Saliendo del frío

Fernando López Herencia
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Los indicios del inicio de la primavera dejan atrás un invierno de frío y nieve

Saliendo del frío

Solo ha pasado un mes de la gran nevada, de la imagen del invierno más crudo superando la nieve el medio metro de espesor, seguido de varios días de fuertes heladas que parecían no terminar. Fueron jornadas en las que las temperaturas máximas no superaban los cero grados, teniendo que recordar en décadas pasadas unas condiciones que igualen a éste episodio ambiental. Sin embargo, ahora, en pleno mes de febrero cada día se acentúan más los indicios del inicio de la primavera, incluso adelantándose con respecto a otros años. Hay almendros florecidos, campos y cunetas de caminos y carreteras cubiertas de florecillas blancas y amarillas, así como muchos árboles con los brotes a punto de abrir y otros en flor, como los sauces.

 Gracias a la subida de la temperatura, el romero empieza a teñirse de azul. Millones de pequeñas flores, que darán una alegría a los apicultores esperando que estén cargadas de néctar gracias a las últimas lluvias. Falta les hace a las abejas tener un buen comienzo de temporada para empezar a criar y ponerse fuertes para paliar, en parte, la grave situación de éstos y otros insectos polinizadores. Su función en la naturaleza es absolutamente vital. Su desaparición acarrearía catastróficas consecuencias para nuestra propia supervivencia.

Pero el acontecimiento de la vida silvestre más vistoso en estos días quizás sea el del regreso de las grullas a sus puntos de cría en el norte de Europa. Cientos, miles de ellas han cruzado esta semana nuestra provincia adelantándose con respecto a otros años.Son fáciles de identificar y de ver pues a pesar de la gran altura a la que vuelan a veces, formando escuadrones en forma de uve para paliar la resistencia del aire, su potente sonido las delata, haciéndonos mirar hacia el cielo y dándonos un poco de envidia ya que ellas no están sujetas a las normas actuales para viajar.

Saliendo del fríoSaliendo del fríoUn síntoma primaveral de antaño era la llegada de las primeras cigüeñas, pero ahora se ha perdido. Muchas ni siquiera abandonan su nido en toda la temporada y otras en noviembre o diciembre vuelven y pasan el invierno entre nosotros. Pero sí se ven ya las primeras golondrinas y aviones gracias a que muchos insectos han despertado de su letargo, lo cual beneficia al milano negro, ave carroñera pero muy insectívora y que en estas fechas hace su aparición adornando con su estilizada silueta nuestros campos.

Las aves acuáticas invernantes inician la retirada como los ánsares, mucho más silenciosos que las grullas incluso volando por la noche en etapas de varios cientos de kilómetros. También hay patos, como el cuchara, rabudo, cerceta común y porrón europeo. Alguna de nuestras rapaces ya tiene finalizada la puesta, como la emblemática águila real. También los buitres, obligados por el largo desarrollo de sus pollos no saltan del nido hasta el verano y algunas más madrugadoras ya tienen pollos. Es el caso del cárabo, en algún hueco de viejos árboles a cubierto de miradas indiscretas de otros depredadores.

Saliendo del frío
Saliendo del frío
El búho real ya está entregado a la crianza de los pollos pues es la nocturna que antes comienza la reproducción. En algún cortado, con prismáticos de largo alcance o telescopio, es posible ver el blanco plumón de los pequeños cuando no están cubiertos por sus progenitores. Las parejas de halcón peregrino ya están en nupcias con sus espectaculares y vertiginosos vuelos defendiendo el nido de intrusos, ya sea en algún acantilado rocoso en plena naturaleza o en ciudades donde han elegido lugar en edificios para establecer la puesta. También se observan las primeras escaramuzas de los gorriones ante la llegada de la nueva estación y en las noches más serenas, en la lejanía del campo y en muchos parques urbanos, se escucha el silbido del pequeño autillo, la rapaz nocturna de menor tamaño, que al ser insectívora también ha sufrido la drástica disminución de los insectos.