Triple maternidad

Inmaculada López
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rene Rizo y Yamna Alhiane son dos de las mujeres residentes en la provincia que han sido madres en 2023 y, además, por tercera vez

Irene y Javier posan junto a sus tres hijos, Javier, Carlota y la pequeña Adriana, que nació el pasado abril mientras que Yamna Alhiane lo hace con el simpático Sami. - Foto: Javier Pozo / L.T.

Irene Rizo y Yamna Alhiane son dos de las mujeres residentes en la provincia de Guadalajara que han sido madres en lo que va de año 2023. En ambos casos, dieron la bienvenida al tercero de sus hijos. La pequeña Adriana, benjamina de Irene, nació hace apenas dos meses mientras que el precioso Sami llegó al mundo en enero. 


Tanto Irene como Yamna son conscientes de que, en la actualidad, cada vez es menos frecuente que las parejas se aventuren a tener hijos y, mucho menos, a formar una familia numerosa como ellas. «El principal factor es el económico y el laboral», afirma con rotundidad Irene. «Todas mis amigas me dicen lo mismo, que no han tenido más hijos por falta de estabilidad económica», comenta. Los motivos profesionales también tienen un peso fundamental a la hora de renunciar o retrasar la maternidad, ya que muchas mujeres se ven obligadas a decir que no a proyectos o ascensos en el mundo laboral cuando son madres. «Tienes que renunciar a ofertas de trabajo mejores y a otras muchas cosas. Renuncias a todo por tu familia y, sobre todo, es un compromiso que adquieres de por vida. Lo haces porque te gusta, pero hay que tenerlo muy claro», indica esta guadalajareña de adopción, quien considera que, en la actualidad, «la conciliación real es inexistente» porque «no existen ayudas y políticas que la fomenten». Además, esta madre trabajadora de 38 años advierte, como así lo demuestran las estadísticas, que la caída de la natalidad en España y también en la provincia podría ser incluso mayor si no fuera por las familias inmigrantes.

«En las revisiones pediátricas jamás he coincidido con ninguna mujer española de mi rango de edad y todas son inmigrantes», señala. Un ejemplo de esta realidad social es Yamna Alhiane, que reside con su familia en Sacedón desde el año 2012. Para esta inmigrante marroquí, la familia es el pilar de su vida. «Mis padres y mis hermanos, toda mi familia está en Marruecos y por eso mi marido y yo hemos querido tener una familia grande porque nuestros hijos son los que nos dan más alegría», declara. A nivel económico, Yamna reconoce que tener tres hijos, como es su caso, supone «un esfuerzo importante», pero «su futuro y educación son nuestra prioridad». «Supone mucho gasto, pero para eso trabajamos tanto mi marido como yo, para que no les falte de nada. Los tenemos porque sabemos que somos responsables y que podemos hacerlo. No vinimos a España a gastar dinero en nada, sino a labrar un futuro, lo más importante es que no nos falte trabajo». 

Irene y Javier posan junto a sus tres hijos, Javier, Carlota y la pequeña Adriana, que nació el pasado abril mientras que Yamna Alhiane lo hace con el simpático Sami.
Irene y Javier posan junto a sus tres hijos, Javier, Carlota y la pequeña Adriana, que nació el pasado abril mientras que Yamna Alhiane lo hace con el simpático Sami. - Foto: Javier Pozo / L.T.

Irene y Yamna también son ejemplo de dos realidades distintas en la crianza: la de la ciudad y la del mundo rural. Aunque ambas se muestran satisfechas con su lugar de residencia, la capital y Sacedón, sí encuentran carencias o aspectos mejorables. «En la ciudad tenemos cubierto el acceso a los servicios básicos como puede ser la sanidad, la educación, etc. Pero como cada vez hay menos niños, pues las ratios se reducen en los colegios, hay medios pediatras y médicos especializados... Todo se adapta a que haya menos niños», sostiene Irene. Por su parte, Yamna confiesa estar «muy contenta» con vivir en un pueblo como Sacedón porque « todos los vecinos nos conocemos y hay más tranquilidad para los niños, no tenemos miedo de que les pase nada cuando salen a jugar a la calle». Sin embargo, vivir en el medio rural les ofrece más dificultades a la hora de realizar trámites relacionados con su situación como extranjeros, para el envío de dinero a sus familias y menos posibilidades de relación con sus compatriotas. «Echamos de menos tener una mezquita o escuelas para que los niños aprendan árabe como sí que hay en la ciudad», dice Yamna. Eso sí, estas dos mujeres coinciden en que, a pesar de los muchos esfuerzos, sacrificios y renuncias que conlleva ser madre por tercera vez, «es tremendamente satisfactorio».