El campo, asfixiado por la crisis energética y de suministro

Inmaculada López
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Los agricultores y ganaderos de la provincia aseguran que sufren una situación «dramática» debido a la subida desorbitada de los costes de producción, especialmente, de los abonos y los piensos

El campo, asfixiado por la crisis energética y de suministro - Foto: Javier Pozo

La crisis mundial desencadenada por la falta de suministros y el incremento leonino del precio de la energía está provocando un efecto nefasto en prácticamente todos los sectores económicos del país. Sin duda, uno de los más damnificados es el agropecuario donde los costes de producción se han disparado a unos niveles inasumibles para poder garantizar su rentabilidad. Así lo confirma el presidente de la Asociación Provincial de Agricultores y Ganaderos (APAG), Juan José Laso, quien transmite la «preocupación» e incluso el «miedo» que, en estos momentos, viven los agricultores y ganaderos de la provincia ante este panorama tan incierto. «Todos los años suele haber una subida de precios cuando empiezan las nuevas siembras, pero lo que está ocurriendo este año no tiene parangón. Esta subida tan brutal de los costes de producción nos ha dejado realmente asustados», declara.

En el caso concreto de la agricultura, en los últimos meses, se ha incrementado sobremanera el precio de todos los elementos que afectan al trabajo diario de esta actividad básica (maquinaria, gasoil, seguros, semillas, fitosanitarios, etc.), pero la subida más desorbitada, entre un 239 y un 307 por ciento, es la que afecta a los fertilizantes. «El precio de los abonos se ha triplicado con respecto al año pasado y  el principal insumo de una explotación típica cerealista de Guadalajara es el abonado», recuerda el presidente de APAG. Por este motivo, Juan José Laso confirma que la gran mayoría de los agricultores de la provincia «nos estamos pensando no echar abono al precio actual porque sería antirrentable». «El precio del cereal es muy volátil y no depende de nosotros, no sabemos al año que viene por estas fechas a cuánto se pagará cuando lo vendamos. Y tampoco sabemos qué cosecha habrá porque el clima tampoco depende de nosotros. Estamos atados de pies y manos», añade. 

siembra de cebada. Tras concluir la siembra del trigo, los agricultores guadalajareños inician ahora la siembra de la cebada con enorme incertidumbre, planteándose no utilizar los fertilizantes de fondo habituales en esta primera labor de la temporada y esperar a los meses de enero y febrero «a ver si se relajan un poco los precios», apunta Laso. 

El campo, asfixiado por la crisis energética y de suministroEl campo, asfixiado por la crisis energética y de suministro - Foto: Javier PozoPrecisamente, ésta es la única alternativa factible que encuentra Rubén Ortega, joven agricultor de Trijueque. «En circunstancias normales, yo ahora mismo estaría sembrando, pero no hay ganas porque el problema que tenemos es muy gordo. Muchos compañeros están parados porque hay miedo. Si abonamos con estos precios, hay un serio riesgo de quiebra», advierte. «Lo que vamos a hacer la mayoría es no abonar la cebada en la siembra y esperar algún mes a ver qué pasa». 

En cualquier caso, los agricultores son conscientes de que decantarse por esta opción es asumir un importante descenso de la producción durante la próxima cosecha. «Conllevará una reducción de producción tremenda. Sin haber empezado prácticamente a sembrar o teniendo el campo recién sembrado no poder utilizar abonos es, prácticamente, asumir un fracaso», lamenta el máximo responsable de APAG.  «La situación que atraviesa el sector es un auténtico drama, estamos al límite», sentencia Ortega.

Ganadería

La ganadería también padece un aumento de los costes de producción sin precedentes, sobre todo, del pienso, cuyo precio actual es un 30 por ciento superior al del año pasado, afectado directamente por el encarecimiento de los cereales. Si ya de por sí la realidad de este sector es muy delicada, con un progresivo cierre de explotaciones en los últimos tiempos, la crisis energética mundial la está agravando todavía más. «Los ánimos están bajos porque la ganadería es aún más esclava que la agricultura y, la verdad, es que todos los insumos y la energía están por las nubes», afirma Juan José Laso. 

«No llegamos a fin de mes», corrobora Valentín García, veterano ganadero de Molina de Aragón, quien cuenta con una granja ovina de 750 cabezas. En concreto, Valentín calcula que los gastos generales para mantener a flote su explotación (luz, gasoil, maquinaria, piensos, etc.) han aumentado un 80 por ciento con respecto a 2020. Asimismo, recuerda que en esta época del año es cuando los animales necesitan más pienso. «Por las inclemencias del tiempo, vivimos en una comarca pobre de pastos y es ahora cuando mayormente tenemos que alimentar al ganado», comenta. «El pienso que el año pasado me costaba 3.000 euros, ahora me vale 4.000. Así es muy difícil sobrevivir», afirma con desesperación.

Consumidor

Por otra parte, este molinés insiste en que el desmesurado aumento de los costes de producción que está sufriendo el sector primario no influye de manera equitativa en los precios que se pagan en origen y que, una vez más, el intermediario «es el que gana». De nuevo, el mal uso de la cadena alimentaria se pone en evidencia. «La pieza de lechal nos la están pagando a unos 65 euros y el gordo a unos 85 euros mientras que el consumidor lo está comprando al doble en el supermercado», detalla. Sobre esta cuestión también advierte el presidente de APAG. «El aumento de costes no repercute en el precio que se paga al productor, pero sí en el consumidor. Al final, esto es una puñalada para los consumidores porque afecta directamente en la cesta de la compra», argumenta.

De hecho, los ciudadanos ya están empezando a notar la considerable subida de precios que están experimentando los productos de primera necesidad. «Los precios están subiendo muchísimo desde hace un mes y medio o dos meses, subidas de hasta un 30 por ciento en bastantes cosas», ratifica Raúl Bermejo, propietario de una pequeña tienda de alimentación en el barrio de Los Manantiales. «Ha subido todo en general: el pan, las conservas, la fruta, la verdura».

Nos encontramos, pues, ante la campaña agrícola más cara de la historia. De hecho, según las asociaciones, el sector primario se encuentra en una situación seriamente comprometida y, si las explotaciones se ven abocadas al cierre, el suministro de alimentos básicos podría no estar garantizado.