Enseñar una ciudad bonita

Antonio Herraiz
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Lleva 15 años como guía turística y ha dirigido dos paseos fotográficos y monumentales por la ciudad que han sido un rotundo éxito. Está empeñada en desterrar esa falsa consideración de que en Guadalajara no hay nada

Enseñar una ciudad bonita - Foto: Javier Pozo

Hay falsas etiquetas que se desmontan viajando, leyendo y escuchando. Entre los clichés que persiguen a la capital de la provincia sobresale un clásico: En Guadalajara no hay nada. Eso ha generado una especie de verdad ilusoria que una parte de la ciudad ha terminado creyendo. «Tenemos argumentos suficientes para demostrar que no es así y la prueba nos la ofrecen los que nos visitan. El turista que viene de fuera se queda impresionado». Me lo confirma Ana Andrés (Guadalajara, 1975), una de las guías turísticas de Guadalajara que sirven de escaparate y de reclamo para vender una ciudad que no suele quererse a sí misma, siquiera un poco. 

Ana Andrés ha sido la encargada de dirigir este verano dos paseos fotográficos y monumentales en una iniciativa coordinada por Víctor Pascual (creador de senderismoguadalajara.es), el fotógrafo Óscar Gronard y el propio Ayuntamiento de Guadalajara, a través de la técnico de Turismo, Elena Ruiz. Además de desarmar ese falso tópico que deja a la ciudad en un lugar inmerecido, han comenzado a tejer una red de embajadores que han disfrutado de rincones y de espacios que en el día a día no reciben la mirada sosegada de sus vecinos. «Llevo 15 años enseñando Guadalajara y siempre descubres algo nuevo». 

El trabajo de Ana es tan apasionante como divertido. «Nada de monótono. No cuento nunca lo mismo y hay que adaptarse a todos los perfiles, incluidos los más pequeños. El público infantil es el más complicado y hay que enseñarles la ciudad jugando. Es la mejor manera de concienciarles de todo el patrimonio que tenemos». Estudió un grado superior de Información y Comercialización Turística y la experiencia le ha llevado a acumular conocimientos de arquitectura, de historia, de marketing -al final estás vendiendo al turista un producto- y también de psicología. Hay que saber capear con el visitante sabiondo que quiere saber más que tú, con el que trata de ponerte a prueba permanentemente o con el que trata de absorberte como si no hubiera nadie más en el grupo. 

Si a un guadalajareño le preguntas por el monumento más emblemático la respuesta suele ser coincidente: el Palacio del Infantado, aunque, muchas veces, nos quedemos con su espectacular fachada y poco más. «No está lo suficientemente valorado». Luego, Ana Andrés me habla del Panteón de la Condesa de la Vega del Pozo, una construcción única, la más señera del arquitecto Ricardo Velázquez Bosco. «Por su singularidad y por su belleza, es uno de mis monumentos favoritos». Añade un componente sentimental que le lleva a recordar sus años de adolescente. El panteón está ubicado en el mismo recinto del colegio Adoratrices, donde estudió Ana. «Cuando lo enseño, me vengo arriba y cuento hasta dónde jugaba en el patio. Salvo para las que hemos estudiado allí, el colegio es muy desconocido y tiene zonas muy interesantes como los comedores, los reclinatorios o la capilla donde nos llevaban. La iglesia de Santa María Micaela también es espectacular». 

Es consciente de que hay edificios de Guadalajara que no ayudan estéticamente. «No vamos a ocultar que en cualquier paseo por la ciudad nos encontramos con construcciones que son feas y nuestra labor es bordearlas o, si es inevitable, tratar de desviar la atención del visitante. Te puedo hablar de las antiguas dependencias de los juzgados o del inmueble donde había una gasolinera frente a la Concatedral, dentro del eje cultural. Nosotros buscamos trucos para que la capital sea incluso más bonita». 

Ana me cuenta que la provincia está viviendo un momento dulce dentro del posicionamiento turístico del conjunto de España. «La pandemia y los confinamientos han modificado la forma de viajar y el turismo de interior ha ganado peso». Hay agencias de otras provincias que empiezan a ofertar Guadalajara como primer destino y el Imserso la ha incluido en sus circuitos junto a Alcalá de Henares. La clave es que los de dentro comiencen a creérselo. Ana Andrés es una absoluta convencida de que tiene muchas cosas por descubrir, tanto en la capital como en el conjunto de la provincia. Y se empeña, día a día, en cambiar esa falsa etiqueta de que en Guadalajara no hay nada.