Al cierre de esta edición, el sacerdote Raúl Pérez Sanz (Guadalajara, 1983) pronunciaba en la concatedral de Santa María su pregón inaugural de la Semana Santa de la capital. Unos días antes de este momento, ofrecía a La Tribuna detalles como que iba a estar acompañado por la Agrupación Sinfónica de Guadalajara porque no solo quería expresarse con palabras, también requería de la música.
¿Qué ha supuesto para usted ser el pregonero de la Semana Santa de la capital?
Un orgullo. Quiero demostrar verdaderamente que merece la pena vivir la Semana Santa y vivir los misterios de Cristo.
¿Es la primera vez que ha sido elegido para pronunciar un pregón de estas características?
De Semana Santa, sí. He tenido la oportunidad de dar otro tipo de pregones, en Navidad, en las fiestas de algunos pueblos, pero de la Semana Santa, es el primero.
¿Qué relación guarda con la Semana Santa de Guadalajara?
Estoy cercano a todas las cofradías porque he estado cinco años de vicario parroquial de la concatedral y como secretario del Obispo de Sigüenza-Guadalajara, por lo tanto, le he acompañado muchas veces en su caminar.
Este año, por fin, vamos a vivir una Semana Santa con normalidad después de tres años, ¿cómo invitaría a la gente a que la disfrutara de nuevo?
Precisamente, en el pregón, no hago alusión alguna al Covid o a la pandemia porque lo que hay que volver es a la normalidad. Tenemos que perder todos los miedos e invitaría a tirar para adelante. Hay que aprender de lo que hemos vivido, a tener más seguridad y ser más prudentes, pero viviendo con normalidad. Por eso, de la pandemia no sale ni una sola palabra.
¿Qué busca transmitir con su pregón a los fieles?
El pregón está dividido en cuatro partes, intercalando marchas de Semana Santa con poesía, oración, verso, narrativa y teatro. Es un compendio literario de muchas características literarias y que se narra el encuentro de un joven sacerdote con una mujer de Guadalajara que quiere irse al pueblo a vivir la Semana Santa de Guadalajara porque dice que la de aquí es aburrida y sosa porque no la conoce. A partir de ahí, comienza el relato de toda la Semana Santa de Guadalajara, de la que yo he vivido y como yo la he vivido.
¿Nos puede trasladar algunas de esas vivencias personales?
Cuento como, de pequeño recogía los folletos de la oficina de Turismo cuando estaba en la Plaza de los Caídos, o que yo nací en Guadalajara en la residencia nueva cuando se cambió de la vieja a la nueva, pero también hablo de la descripción de los pasos que hay ahora, las procesiones y también oraciones. Pedir por las mujeres y por los hombres violados, por los niños, por las familias y por diferentes situaciones de la vida de hoy de la provincia y de España.