«El turismo no es la solución mágica a la despoblación»

Beatriz Palancar Ruiz
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"No soy un oriundo de la Sierra aunque soy un enamorado de ella", dice abiertamente Javier Colomo, quien preside desde hace algo más de un año la asociación Serranía de Guadalajara y tiene novedosos proyectos para promocionar el mundo rural

Javier Colomo es presidente de la asociación Serranía de Guadalajara desde hace un año. - Foto: Javier Pozo

Dice ser un enamorado de la Sierra, un sentimiento que Javier Colomo (Astorga, 1956) transmite de manera sincera. Llegó hace once años a Hiendelaencina con su familia, lleva un año como presidente de la asociación Serranía de Guadalajara, de la que estuvo antes cinco años como secretario, y está dispuesto a emprender muchos proyectos para dar vida a los pueblos. Como profesor de Filosofía jubilado, le preocupa la educación y considera que es una base fundamental para acabar con la despoblación. 

¿Cómo llegó a trasladar su domicilio a un pueblo de Guadalajara?
Vine a vivir aquí porque mi mujer tenía ilusión de poner un negocio de hostelería. Encontró una casa en Hiendelaencina. Yo trabajaba en Madrid y pedí el traslado. Nos fuimos a vivir al pueblo con dos niños, uno prácticamente recién nacido y otro con cuatro años. Conseguí la plaza en Guadalajara capital y durante dos años estuve llevándome a mi pequeñajo para dejarlo en una guardería al lado del instituto. El que era más mayor ya podía ir a Jadraque y lo llevaba el transporte escolar. Me fui enrolando aquí pero, al principio, hacía muy poca vida porque llegaba por la tarde y no podía hacer nada más que dedicarme a preparar mis clases.  Casi no conocía la zona, aunque me apetecía mucho, pero esta circunstancia cambió cuando me jubilé hace casi cinco años. Conocí a Fidel Paredes que era presidente de la asociación. El que era secretario lo dejó y como habíamos hecho buenas migas, me pidió que cogiera la secretaría. No pude decirle que no porque me jubilaba y tenía más tiempo. Fidel dejó la presidencia porque fue elegido alcalde de Villares, y después de Octavio Mínguez, me pidieron por favor que lo cogiera. Me resistía porque pensaba que no era la persona más adecuada porque, fuera del pueblo, nadie me conocía y tampoco tengo muchas relaciones, pero ganas no me faltan.

¿Qué le enamoró de la Sierra Norte cuando pudo conocerla?
Cuando pude empezar a caminar, me di cuenta de lo que había aquí. Este pueblo es un antiguo pueblo minero venido mucho a menos. Es una mina en muchos sentidos. A nadie se le ha ocurrido explotar esto. Caminando por el cañón del río Bornova, he visto que hay arquitectura industrial. Increíble desde el punto de vista histórico, industrial, faunístico, botánico. No en vano, estamos en el parque natural de la Sierra Norte. Tenemos un patrimonio que está infrautilizado. 

Javier Colomo es presidente de la asociación Serranía de Guadalajara desde hace un año.Javier Colomo es presidente de la asociación Serranía de Guadalajara desde hace un año. - Foto: Javier Pozo

¿Qué proyectos tiene la asociación Serranía de Guadalajara?
Nos hemos reunido una decena de pueblos de la zona para recuperar caminos y todo el patrimonio inmaterial de la toponimia menor que ya solo recuerdan los abuelos.  Juan Ramón Muñoz, de Robledo de Corpes, lo ha hecho en su pueblo y lo está haciendo en todos los demás y le estamos apoyando desde la asociación. Cuando llegué aquí vi que el Alto Rey tiene un ascenso asfaltado hasta arriba porque había un acuartelamiento militar. Creo que es un sitio increíble para hacer una prueba ciclista. Me empeñé y me encontré con gente que le interesaba hacer una prueba. Creo que es la marcha cicloturista, no competitiva, más exigente de toda Guadalajara y de toda Castilla-La Mancha. Se ha convertido en clásica y tiene siete años. Y también hay otras pruebas de montaña, como la media maratón minera que hemos hecho este año. Yo no tengo contactos pero me dedico a ser el promotor porque esto tiene un potencial bestial que todavía está por explotar. Estamos detrás de que se haga de uso deportivo el aeródromo de Villar de las minas. Se utiliza para el tema de incendios pero es una lástima que una infraestructura de estas características esté tan infrautilizada porque podríamos tener un turismo increíble de vuelo sin motor, ultraligeros, incluso con globos. Tenemos un potencial turístico bestial por tierra, aire y agua. Porque también la promoción de los deportes de agua, yo soy partidario de los que no tienen motor, es cero patatero en nuestros pantanos. Las posibilidades son inmensas pero  falta gente con iniciativa.

¿Por qué cree que esto es así?
Van a tener que empezar las iniciativas públicas para que las empresas privadas vean que se puede. No es fácil. La Sierra tiene muchas posibilidades pero hay que promover más desde lo público. El tema del aeródromo es un poco penoso porque llevamos trabajando, con el Ayuntamiento, desde hace tres años y nos encontramos que hay algún tipo de problema en la Junta de Comunidades y ahí está en la estacada ese proyecto de uso mixto. 

¿Cree que de todos estos proyectos para atraer turismo sirven para luchar contra la despoblación?
El turismo no es la solución mágica a la despoblación. El turismo es un factor necesario pero no suficiente. A corto plazo, la cosa está muy mal. 

Javier Colomo es presidente de la asociación Serranía de Guadalajara desde hace un año.Javier Colomo es presidente de la asociación Serranía de Guadalajara desde hace un año. - Foto: Javier Pozo

¿Es fácil dejarlo todo para irse a vivir a un pueblo?
No es tan difícil como se puede pensar. Hay una epidemia que es tan fuerte o más que la Covid, que es la pandemia de la urbanitis y eso es muy difícil de curar. El pensamiento urbano es como una droga de la que es muy difícil salir. Una cosa es decir que se vive bien en el pueblo y otra cosa es hacerlo. Hay una mentalidad muy urbana porque todos nuestros modelos son urbanos. Por ejemplo, hay un factor como es la educación que hay que cambiar. Y sé de lo que hablo porque he sido profesor y mis hijos estudian en un colegio rural. Resulta que la educación en los colegios rurales es fundamentalmente urbana. Los profesores vienen del mundo urbano y no se les exige ningún currículo distinto para trabajar en el mundo rural. Los chavales están metidos en sus aulas lo mismo que están metidos en la ciudad. Salen poquísimo al campo, apenas conocen el mundo en el que viven. Son los mismos libros que tienen un modelo urbano. El mundo rural no es una referencia. Mientras que no haya unos programas y una preparación específica de los profesores no va a ir bien. Además, son equipos educativos que tienen muy poca estabilidad.  Creo que debería haber una preparación especial para aquellos profesores que van al mundo rural y un incentivo. 

¿Y cómo se pueden dar a conocer las posibilidades del mundo rural?
Hay que dar facilidades. La despoblación rural es un tema de gravedad. En el mundo rural, se vive mejor que nunca. Nunca hubo unas condiciones de vida más cómodas en los pueblos pero vive menos gente que nunca y la despoblación sigue aumentando. La gente se muere y los niños no nacen. Para revertir ese proceso se requieren unas inversiones y un esfuerzo tremendo. Se ha gastado mucho dinero en las comunicaciones convencionales, en carreteras, pero han servido para que la gente pueda venir el fin de semana o el verano. Ahora, las comunicaciones telemáticas son fundamentales. Es prioritario que haya fibra óptica, pero también el fluido eléctrico. Los cortes de electricidad son constantes. 

En pandemia, parecía que el teletrabajo solucionaría el problema de la despoblación, ¿no es cierto?
Ha sido interesante porque ha sacado a algunas personas del mundo urbano para llevarlas al mundo rural pero ha sido algo testimonial. Realmente, no ha tenido continuidad. Para que la tenga, tiene que haber planes desde el Estado. Históricamente, las repoblaciones se han organizado con bonificaciones. Y el mundo de la educación tiene un papel fundamental para que los chavales conozcan y se sientan orgullosos del mundo en el que viven.

¿Han pensado en alguna iniciativa educativa para paliar esto?
Antes de la pandemia, ya pensamos en hacer el Día escolar de la Sierra, pero se nos cortó todo por los protocolos por el Covid durante dos cursos. Vamos a ver si a partir de este año lo lanzamos. Tampoco va a ser una panacea porque es una cosa multisectorial, y nada sencilla, pero hay que empezar a hacerlo. La idea es que los niños dediquen un día a conocer los pueblos, canciones, juegos, su paisaje, los cultivos, la economía de la zona. Al delegado de Educación, le encanta, y el Grupo de Desarrollo Local de Adel Sierra Norte ya ha trabajado en el tema y tiene algunos materiales preparados. Están haciéndose cosas pero las autoridades se lo tenían que tomar más enserio. No queremos dar más trabajo a los profesores. Queremos facilitarles materiales y que los niños de manera festiva dediquen un día a conocer el mundo en el que viven. 

¿Qué otros proyectos tienen en marcha en su asociación?
La recuperación de los antiguos caminos. Queremos apoyar a los grupos que se están moviendo en cada pueblo y, todo ello, con la colaboración del Parque Natural. Es un movimiento que ha surgido en la zona del Bornova y del Alto Rey. Hemos creado un grupo de whastapp llamado Camineros del Alto Rey y Bornova en el que están implicados doce pueblos con sus alcaldes. En Hiendelaencina, hemos mapeando y hemos hecho varios caminos, también en Prádena de Atienza con la asociación Sierra de oportunidades, al igual que en Zarzuela de Jadraque y Robledo de Corpes. Hemos conseguido recuperar antiguos caminos del cañón del Bornova, hemos hecho una red cartografiada y unos folletos para que la gente lo conozca. Cualquiera que venga a Hiendelaencina puede recorrer durante una semana rutas distintas cada día. No hemos tenido ningún tipo de apoyo económico, solo hemos conseguido que nos paguen los folletos de los mapas pero todo el material para señalizar los caminos ha salido en buena parte de nuestros bolsillos. Y otro proyecto muy interesante es la recuperación de la toponimia local, que está liderando Juan Ramón Muñoz. La Diputación está detrás de este proyecto porque le regalamos al presidente el primer mapa que se ha hecho con este trabajo de investigación y les ha gustado. Esto está todavía empezando y hay que dejar el proyecto definido aunque está bastante claro. Y el Día de la Sierra hicimos una exposición fotográfica de todas las nuevas actividades serranas que están surgiendo en este siglo XXI. Hay muchas y queríamos ponerlas a la vista de todos. Y por supuesto, generar entre nuestros pueblos procesos de sinergia, no pisarnos unos a otros para intentar que las actividades no coincidan aunque a veces sea complicado. Estamos intentando hacer ver que hay vida.