Los nacimientos se desplomaron un 33,5% desde el año 2016

Inmaculada López Martínez
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La importante caída que sufre la natalidad provocó que, desde el año 2020, el saldo vegetativo de la provincia de Guadalajara sea negativo, es decir, que haya un mayor número de defunciones que de alumbramientos

El sector de las escuelas infantiles es uno de los más castigados por esta realidad. - Foto: Javier Pozo / Archivo

La caída de la natalidad que España viene sufriendo en los últimos años, especialmente creciente desde la crisis económica de 2008 y todavía más acusada con la crisis del coronavirus, tiene su reflejo evidente en Guadalajara. Según los datos más recientes publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el número de nacimientos se desplomó un 33,5 por ciento en la provincia alcarreña en los últimos siete años, pasando de 2.363 en 2016 a 1.571 el pasado 2022. 
Además, todo hace indicar que esta tendencia a la baja en el alumbramiento de bebés continuará estando presente en 2023. Y es que, en base a las estadísticas del INE, durante el primer cuatrimestre de 2023, nacieron 503 niños, lo que supone 11 más que en el mismo período de 2022 pero 247 menos que en 2016.

Tal y como confirma José Luis Talegón, profesor de la Facultad de Sociología y Ciencias Políticas del Centro Asociado de la UNED en Guadalajara, «se aprecia claramente que, a partir de la crisis del 2008, ha habido unos cambios demográficos bastante importantes en nuestro país». «Ahora mismo, tenemos una población, la española y la particular de Guadalajara, en la que se da un crecimiento vegetativo negativo, es decir, hay más muertes que nacimientos y eso se quiera o no repercute», afirma. Efectivamente, la serie histórica que ofrece el INE de los últimos siete ejercicios demuestra que, a partir del año 2020, se produjo un cambio radical en la evolución del saldo vegetativo de Guadalajara, que pasó a ser negativo (más defunciones que nacimientos) tras décadas de resultado positivo. En concreto, en 2022 se produjeron 795 más muertes que alumbramientos en la provincia; en 2021 fueron 231; y en 2020 la diferencia fue de 885, cuando también tuvieron una repercusión muy importante los fallecimientos por Covid.

Respecto a las causas de esta bajada tan fuerte de la natalidad, el profesor Talegón enumera diferentes factores socioeconómicos. El primero y principal es «el cambio radical de valores que se está produciendo en la sociedad». «En generaciones anteriores, tener un hijo era lo más apasionante del mundo y ahora no es lo prioritario para muchas parejas», indica. Además, España es uno de los países del mundo con tasas de fecundidad más bajas y donde las mujeres retrasan más la maternidad, fundamentalmente, hasta que consiguen una posición laboral estable, lo que redunda en el descenso de nacimientos. «Como se sabe, a partir de los 35 años la fertilidad empieza a decaer. Con lo cual, empezamos a ver que hay muchas mujeres que se hacen tratamientos para tener descendencia», recuerda este sociólogo.

En el caso concreto de Guadalajara, de las 503 mujeres que fueron madres entre enero y abril del presente 2023, 183 se encontraban en el rango de edad de entre 35 y 39 años; 138 tenían entre 40 y 44 años; 51 superaban los 45 años; 82 tenían entre 30 y 34 años; y tan sólo 49 contaban con una edad por debajo de los 30 años. Dicho de otra manera, el 73,9 por ciento tenía más de 35 años. Por otra parte, la insuficiente capacidad económica de las familias para afrontar la crianza de todos los hijos que desearían tener es otro de los hándicaps que también tiene un efecto directo en la actual realidad demográfica.
Inmigración

En este contexto, Miguel Ángel Talegón alude al papel que desempeña la inmigración para que este fenómeno sociológico sea menos acusado. «El futuro de nuestra población está en los inmigrantes. Los inmigrantes, quizá por los valores que todavía traen de sus orígenes, tienen la mentalidad de tener hijos, lo que especialmente se observa entre los subsaharianos y marroquíes», señala. En este sentido, el profesor Talegón se refiere al caso concreto del Corredor del Henares. «Es una zona de España donde ha habido un fuerte un crecimiento económico, donde se asienta mucha población inmigrante y donde el descenso de la natalidad nos ha afectado menos que en otras regiones del país», sostiene. De hecho, tal y como recuerda este docente de la UNED, «la provincia de Guadalajara está en un término medio en la pérdida de natalidad, ocupa el puesto 17 entre las que menos pierde y no cabe duda que el Corredor de Henares influye en ello». A nivel económico, las consecuencias de la baja natalidad se dejan notar de manera más intensa en sectores como el de la fabricación de productos para bebés o el de las escuelas infantiles.

Así lo confirma Olga Mingorance, presidenta de la Asociación Provincial de Centros Privados de Educación Infantil. «La tendencia a la baja de la natalidad, que la llevamos  observando desde la crisis del 2008, es generalizada y se ha acentuado con la pandemia. Somos uno de los sectores más castigados por esta situación», declara. «El elevado coste de vida, la inestabilidad económica familiar y la ausencia de ayudas reales para la conciliación no contribuye en nada a revertir esta problemática porque muchas mujeres nos transmiten que sí les gustaría tener un hijo o más hijos de los que tienen, pero su situación económica o laboral no se lo permite», asegura. 
Conciliación

Por este motivo, desde la Asociación Provincial de Centros Privados de Educación Infantil consideran que debería existir «un cambio radical» de políticas con el objetivo de promover la natalidad y la conciliación real entre la vida familiar y laboral. «Debería ser una prioridad de los gobiernos a todos los niveles», reclama Mingorance, quien también alude a la crisis del Covid y la implantación del teletrabajo como otros dos de los factores que también han hecho disminuir las matrículas en las escuelas de educación infantil.  A medio plazo, el impacto económico que supondrá el descenso de los nacimientos junto con el envejecimiento de la población, la precariedad laboral y el elevado índice de desempleo juvenil «va a hacer que suframos unos 10 ó 12 años de fuerte presión sobre la Seguridad Social», advierte Miguel Ángel Talegón. «La rebaja de los sueldos va a hacer muy difícil financiar las pensiones de los que se jubilan ahora, que van en masa y con buenos sueldos, con lo cual, les corresponden unas pensiones muy por encima de la media actual». «Si las pensiones no se puede financiar con las nóminas de los que trabajan, habrá que hacerlo con financiación de otro tipo. No sé si será un renta universal u otro tipo de impuestos, pero es una cuestión de calado que los políticos tendrán que estudiar a fondo y ponerse de acuerdo», analiza este docente. 
En todo caso, el profesor Talegón considera que, a la larga, la caída de la natalidad tanto a nivel nacional como provincial «no será un problema» sino que «se irá solucionando». «La sociedad se irá adaptando y estará compensado en gran medida, como está ocurriendo ahora, con la llegada de inmigrantes a quienes tendremos que seguir aceptando, reconociendo y compartiendo con ellos», concluye.