María Antonia Velasco

María Antonia Velasco


La pobre princesa

21/02/2021

Leonor, nuestra pobre princesa, quiere ir a Gales a un colegio inglés donde se inventaron, ya hace tiempo, los azotes. Y si no me creen lean a Woodehause (escritor inglés del que leí durante mi infancia y primera juventud todos sus libros), autor que gotea por sus páginas el humor en clave de la Gran Bretaña y sabe sacar ejemplo de esa cantera.
Pero la futura reina no va a poder ingresar, aunque sus padres paguen con su asignación los gastos de un bachillerato sencillamente caro: 76.000€ por dos años de estudios (suponiendo que vayan incluidos los de protección a una menor). No va a poder, porque al actual Gobierno no le gusta y como este país ha perdido la fuente de ingresos del Turismo a causa del coronavirus y Sánchez está irritado y sobrepasado, acabará en la escuela más cercana a su domicilio.
Tampoco la vida en Gales me parece muy cómoda pues tendrá que compartir habitación con tres chicas, tendrá que estudiar en un idioma que no conoce (al menos no tanto como el español) y se sentirá incómoda con unas costumbres que no son las suyas… y tal y cual. Y, además, lejos de la familia.
Sin embargo, creo que Leonor ha recibido en su casa la educación suficiente (incluso de cara a esta aventura), para ser una reina… Y, me parece que podrá con todo.
Otro asunto es si llegará a reinar. No creo que el mundo ruede por semejantes caminos. El Vice del moño es enemigo de cualquier realeza, sin medir las consecuencias. Pero la monarquía ya está consensuada en los tratados constitucionales de 1978, donde se dice que España es una nación compuesta por Autonomías y con un Rey o Reina a la cabeza.
En fin, si Leonor no tiene suerte y le prohíben —el Gobierno, sus padres o quien fuere— permanecer un par de años en Gales, reinará años después en un país que no entiende ya que hace mucha falta viajar para conocer lo tuyo y compararlo con el resto de las realidades, puesto que viendo y escuchando gentes diferentes te puedes curtir en la inteligencia del mundo, que es mucha y diversa. 
Si Leonor se queda en casa no entenderá más que la situación presente, pero sí consigue seguir su impulso puede convertirse en una mujer-reina que comprenda mejor que nadie a qué clase de realidad ha llegado y cómo enfrentarse a sus muchos problemas. Y en el momento oportuno. No sólo es que cambiaría sus puntos de vista, es que entendería al mundo que cada vez se hace y se deshace en una danza macabra, como es la siniestra realidad en la que estamos viviendo.
—¿Qué estamos pasando?¿qué estamos haciendo?— susurra la homónima protagonista Leonor del escritor Anthony Doerr en su libro El muro de la memoria.
—Mantenemos la esperanza—susurra Pheko.
Mantenemos la esperanza. En este inicio de año, con la tercera ola del virus en nuestras vidas, sólo podemos mantener la esperanza. Sólo la esperanza de salir de esto mediante esas vacunas supuestamente salvadoras… ¡Es admirable lo que la ciencia hace por nosotros, por las manos de esos investigadores que hacen una labor callada y fuera de los focos ocupados por políticos, donde no llegan nuestros agradecimientos!