Almonacid (29 de febrero de 1884)

Plácido Ballesteros
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Apuntes artísticos de la provincia de Guadalajara

Almonacid (29 de febrero de 1884)

El 29 de febrero de 1884, seis años después del Paseo artístico por la provincia de Guadalajara,  al que hemos venido prestando atención en las últimas semanas, La Ilustración Española y Americana ofreció un nuevo reportaje sobre nuestra provincia, ilustrado también con dibujos del pintor Isidoro Salcedo Echevarría, que por entonces ya se había convertido en colaborador gráfico habitual del semanario madrileño.

Esta vez el título elegido por el reportero Eusebio Martínez de Velasco, encargado como en las anteriores ocasiones de comentar la lámina de nuestro artista, que contenía ocho dibujos, fue el de Apuntes artísticos de la provincia de Guadalajara.

Un título que, analizados los dibujos del grabado y el texto del reportaje, no se ajusta exactamente con su contenido como veremos.

El primero de los dibujos, que ya comentamos hace unas semanas cuando tratamos del Castillo de Zorita, corresponde a la iglesia de aquella fortaleza. Otros cuatro pertenecen respectivamente: uno a Almonacid, dos a Bolarque y otro a Pastrana. Pero, aunque como se ha indicado el título del reportaje hace referencia únicamente a nuestra provincia, los responsables de la revista incluyeron en el grabado de Salcedo otros tres dibujos que no corresponden a la misma: la Picota y la Puerta de la muralla de Buendía y el ábside de una de las iglesias Huete. En próximas semanas volveremos sobre este asunto.

Hoy nos centraremos en el comentario del dibujo correspondientes a Almonacid de Zorita y en el dedicado al paraje natural del llamado Salto de Bolarque.

Para comenzar, detengámonos como en otras ocasiones en el texto que los acompañaba, escrito como hemos adelantado por Eusebio Martínez de Velasco. Unos fragmentos que, como ustedes podrán apreciar, nos remiten tanto por su estilo como por su contenido al más puro romanticismo histórico literario de finales del siglo XIX:  

«La vasta comarca del centro de España, que tiene el nombre popular de Alcarria, guarda recuerdos artísticos de gran valía, porque todas las razas dominadoras de nuestra patria, desde la celtíbera hasta la de los cruzados de la Reconquista, han dejado en ella magníficos testimonios de civilizaciones que ya pasaron, en sus antiguos templos, en sus feudales castillos, en las carcomidas murallas de sus históricas ciudades.

Antes de que esos testimonios desaparezcan para siempre, barridos por el huracán de los siglos, el lápiz del Sr. Salcedo ha consignado algunos de los más importantes en el grabado que damos (...).

El núm. 2 es una vista de la calle de la Iglesia, en Almonacid de Zorita, en el acto de verificarse la corrida de un toro enmaromado, que allí se denomina Baco, en la tarde del 8 de Setiembre, cuando se celebra la festividad de la Patrona del pueblo.

El núm. 3 representa el valle de Bolarque, visitado frecuentemente por artistas; está situado a cinco kilómetros de Almonacid de Zorita, al pie de la sierra, y le ha revestido la Naturaleza de majestad severa: riscos escarpados de formidable altura, cavernas profundas, rocas enormes sobre el Tajo, cuyo tranquilo curso interrumpen hasta obligar a las aguas a saltar sobre ellas, formando espumosos torrentes, que se llaman Los Chorros de Bolarque.

Comentemos ahora los dibujos. El primero, el de la corrida del toro enmaromado en Almonacid es bastante conocido, pues tras su publicación en el reportaje de La Ilustración…, fue editado a parte como litografía coloreada, y suele ser muy frecuente que las librerías anticuarias lo ofrezcan en subastas de material dedicado a la tauromaquia.

Pero por mi parte, además de destacar el realismo y la viveza con que nuestro pintor dibujó a los distintos personajes que participaban en el festejo taurino, quiero llamar la atención sobre el escenario en que tuvo lugar y la festividad en cuyo honor se celebraba el acontecimiento.   

El reportero nos sitúa en la calle de la Iglesia de Almonacid, fácil de reconocer pues el paisaje urbano de esa parte de la población no ha sufrido a penas cambios en el casi siglo y medio transcurrido desde entonces, además de verse con claridad la llamada puerta de Zorita al fondo, que cerraba uno de los accesos a la villa. Descrito el escenario, fijémonos ahora en el motivo del evento, la celebración del día de la Patrona de la localidad, que en Almonacid es la Virgen de la Luz. 

Un patronazgo del que no se puede precisar su origen. Pero al que sin duda contribuyó bastante un suceso ocurrido en 1539 en vísperas de la festividad de la virgen de septiembre en aquel mismo entorno. Se trata del llamado "Milagro del pajarito", ocurrido dicho día y del que nos dejó fiel constancia el historiador almorcileño Mathías Escudero,  que pocos años después de ocurrir el suceso lo recogió en su "Relación de casos notables", obra interesantísima que recoge numerosos sucesos ocurridos en la Alcarria a lo largo de casi todo el siglo XVI:   

«…hay una imagen de Nuestra Señora en la puerta de Zorita, en lo huevo de encima de la puerta de la villa, en una caja puesta. Y aunque estaba aderezada, por su mucha antigüedad estaba muy vieja, y la caja do estaba la imagen tenía algunas arañas. Y la capilla de lo hueco de toda la puerta estaba llena de telarañas colgando. Como no había gentes devotas que tuviesen cuenta con alimpiar aquella capillica, y viendo Nuestro Señor y su Madre bendita el gran descuido y poca devoción que había en las personas de esta villa en alimpiar aquella caja y capilla de Nuestra Señora a do estaba su imagen, envió el Señor y su Madre bendita en el año de mil e quinientos e treinta y nueve, vísperas de Nuestra Señora de septiembre, a la hora de las tres de la tarde después de mediodía, un pajarito muy hermoso y pequeño, a lo hueco de la capilla do estaba la imagen. Y con su pico y alas quitó las arañas, todas las que tenía la imagen en la caja. Y luego comienza a quitar las de la capilla, que eran muchas. Y como la gente entraba y salía a la villa y fuera, y vieron el pajarillo lo que hacía; y aunque las gentes estaban allí tan cerca dél no se iban admirados; y se llegó gran número de gentes, y el pajarillo todavía quedó haciendo su oficio de quitar las telarañas. Y de rato a rato, se asentaba en la imagen de Nuestra Señora. Y aunque había cantidad de gente mirando esta maravilla, no se iba el pájaro, y se estuvo quedo allí. Y habiendo limpiado todas las arañas, ya que era puesto el sol y hora de anochecer, sin que persona le hiciese mal, salió de la capilla y se fue. Vista esta maravilla, algunos vecinos tomaron devoción con alimpiar la dicha capilla.

Otro año siguiente, en el mesmo día y hora, tornó a venir el dicho pajarillo a la dicha imagen y capilla, y tornó a hacer otro tanto como el año pasado. Y a la fama dello acudió tanta gente que era maravilla. Y se tomó por testimonio. Y se fue a la mesma hora. Fue cosa de gran maravilla. Los vecinos devotos de Nuestra Señora y de esta imagen comenzaron a tener gran devoción, y aderezaron la portada muy bien …».