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El verano del caos climático

Agencias
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Buena parte del planeta sufre los estragos de olas de calor o lluvias torrenciales, ya habituales en el período estival y que apuntan a ser más frecuentes por culpa del calentamiento global

Hong Kong padeció una acumulación de precipitaciones poco usual el pasado día 5. - Foto: lam yik (reuters)

Incendios virulentos, lluvias torrenciales, temperaturas de récord... el ecuador del período estival ha llegado con una multiplicación de desastres en gran parte del mundo. Turquía, Finlandia, Emiratos Árabes, Canadá, España o Francia son solo algunos de los países que se han visto forzados a desplegar mecanismos de emergencia para vadear catástrofes atribuidas a la crisis climática. 

Este tipo de fenómenos evidencian la cruda realidad de un verano marcado por tragedias y que han hecho levantar la voz de alarma a los expertos, que recuerdan la necesidad de actuar ya que «el margen se cierra para evitar lo peor».

Gran parte de Europa no ha escapado a una ola de calor excepcional con temperaturas superiores a los 42 grados en puntos de Francia, Portugal, los Balcanes y España, que ha puesto en aviso por riesgo extremo de incendios a muchas zonas del Viejo Continente.

Incluso las naciones nórdicas tampoco han logrado burlar esta intensidad térmica. Suecia, Noruega o Finlandia también han experimentado valores sin precedentes, como en este último, donde se rebasaron los 30 grados durante tres semanas seguidas, su ola de calor más larga desde 1961.

En otros lugares del globo, los Emiratos Árabes están desde mayo en alerta tras haber bordeado su récord histórico -51,8- el pasado día 1; mientras que en Turquía, donde los incendios y una importante sequía se han ensañado con ese país este verano, los termómetros asfixiaron a la población de Silopi (sureste) con 50,5 grados.

La ONU advertía el pasado mes de que estos episodios «sin precedentes» que azotan a Europa no son una anomalía sino «una señal clara de la crisis climática» e instaba a adoptar medidas urgentes: emplear energías renovables, reducir el uso de automóviles y exigir políticas climáticas ambiciosas.

Fernando T. Maestre, profesor de Ciencias Medioambientales en la Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdalá en Arabia Saudí, considera que el cambio climático es un «denominador común» de esos fenómenos pues actúa como «multiplicador».

«El calentamiento intensifica el ciclo del agua y provoca lluvias más intensas en algunos lugares y sequías más extremas en otros. Además, el aumento de las temperaturas favorece las olas de calor y los incendios forestales. Todo esto está ocurriendo con mayor frecuencia y gravedad por la influencia humana en el clima», explica.

Por su parte, Mar Gómez, directora meteorológica de eltiempo.es y doctora en Física, comenta que «a medida que el planeta se calienta y aumenta la temperatura global, las temperaturas suben tanto en la tierra como en los océanos, dando lugar a una mayor frecuencia de olas de calor».

En el caso de España, puntualiza que el cambio climático provoca que «las lluvias tengan una mayor torrencialidad, porque el Mediterráneo es como una olla a presión que hace que se produzca una mayor evaporación en la zona y da lugar a que se gesten tormentas más importantes».

A esto se le suma «la tropicalización de las noches, que han aumentado en los últimos años (...) mientras que un mundo más seco, más árido, hace que los incendios se propaguen más», agrega.

De hecho, los megaincendios son otros protagonistas no deseados del verano. Así, Canadá, con más de 700 siniestros activos, se enfrenta a la segunda peor temporada de su historia en este sentido, por detrás de 2023, cuando las llamas consumieron 17,3 millones de hectáreas.

Al otro lado del Atlántico, España no escapa de las llamas, y otros países del continente -Portugal, Italia, Los Balcanes, Grecia- se enfrentan a un riesgo extremo de incendios, según el sistema europeo Copernicus, que observa el estado del clima y la Tierra en la UE.

Francia también ha sido pasto de uno de los mayores fuegos de su historia que, iniciado el pasado día 5, ha llegado a quemar más de 16.000 hectáreas en el macizo de Corbières, cerca de Narbona.

Mientras, Hong Kong registró también el mismo día una acumulación de precipitaciones nunca vistas en un mes de agosto en más de 140 años: 355,7 milímetros en un solo día. En este recuento, las tormentas provocaban al menos 44 fallecidos y nueve desaparecidos en distritos rurales del norte de Pekín; mientras que en Pakistán, un monzón mortal segaba la vida de 266 personas por implacables lluvias torrenciales. El cambio climático sigue dejando señales que obligan a una rápida y contundente actuación. Estas últimas semanas son buena prueba de ello.