"Tenemos derecho a buscar nuestro sitio y encontrarnos en otro"

Juana Samanes
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Introvertido. Pocos actores son tan humildes como él y se sinceran sobre la inseguridad que sienten ante la recepción de su trabajo en el séptimo arte

"Tenemos derecho a buscar nuestro sitio y encontrarnos en otro - Foto: Kiko Huesca (EFE)

Manolo Solo es un actor gaditano reconocido por la crítica y por sus compañeros de profesión pero, en su carrera como intérprete, que empezó pasados los 30 años, han abundado los papeles secundarios. En La quinta portuguesa, una película que habla de identidad y permanencia, la directora Avelina Prat le ha dado la oportunidad de mostrar su valía como protagonista.

Interpreta a un individuo sosegado, bondadoso. ¿Cómo se ha sentido en la piel de un hombre así?

Soy muy nervioso pero tengo la parte introvertida y contemplativa, entonces he intentado desarrollar esos aspectos de mi personalidad que le pondrían venir bien a este personaje. Cuando yo caigo en crisis de autoestima, que en los actores es muy habitual cuando dependes del gusto y la aprobación de los demás, también tiro de ese hilo. 

He leído su biografía y tiene con el personaje de Fernando ciertas similitudes, ¿no? También dio un giro a su vida a los treinta y tantos…

Mi cambio es más progresivo, más lento que el de Fernando. Yo quería ser actor de cine, ya trabajaba en teatro y en doblaje, era un músico aficionado. Pero el detonante fue cuando mi novia se vino a Madrid y yo tenía resistencia a abandonar mi tierra. No es una analogía con el personaje pero hay un trasfondo similar de cambio, de adaptarse y rehacer tu vida en otro sitio.

Comentaba antes que la película habla también de pertenencia. ¿Cree que, con todos los movimientos migratorios que hay en la actualidad, hay personas que se sienten totalmente perdidas?

La gente creo que está actualmente muy perdida y tenemos derecho a buscar nuestro sitio y a tratar de encontrarnos en otro lugar diferente al nuestro, con motivaciones y necesidades diferentes. 

Usted ha sido durante años en el cine el secundario solvente y, de pronto, le llegan dos papeles protagonistas maravillosos, uno éste de Una quinta portuguesa y otro en Cerrar los ojos, de Víctor Erice. ¿Cómo le eligieron ?

Había trabajado con Avelina Prat, la directora, hace 12 años en un corto que se titulaba Puerta 6. Ella dice que siempre me tuvo en mente antes de escribir el guión de Una quinta portuguesa, de hecho mi implicación es anterior a Cerrar los ojos. Ambas hablan de desapariciones, pero aunque tienen argumentos diferentes, hay algo que las conecta.

Una quinta portuguesa es una película sutil sobre la identidad y pertenencia. La idea que plantea, la posibilidad de vivir la vida de otro, ¿es similar a la de ser actor?

Tiene cierto paralelismo, pero este personaje es como el clavo ardiendo al que se agarra cuando el destino le da la posibilidad casi mitológica de ser otra persona justo en el momento en que está a disgusto siendo quien es. En el caso de los actores, es entrar y salir en un personaje y en otro, frente a este personaje que es una huida de quien es.

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