«La literatura es alimento para el hambre y agua para la sed»

Inmaculada López Martínez
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La escritora guadalajareña acaba de publicar 'El otro lado del lienzo', una maravillosa novela que llevaba mucho tiempo escrita y que, por fin, puede compartir con los lectores

La escritora guadalajareña, Pili Zori. - Foto: Javier Pozo

Pili Zori (Guadalajara, 1956) lleva toda la vida entregada a la literatura en sus múltiples facetas: la lectura, la escritura y como coordinadora de uno de los más de 40 clubes que alberga la Biblioteca Pública de Guadalajara. El pasado jueves presentó en la capital El otro lado del lienzo, una fantástica novela que llevaba varios años terminada y que había sido premiada en tres prestigiosos certámenes nacionales (finalista de los premios Ciudad de Badajoz 2012, Azorín 2013 y Fernando Lara 2017). «Se merecía sacarla del cajón», afirma la autora al tiempo que agradece el apoyo y mecenazgo del Ayuntamiento de Guadalajara por haber hecho realidad su edición y publicación.  

¿Cómo se adentra en el mundo de la escritura?

Suele ser como un flash, como un enamoramiento. Viene un detalle y luego va germinando hasta que toma forma. En mi caso y supongo que en el de cualquier escritor, forma parte de mi estructura emocional y mental. Estoy constantemente en dos calles paralelas circulando, nutriéndome de todo lo real y de la imaginación. Es una forma de ser.

La escritora guadalajareña, Pili Zori.La escritora guadalajareña, Pili Zori. - Foto: Javier PozoAcaba presentar en Guadalajara su novela El otro lado del lienzo,. ¿Qué significa para usted haber podido publicar esta obra que había escrito hacía tiempo? 

Significa muchas cosas. El primer embrión de esta obra data de los años 90 y se tituló Temple sobre tabla. Empecé a enviarla a concursos y como no pasaba nada, decidí guardarla en un cajón porque pensé que tenía algún error de bulto y que yo no me había dado cuenta. Después, cuando fui miembro del jurado del Premio de Narrativa Camilo José Cela de la Diputación Provincial comprendí lo que había pasado, no estaba cumpliendo las bases en cuanto a formato. Mientras tanto, yo seguí escribiendo y publicando y pasó una cosa muy curiosa. Se nos cayó en casa el disco duro externo del ordenador y se rompió, así que no me quedó más remedio que sacar esta novela del cajón de la Bella Durmiente y la abrí para transcribirla de nuevo al ordenador. Había pasado mucho tiempo y yo había evolucionado como escritora, pero me seguía gustando la frescura que tenía. Así que decidí reescribirla y fue mucho el cambio que experimentó. Es cierto que seguía gozando del mismo espíritu, de la misma trama, pero hubo una evolución. La registré como algo nuevo y con un nuevo título, El otro lado del lienzo, y por eso es otra novela.

¿Por qué pasa tanto tiempo hasta que la publica?

La novela había sido premiada, pero no publicada. Yo quería que esta novela estuviese en mi ciudad, entre los tesoros más pequeños o más grandes del patrimonio de mi ciudad. Si había que hacer una presentación yo me quería sentir arropada por mi gente, por mi club de lectura, por mi familia, por los amigos, por esas personas que cuando convocase les apeteciese estar ahí. No quería oropeles, quería autenticidad. La gente alcarreña somos excesivamente humildes, traemos siempre cosas de fuera pensando que son más brillantes y aquí hay una cantera de artistas increíble, esta ciudad es cultural por excelencia y no tiene nada que envidiar a las demás.

Háblenos del argumento…

Dafne es una mujer de origen enigmático que, tras la muerte de sus padres adoptivos en la adolescencia, su vida se queda truncada. Pasados los años, un buen día comienza a tener sueños extraños, pero no solamente nocturnos sino también diurnos. Entonces, empieza un peregrinaje por psicólogos, psiquiatras y médicos que resulta fallido hasta que, buen día, conoce a Mauricio Sender que es un doctor en Psiquiatría un poco raro porque también es antropólogo y parapsicólogo. Él da con la clave: Dafne y Ornela son la misma persona. Y, desde su puente, viajamos hasta el Quatrrocento, en la Florencia de los Médici, que es un tiempo en el que hay oscuras pasiones, conjuras, crimen, amistad, etc.

Éste es el tercer libro que publica y el sexto que escribe. ¿Cómo cree que ha evolucionado como escritora en todos estos años?

Considero que mis líneas maestras son las mismas a nivel personal, de interés, es decir, mis constantes vitales son las mismas. Pero creo que he evolucionado en el lenguaje, en el estilo, en la forma de escribir. Pules más y consideras más otras cosas. 

¿Cuáles son las temáticas que le interesan a la hora de escribir?

Me considero una escritora existencialista y, por tanto, me interesa el amor, la amistad, la ambivalencia de los odios y los amores y todo lo bueno y malo que tenemos las personas en nuestro interior porque las personas somos capaces de lo mejor y de lo peor. Me interesa el dolor y, por supuesto, soy consciente de la muerte. Por otro lado, en mis novelas se ven mucho como leitmotiv las mujeres que se hacen así mismas y me interesa mucha la resurrección del Fénix, es decir, que la gente tenga segundas oportunidades. Considero que todo el mundo es recuperable incluso en su peor momento.

¿Qué es para usted la literatura?

Para mí la literatura es alimento para el hambre, agua para la sed, una patria más universal y el refugio al que escaparme para volver a mi hogar y a mi vida siendo mejor. La literatura es mi vida.

¿Cuáles son sus principales fuentes de inspiración, si las tiene?

La vida. Ya sé que es muy genérico, pero mi inspiración es ésa. Ya digo que voy en calles paralelas.

Fue pionera en participar y coordinar clubs de lectura. ¿Qué le aporta ser parte activa de la actividad cultural de la ciudad y, en concreto, de la de la Biblioteca? 

Yo encontré mi lugar de pertenencia en la Biblioteca Pública de Guadalajara durante los años que empecé a escribir esta novela. Eso me ha dado una carta de identidad que tengo que corresponder, ya no hay casi línea de separación entre mi familia y mi club de literatura. La artífice fue Blanca Calvo, que donde pone el ojo pone la bala. Yo entré en su club y estuve participando a raíz de una visita de Almudena Grandes a Guadalajara. Poco a poco, los miembros de aquel club se fueron multiplicaron y me ofreció coordinar uno. Ella siempre tuvo más fe en mí que yo misma. Fue ahí donde se estableció el vínculo con la Biblioteca y donde me desarrollé tanto a nivel humano como de amistad. Somos 32 personas en el club que coordino que hemos ido haciéndonos mayores juntos. Lo que se busca en un club de literatura es el desarrollo personal y el literario. Es muy bonito lo que pasa allí, son personas de todas las partes de la ciudad, con distintas adscripciones, con distintos estatus... Pero allí eso pasa inadvertido. Allí lo que importan son las opiniones, que es lo más personal, brillante y genuino que tenemos las personas. 

¿Y cómo es como lectora?

El día dura lo que dura, son 24 horas. Estoy sometida a las lecturas del club que coordino porque leemos una media de 100 páginas a la semana. Personalmente, tengo una biblioteca que es muy rica, pero me voy a morir sin haber leído mucho porque lo voy posponiendo por falta de tiempo. Como he comentado anteriormente, estuve en el comité de lectura del Premio de Narrativa de la Diputación Provincial durante 17 años como jurado y ahí me discipliné en sentido de saber cambiar de chip con cada novela. Cada escritor merece que lo leas, tú dejas colgado tu gusto personal y aplicas la herramienta de saber si eso es buena literatura, cuál es la intención de ese escritor y luego las cosas que aflojan o están bien. Hay gente muy buena, la pena que en los concursos sólo puede ganar una personas. En 17 años que participé en esta experiencia también pude apreciar un panorama muy grande del sentir y de lo que está interesando a la gente.

¿Papel o e-book?

Me da igual, soy lectora de los dos formatos. Yo me encuentro un prospecto por la calle y lo leo (risas).

¿Habrá un próximo libro de Pilar Zori?

Tengo en la cabeza desde hace mucho tiempo escribir una novela que esté próxima a la figura de Alfons Mucha, el pintor del Art Nouveau que ponía muchas flores a las mujeres y sobre todo el movimiento hippie de los años 60. Tardo una media de entre tres y cuatro años en escribir un libro. Los lectores piensan que los escritores escribimos en la dirección que ellos leen, pero no es así, trabajamos como en un pergamino: subes, bajas, bajas, subes…

¿Y tiene pensado publicar alguno de los que ya tiene escritos?

Me gustaría muchísimo, pero soy un poco desastre en lo que está fuera de la literatura, en todo lo que tiene que ver con la promoción y con buscar un editor. Pero, claro que me encantaría. Un escritor no escribe para que se quede en la oscuridad. Además, tengo una novela escrita titulada Con cobertura de blues,  que se desarrolla en la crisis del 2008 y es muy bonita. Me gustaría mucho verla publicada.