Consumo de porno en los adolescentes

María Jesús Álava
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El fácil acceso a material sexual para adultos y la falta de diálogo con sus padres lleva a una comprensión errónea de la relaciones

Consumo de porno en los adolescentes - Foto: Vía Pixabay

Las agresiones sexuales en grupo realizadas por adolescentes han puesto en el punto de mira una realidad muy preocupante: el alto consumo de porno por parte de los adolescentes.

Los profesionales de la psicología estamos muy preocupados ante el incremento exponencial en los últimos años a este material destinado a los adultos. 

¿A qué edad comienzan los adolescentes a ver pornografía?

La edad promedio de la primera exposición es a los 12 años. Sabemos que acceden a través de sus smartphones, tablets, ordenadores y dispositivos escolares. 

Con 17 años, tres de cada cuatro adolescentes han visto pornografía on line. El 45 por ciento de los adolescentes consideran que la pornografía on line les depara información útil sobre el sexo, y lo más grave es que el 27 por ciento cree que la pornografía representa el sexo como es en realidad.

En muchos casos, incluso ese acceso se produce en horario escolar.

¿El uso del control parental es tan bajo como dicen los estudios publicados?

Es muy bajo. De hecho, en relación a los filtros de contenido y controles parentales, no llegan a uno de cada tres los adolescentes que afirman tenerlo actualmente en su hogar como medida de freno a que accedan a pornografía.

De13 a 14 años, el 42 por ciento de los adolescentes tienen estos filtros/controles actualmente en uso en su hogar.

De 15 a 17 años, solo el 24 por ciento de los adolescentes los tienen activados.

¿Suelen hablar los adolescentes de pornografía con adultos de referencia? 

Muy poco. Menos de la mitad de los adolescentes (43 por ciento) ha hablado de pornografía con un adulto de confianza.

Y uno de los datos más preocupantes es que más de la mitad de este colectivo (52 por ciento) han visto pornografía violenta, incluida la que muestra lo que parece ser una violación, asfixia o a alguien sufriendo, lo que puede distorsionar sus percepciones sobre los actos sexuales que pueden ser dañinos.

De hecho, solo uno de cada tres jóvenes ha visto producciones sexuales que incluye a alguien que pide consentimiento antes de participar en actividades sexuales.

¿Cómo afecta la pornografía al cerebro?

Los estudios de neuroimagen muestran que la adicción a la pornografía reposa sobre las mismas alteraciones cerebrales que las adicciones a las sustancias o al juego.

El neurocientífico de la Universidad de los Ángeles, Peter Whibrow, describe la pornografía como una «droga numérica» o como «cocaína electrónica», demostrando, junto a muchos otros investigadores, que la pornografía daña el cerebro y engancha el mecanismo de recompensa al igual que las drogas.

El cerebro, acostumbrado a los estímulos exagerados de la pornografía, no reacciona ante la persona natural con la que la persona desea tener una relación sexual. Por esto, a pesar de las consecuencias negativas del consumo, la persona siente la necesidad de seguir consumiendo, pues su cerebro, por causa de la alteración de las distintas estructuras cerebrales y del sistema de recompensa, pierde el equilibrio y necesita la pornografía para poder calmarse y volver a encontrarlo. Por esta razón es importante la psicoterapia, con el fin de ayudar a la persona a desarrollar habilidades adaptativas de regulación emocional y para darle técnicas concretas para hacer frente a la pulsión de la adicción.

Reflexión:

No toda la pornografía es igual, pero desde luego no es material educativo; a pesar de  está al alcance de cualquiera que tenga internet.

La educación y el aprendizaje de reglas y valores en la adolescencia será el mejor medio para que el niño decida no acceder a algo para lo que no está preparado a nivel emocional, ni neurológico.