Miguel Romero

CATHEDRA LIBRE

Miguel Romero


Gentilicios

22/01/2024

Un buen amigo, me ha despertado el deseo de conocer todo lo que pueda de ese término que bien define a los habitantes de cada lugar. Y la verdad es que como adjetivo que es, no es fácil entender el por qué se le ha ido dando a muchos lugares esos apelativos de naturaleza a sus habitantes, cuando su terminología semántica no se aproxima en nada al gentilicio aceptado.
Verdaderamente, los gentilicios son un grupo de adjetivos relacionales, es decir, aquellos que vinculan un sustantivo con un ámbito o una actividad y pueden resumirse con la fórmula «perteneciente  o relativo a…» Pero están los que expresan el lugar de nacimiento y eso predetermina su gran razón de valor que se le da. Ahora bien, buscar el por qué aparecen con esa terminología, sucede que en muchos lugares, no tiene aparentemente ninguna vinculación con el término histórico, ni con el origen del lugar, ni con el propio nombre impuesto por topónimo, ni a cuento de que…
De una u otra manera, estos adjetivos son significativos porque en la mayoría de los casos, nos ayudan a conocer nuestro lugar de origen, pero sobre todo, a sentirnos naturales de ese lugar, al acopiarlos como nuestros, exclusivamente, por eso de creernos en sus bondades como atributos de nuestro pueblo. Marcan nuestra identidad personal.
Y uno ahonda en muchos de ellos, y empiezas a darle vueltas y vueltas y no encuentras razones. Por eso que a los de Santa María de los Llanos se les llame samaritanos; que a los de Valdemorilllo de la Sierra, se les llame coruchos; que a los de Ledaña se les llame ildanenses; que a los de Rada, erraeños o que a los de Pineda de Cigüela, cimborrios, no es fácil de entender si no conoces aspectos curiosos de su origen, de su historia, de sus costumbres o de sus desvaríos. Buena manera también, de indagar en esos aspectos y curiosear por nuestra provincia, rica en anécdotas y en retorcidos vaivenes.
Y es que llamar gatos a los de Madrid; trasquilados a los de Yunquera de Henares; chichilindres a los de Arroyo de la Miel en Málaga; sexitanos a los de Almuñecar de Granada; virgitanos a los Berja de Almería; rabosses a los Lucena del Cid en Castellón o conejeros a los Villaconejos (meloneros, por eso de sus ricos y reconocidos melones), es todavía más raro y difícil de predecir, Y me queda por descubrir el gentilicio de un lugar para mí muy querido, el pueblo de Uña en la tierra de Cuenca. Lo conseguiré, seguro, aunque tendré que recibir ayuda de los propios habitantes. Lugar maravilloso de nuestra provincia, entre farallones y escalerones rocosos increíbles, laguna al lado del caserío, pinares, huertas, cárcavas milenarias y buena gente. Por eso, lo que para unos es uñenses para otros, es uñeros. Habrá que definirlo. Todo un reto.
Lo cierto es que es curioso analizar los gentilicios y de verdad que agradezco a ese amigo su interés, y que me haya permitido indagar, si cabe un poco más, en aspectos de nuestra historia, la de nuestros pueblos, la de nuestras tradiciones y la de nuestro paisanaje. Un placer sin duda. 

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