torácicas. En resumen, comprobar, llamar y  comprimir son los tres verbos básicos y el objetivo de nuestra formación. Y a los chicos no se les olvida. Una vez realizada la formación teórica, los chicos se desplazan al gimnasio del centro donde colocamos 42 maniquíes, que disponemos gracias a la colaboración de la Delegación Provincial de Sanidad. Se trata de una formación de muy buena la calidad porque cada alumno tiene su propio maniquí de RCP. Bajo las instrucciones de uno de nosotros que dirige la práctica, van haciendo las maniobras. Aprenden a reconocer la parada, a llamar al 112 y a hacer las compresiones torácicas. En ese momento de la práctica, varios de nosotros (solemos ir cinco o seis formadores) estamos supervisando y corrigiendo para que hagan bien las maniobras. Además, les enseñamos técnicas de desobstrucción de la vía aérea. Nosotros vamos personalmente a formar a los niños de Primero de la ESO, pero consideramos fundamental que esta formación se repita en los cursos de Segundo, Tercero y Cuarto. Para ello contamos con el profesorado. Nosotros formamos al profesorado, les facilitamos el material y  ellos se encargan de refrescar los conocimientos. Es importante que sea una formación continua, que se repita anualmente para que no se olvide. Este curso, como novedad, se ha formado a los estudiantes de Tercero y Cuarto en el uso del desfibrilador automático. 

¿Cuántos estudiantes ya han participado en este programa?

E.M. En las cuatro ediciones celebradas hasta el momento, el total de alumnos formados de Primero de la ESO han sido 3.533. Aparte, con la colaboración de los profesores de Educación Física, se ha formado a otros 4.600 alumnos de entre Segundo y Cuarto de la ESO. El balance es muy positivo porque es una formación que les cala mucho, se sienten útiles y muy dispuestos a aprender estas maniobras para poder ayudar a los demás. Como la aceptación está siendo tan buena, la idea es continuar con este programa en los cursos venideros.

¿Por qué es tan importante que cualquier persona, incluidos los menores, tenga unas nociones básicas de técnicas de RCP?

E.M. Los estudios nos dicen que el 80 por ciento de las paradas cardíacas ocurren en los domicilios. Les puede pasar a su padre, a su madre, a un abuelo… Y son ellos los primeros testigos. Entonces, lo fundamental para aumentar la supervivencia ante una emergencia en una parada cardíaca es iniciar cuanto antes las maniobras de RCP porque se estima que, por cada minuto que pasa sin que nadie inicie estas maniobras disminuye un 10 por ciento las posibilidades de que la persona sobreviva. La media en Guadalajara de llegar al lugar de asistencia cuando nos avisan de una emergencia es entre 7 y 8 minutos. Si cuando nosotros llegamos, nadie está haciendo nada, las posibilidades de que la persona sobreviva son muy pequeñas.

Un dispositivo fundamental para actuar ante las personas que sufren un paro cardíaco en situación de emergencia son los desfibriladores. ¿Debería haber más espacios públicos dotados de estos aparatos?

R.V. Es cierto que hay más que antes, pero siguen siendo insuficientes. Hay que recordar que si desfibrila a una persona que entra en parada cardíaca los primeros dos minutos, la probabilidad que salga adelante es altísima, es del 88 por ciento. Y si sale, además, será sin ninguna secuela neurológica, que es lo importante también. En este sentido, la asociación tiene un proyecto que presentamos a los presupuestos participativos del Ayuntamiento de Guadalajara para colocar desfibriladores en farmacias, en los centros educativos, en algún autobús urbanos, en los coches de los policías, etc. Hicimos un estudio sobre dónde instalar 90 desfibriladores en la ciudad que es para lo que daban los 300.000 euros destinados a estos presupuestos participativos (90 desfibriladores con una licencia y mantenimiento para cinco años). Como digo, lo presentamos al Ayuntamiento, sabemos que fue visto con buenos ojos y que pasó el primer filtro, pero desde septiembre estamos a la espera de resolución y de que pueda ver la luz. Tiene que aumentar el número de desfibriladores porque salvan la vida de las personas. Por eso también pensamos que sería muy interesante que hubiese en todas las comunidades de vecinos.

A nivel profesional, ¿cómo es ser sanitario de emergencias?

R.V. Es un desafío porque la misma enfermedad al verse en distintos escenarios cambia por completo. Y cada llamada también es distinta. Podemos estar atendiendo un infarto y al rato estar viendo un accidente de tráfico o un niño con una obstrucción de la vía aérea. Es totalmente inesperado. También tenemos la suerte de trabajar muy cerca de las familias, nos ven cómo trabajamos. Y eso es muy bueno porque ven en todo momento el esfuerzo que estás realizando para salvar la vida de la persona que está enferma. Incluso cuando las cosas no van bien, si fallece su ser querido, tienen su duelo interior, pero se quedan tranquilos con la atención recibida. El tratar a una persona en el momento más agudo y tener a la familia cerca se establece una relación de minutos, pero hay una relación de confianza mutua entre la familia y eso es algo que a nosotros nos reconforta muchísmimo.   

E.M. Es una profesión muy vocacional. Lo llevas en la sangre y te gusta un montón, aunque es cierto que vives momentos muy complicados pero que, a la vez, te llenan mucho. Siempre me ha llamado la atención ese momento tan crítico en el que la persona pasa de estar sana a estar enferma y necesitarte. Resolver esa situación de emergencia, poner todos tus conocimientos y habilidades al servicio de esa persona es muy satisfactorio. Pero también es muy satisfactorio poder ayudarle con gestos, con la cercanía a esa persona que sufre un momento tan complicado. Y luego es un trabajo en equipo. Somos cuatro personas actuando en ese momento agudo, nos entregamos a tope y nos necesitamos los unos a los otros. Es un trabajo en equipo muy bonito.