Un hediondo olor sube de las cloacas procedente de la podredumbre que subyace en la actividad de fontanería, plomería y gasfitería, relacionada en este caso con el mantenimiento de las redes de tuberías para la evacuación de las aguas residuales del PSOE y del Gobierno en la búsqueda de pruebas para atacar a la UCO.
Qué más tienen que hacer los cuatro del Peugeot, Ábalos, Koldo, Cerdán, Sánchez, en la involución mafiosa de la democracia española, para que sus afiliados, votantes y afectos consideren que ya está bien, que se ha cruzado la línea última que afecta a su propia dignidad, que ya es hora de abandonar esta inquebrantable lealtad de detritus que les une.
Salvando a los estómagos agradecidos, sepan el resto de los afiliados, votantes y afectos, que los conceptos de compromiso y responsabilidad definen el modo de estar cada uno en el mundo. Una postura complaciente frente a esta situación implica involucrarse con una realidad execrable, aceptar sus consecuencias y someterse a un vínculo más que sospechoso. El compromiso con la verdad y el pensamiento crítico implica tomar posición como sujeto libre y ser libre implica hacerse cargo de lo que se elige; la verdad o la mentira, los hechos o el relato, la razón o el sentimiento. La responsabilidad no es un deber abstracto sino una respuesta concreta ante alguien o algo y callar u omitir también es una forma de posicionarse.
Vivimos en una época donde muchas personas eligen creer en narrativas controladas que se fundamentan en las emociones, aunque estén completamente desligadas de la realidad. Se trata de la posverdad fabricada y orientada para que los hechos objetivos sean menos influyentes en la formación de la opinión pública que las emociones y las creencias personales. Todo ello con el único objetivo de buscar el refuerzo de lealtades y las visiones del mundo preconcebidas.
La lealtad ciega, la polarización social y la demonización del adversario, en contra del intercambio de ideas, se consigue con el proceso sectario que se inicia con una atracción seductora que presenta al partido como un instrumento de transformación social. El caso es que la persona abducida por el partido prefiere no acceder a la verdad si el costo emocional es alto. Lo que cuenta no es el dato, sino el relato, el miedo, la desconfianza, la necesidad de sentirse parte del grupo, la necesidad de confirmar una emoción, una ideología. El resultado es que, aunque las personas tienen acceso a la información verdadera, deciden ignorarla por fidelidad a su cuerda política.
La conclusión es que vosotros, afiliados, votantes y afectos, podéis impedir que un manipulador acabe provocando el suicidio colectivo de una sociedad democrática erosionando los pilares fundamentales del Estado de derecho.