El mes de mayo se nos presenta ya como el inicio de una carrera vertiginosa hacia el verano que nos puede traer aún alguna sorpresa más, y ya es decir, porque entre el gran apagón y el colapso del AVE Madrid-Sevilla queda poco margen. Carrera corta pero intensa con un fin de curso que puede ser de infarto. Muchos frentes abiertos. La muerte del papa Francisco abre la elección del nuevo Sumo Pontífice que siempre es un tema recurrente y atractivo. ¿Seguirá la Iglesia el camino emprendido por Francisco o habrá una marcha atrás en busca de las viejas esencias que el papa fallecido parecía querer ir guardando en el baúl de la historia?. En el ámbito internacional tendremos también que aguardar algún volantazo más de Donald Trump con sus aranceles, aunque parece que la jugada no le está saliendo como pensaba y el recule está siendo evidente.
En Castilla- La Mancha, aún en medio de nuestra tranquilidad típica, tenemos algún tema pendiente del que tendremos solución o no en estas próximas fechas preveraniegas. El desbloqueo de la reforma del estatuto autonómico está en suspenso y no sabemos si hay transacción posible para cumplir con el presagio inicial de aprobarlo con el consenso de los dos grandes partidos. El tema se ha reactivado en las Cortes tras la Semana Santa. No será nada fácil y el embarrancamiento del consenso inicial entre Emiliano García-Page y Paco Núñez entra dentro de lo posible.
Pedro Sánchez tendrá abiertos los frentes político y judicial, y no es poco. En el frente político, la dependencia total de Puigdemont lo condiciona todo pero antes del verano sabremos si le llega la amnistía al prófugo. Cándido Conde Pumpido ya lo ha anunciado: antes del verano el asunto estará visto en el Tribunal Constitucional. En qué sentido está por ver, aunque la mayoría actual en el TC, con Conde Pumpido a la cabeza, hace previsible que finalmente Puigdemont se saldrá con la suya y tendrá su amnistía. A partir de ahí, se podrá estirar algo más la legislatura si los independentista acceden a aprobar unos presupuestos, que ya serían los de 2026. Los chantajes continuarán y unas cuentas públicas actualizadas para intentar llegar al final de la legislatura en 2027 le saldrán muy caras a Pedro Sánchez. Esos presupuestos, claro está, tendrían que detallar cómo se abordaría el gasto en Defensa, algo que de momento se está haciendo a base de ingeniería contable y explicaciones ambiguas.
Además el presidente del Gobierno tendrá que hacer frente, en el plano político, a las interioridades, intramuros del propio Gobierno, cada vez más problemáticas. Yolanda Diaz es pura dinamita en un continuo amagar pero sin llegar a romper. Fuera hace mucho frio y ella lo sabe. Finalmente ha tragado con el aumento del gasto militar pero ha conseguido revertir un contrato de compra de balas a Israel cuya rectificación por parte de Sánchez coloca en la picota a Grande Marlaska, si bien no es la primera vez que al ministro del Interior se le considera achicharrado.. No sería descartable una remodelación del Gobierno antes de las vacaciones. Marlaska puede estar achicharrado, y otras, como María Jesús Montero, está desbordada. Oscar Puente, más aún después del último desastre ferroviario, es otro eterno quemado.
En el llamado frente judicial también tendremos novedades jugosas. Desde luego, el caso del Fiscal General: una historia de doble plano. Uno es lo que afecta a la pareja de Díaz Ayuso y su presunto fraude a Hacienda, y lo otro es la supuesta responsabilidad en la filtración de una conversación privada de esta persona para montar una operación política contra la presidenta de la Comunidad de Madrid. Es lo que está investigado el Supremo y es donde supuestamente estaría implicado García Ortiz. Mucha tela que cortar en este asunto que pone contra las cuerdas a una de las principales instituciones del Estado a pesar de que el protagonista de la historia se enroca en su puesto y no dimite. Por lo demás, seguirá habiendo novedades en torno al caso Ábalos con todo lo que se está investigando sobre su papel en la llamada trama Koldo, en realidad el hombre de confianza del exministro. Demasiado como para que nos aburramos. Y eso sin contar con las sorpresas sobrevenidas, que visto lo visto, casi habría que dar por descontado.