La buena gestión del agua implica que, después de darle uso, se devuelva a los arroyos y los ríos en condiciones óptimas. «Lo de la depuración de aguas residuales tiene poco glamour, pero tiene mucho de equidad y de sosteniblidad, para nuestro medio ambiente y nuestra ciudadanía», esgrime la portavoz del Gobierno, Esther Padilla.
Por eso el Gobierno invierte en seguir haciendo depuradoras y también en controlar que las que hay en funcionamiento hacen bien su trabajo. Con ese objetivo el Ejecutivo autonómico ha autorizado una partida de 2 millones de euros para hacer controles de calidad del agua que sale de las depuradoras de la región. Padilla señaló que con este presupuesto se harán más de 8.000 análiticas durante los próximos dos años, a una media de unas once al día. La medida abarcará a 430 estaciones depuradoras de la región.
Padilla explicó que estas actuaciones de control de la calidad del agua «permiten la detección temprana de contaminantes peligrosos, el ajuste de tratamientos y la eliminación de patógenos».
La portavoz del Gobierno aprovechó para recordar que Castilla-La Mancha tiene en vigor un Plan de Depuración Horizonte 2032 para cumplir con la normativa europea en el tratamiento de aguas residuales para su devolución a la naturaleza.
Solo en este 2025 la Junta finalizará la construcción de 15 nuevas depuradoras con una inversión de 45 millones. Al terminar la legislatura la inversión habrá llegado a los 96 millones.