El punk no ha muerto y así lo dictan las pasarelas

María Muñoz Rivera (EFE)
-

Colección de Christian Dior. - Foto: EFE/ Ian Langsdon

Desde que Sid Vicious, bajista de Sex Pistols, irrumpiera en los escenarios en 1977 con su icónico candado colgado cuello han pasado 50 años en los que su estética, como la del punk, ha calado tanto que casi cinco décadas después este accesorio sigue siendo una inspiración.

París, Milán, Nueva York y Londres dictaban hace escasas semanas las tendencias de moda para los próximos meses. Junya Watanabe, Ralph Lauren, Balenciaga, Maison Margiela o Saint Laurent reviven elementos como el tartán, el cuero, las tachuelas o los imperdibles con un mensaje claro: el punk no ha muerto.

De hippies a grunges, rockeros, glams, raveros, góticos o heavies, la moda bebe de las tribus y movimientos sociales como referentes estéticos de cada época. Algunos de ellos, como el punk, viven en un eterno renacer y se niegan a abandonar la escena de la moda, volviendo ahora con más presencia en estilismos completos.

Si bien este movimiento nació como subversión hacia lo establecido y bajo la etiqueta del todo vale y el DIY –Hazlo tú mismo-, Malcolm McLaren, el "manager" de la banda Sex Pistols, y la diseñadora Vivienne Westwood se encargaron de sentar las bases de esta estética, y lo hicieron desde "Sex", su "boutique" londinense.

Aunque Westwood, musa y motor de este estilo falleció el pasado diciembre, tras ella dejó una estela de elementos estéticos que no solo son atemporales, vuelven aunados a las tendencias: desde joyas en tamaños XL a cazadoras de cuero, camisetas con mensaje, pantalones "bondage" (con cintas y hebillas) y tartán.

Prendas que se han convertido en fondo de armario como las cazadoras de cuero negras que vivieron su apogeo gracias al bajista Sid Vicious, cuyo colgante de la cadena y el candado replica de forma exacta el gigante Zara en su última temporada de accesorios, que ya tiene la etiqueta de "agotado".

Las medias de rejilla rota que Westwood llevaba y que incluía en sus pasarelas como provocación, son replicadas por grandes casas como Balenciaga o Louis Vuitton, con precios de hasta tres cifras, que incendian las redes sociales con la pregunta: ¿De verdad hay que pagar mil euros por una prenda rota?

En la estela de la deconstrucción, el desfile de Diesel realizado en Milán en septiembre tenía como hilo conductor, precisamente, las prendas completamente agujereadas y deshilachadas, algo que algunos modistos como Gaultier han rebautizado como "destrucción de lujo" y que llega como herencia directa del punk.

Si esta tribu lucía con asiduidad camisetas de tirantes blancas asociadas a la clase obrera, como lo hacían Los Ramones bajo sus entalladas chupas de cuero, ahora esta prenda es, según algunas webs de moda, la más comprada y buscada durante los últimos meses en los diseños de Loewe y Prada, con un pequeño logo en la parte frontal.

A la nueva temporada también regresa el tartán, que nació como estampado tradicional en Escocia y tardó poco en asociarse al mundo punk también gracias a Westwood, un estampado que utiliza la monarquía británica al que ella dio su propia versión contracultural que, años después, lucirían otros vocalistas antistema como Kurt Cobain.

Prendas que se complementan con botas de corte militar en versiones más sencillas o bien cargadas de hebillas, tachuelas y con suela gruesa.

Bajo la etiqueta de "punk glam" o "punk refinado", las pasarelas y las tendencias invitan a volver a integrar estos diferentes elementos en un mismo estilismo, haciendo del "punk" el movimiento estrella para la indumentaria de este invierno.