La llamada 'Casa de Santa Teresa' de la calle del Vergel

Plácido Ballesteros
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Guadalajara en 'La Ilustración Española y Americana'

La llamada ‘Casa de Santa Teresa’ de la calle del Vergel

No conozco ningún reportaje sobre Pastrana en el que falten referencias a la estancia de Santa Teresa en la villa. Las circunstancias en las que discurrieron las relaciones entre la Santa y la Princesa de Éboli antes y después de la fundación del convento de carmelitas ha sido un asunto que ha atraído absolutamente a todos los autores que han escrito sobre nuestra villa ducal. Obviamente en estos Recuerdos de Pastrana tampoco falta la mención a la borrascosa relación entre ambas. 

Como quiera que con anterioridad a estos Recuerdos de Pastrana, publicados en 1888, los responsables de La Ilustración Española y Americana ya habían ilustrado otros reportajes sobre Pastrana en 1876 y 1878 con dos dibujos del Convento carmelita del Carmen; en esta ocasión eligieron otro de los dibujos de Salcedo que se podía poner en relación con la estancia de la Santa de Ávila en Pastrana: una vista de la calle del Vergel en la que, según la tradición trasmitida generación tras generación, existía una casa en la que se había alojado Santa Teresa cuando en el proceso de fundación surgieron los problemas con la Princesa de Éboli. Una tradición que aún se conservaba viva en aquel año de 1888 y que el reportero Eusebio Martínez recogió de la siguiente manera al reseñar el dibujo:  

«Núm. 3. Casa en que vivió Santa Teresa de Jesús.—Léese en el Libro de las Fundaciones, que estando Santa Teresa en Toledo, año 1569, concluyendo una fundación de religiosas, llegó a aquella ciudad un criado del príncipe Ruy Gómez de Silva, encargado de decir a la Santa que fuese d Pastrana a fundar un convento de Carmelitas descalzas; y hallándose indecisa en la resolución que había de tomar, el Señor la dijo 'que no dejase de ir, que a más iba que a aquella fundación, y que llevase la regla y las constituciones'. Y, con efecto, fue a Pastrana, hospedándose en el palacio de los Príncipes, donde permaneció unos tres meses, y tuvo algunos disgustos con la altiva Duquesa, que posteriormente, al quedar viuda, entró monja en este convento, sin renunciar por eso a ser duquesa.

Abandonó Santa Teresa el palacio de los Duques y se instaló en una casa de la calle del Verjel, en la que todavía existe una habitación que se conserva cerrada, donde hay una pintura que se mantiene muy bien y pertenece al tiempo de la Santa. 

Se determina en el dibujo por ser una casita blanca, a cuya puerta hay un fraile».

Pocos años antes, don Mariano Pérez Cuenca ya había recogido también aquella tradición en un interesantísimo librito titulado Recuerdos teresianos en Pastrana, escritos para fomentar el culto de la heroína española, la gloriosa Santa Teresa de Jesús, publicado en 1871. En las páginas del noticioso historiador, cura párroco de Pastrana por aquel entonces, y que conocía el interior de aquella casa, que no llegó a ver el reportero madrileño, encontramos detalles que completan las noticias recogidas en La Ilustración... 

Si bien el presbítero de la antigua Colegiata de Pastrana tenía su propia teoría para explicar aquella creencia popular relacionada con la calle del Vergel, situada en el barrio del Heruelo, que él no relaciona con la primera estancia de Santa Teresa en Pastrana durante los meses en los que fundó el convento, sino con los sucesos protagonizados por la Princesa tras la muerte de su marido Rui Gómez de Silva, cuando la Éboli entró como monja en el convento sin respetar la clausura:

«Vino a primeros de 1574 a esta villa la Excma. Señora Dª Catalina de Cardona; la princesa la hospedó por la veneración que la tenía. La noche de Reyes quiso aquella señora estar en maitines con las religiosas, y cuando volvió dijo a la Princesa: '-Mira  lo que haces con estas monjas, no enojes a Dios, mira que yo estuve en los maitines y vi que estaban ángeles entre ellas que las guardan con espadas desenvainadas'. Esto causó algún temor a Dª Ana y se salió de la ermita y se fue a una casa cerca del convento, donde acomodó su oratorio y vivía con habito de monja. (Yo creo que esta casa fue la que hoy llaman de Santa Teresa en el barrio del Heruelo. En un aposento hay un Santísimo Cristo pintado, un cuadro de la Santa y algunas cosas de devoción, y tal vez por haber estado allí la Duquesa de Carmelita dieron en llamarla de Santa Teresa».

Fuese como fuere, lo que parece totalmente probado en el texto de don Mariano es que en una de las habitaciones de aquella casa de la calle del Vergel a finales del siglo XIX existía una pintura mural y se conservaba un cuadro de Santa Teresa y otros objetos devocionales.

Desconozco si en la actualidad aún se conserva aquella estancia y las piezas que describió el señor Pérez Cuenca tan someramente. De ser así, estarán de acuerdo conmigo en que serían nuevos elementos que sumar al rico patrimonio de Pastrana, al que los historiadores de la época contemporánea de la localidad deberían prestarle atención.