Folklorista viajero

Antonio Herraiz
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Ha pisado los cinco continentes y de América del Sur conoce todos los países salvo Ecuador y Las Guayanas. En 1976, fundó la Rondalla Cifontina con la que ha recorrido medio mundo. Como profesor ha formado a varias generaciones de cifontinos

Folklorista viajero - Foto: Javier Pozo

Era un día de junio de 2005. Bruce Springsteen volvía del final de la gira europea de aquel año y el avión en el que viajaba hizo una parada improvisada en un aeropuerto islandés. Una vez en la terminal, The Boss sacó la guitarra y tocó varios temas ante la sorpresa del personal del turno de noche. En la Alcarria, hay otro jefe de la música, del folklore provincial y de la vida que también puede presumir de haber actuado en un aeropuerto «con una respuesta de público que nunca antes habíamos tenido». Ese día, Edmundo Cabellos (Cifuentes, 1946) y varios miembros de la Rondalla Cifontina regresaban de un crucero que los había llevado por Grecia y Turquía. «Cuando íbamos a volver, en el aeropuerto de Estambul nos informaron de que nuestro vuelo llevaba tres horas de retraso. Sacamos los instrumentos y nos pusimos a tocar para hacer tiempo. Aquello empezó a llenarse de gente, que se colocaba en círculos alrededor de nosotros, y la Policía hizo una especie de cordón para facilitarnos la actuación. Fue impresionante. Tocamos cerca de dos horas». 

Con la Rondalla Cifontina, Edmundo ha recorrido medio mundo. «El dinero que nos pagan en los conciertos o en las misas en las que tocamos lo invertimos siempre en viajes». Y de punta a punta, han llevado sus guitarras, bandurrias y laúdes. Desde Italia hasta Egipto o de Moscú a Cuba. En el centro de la isla caribeña, en la provincia de Villa Clara, hay un municipio del mismo nombre que el Cifuentes alcarreño. «Teníamos ganas de hacer una especie de hermanamiento y también de pasárnoslo bien». Eligieron la Nochevieja de 2002 y prolongaron la estancia hasta el día de Reyes. «Las semanas previas estuvimos en contacto con las autoridades locales para preparar bien el viaje. Cada uno llevamos dos maletas: una con el equipaje y otra con medicamentos y material escolar. Y una vez allí, tocamos con músicos cubanos, que también nos dejaron sus instrumentos». Una experiencia inolvidable. Me cuenta que les llamó mucho la atención las hueseras castellanas que se utilizan para marcar el pulso y acompañar el cante. «Uno de los cubanos me dijo: Estos españoles son muy listos, porque se comen el cordero, guardan los huesos y luego los utilizan como instrumento musical». 

Edmundo es el gran referente de la Rondalla Cifontina. La fundó en 1976 con paisanos aficionados a la música popular y, fundamentalmente, con alumnos suyos del colegio público San Francisco. «Aquellos niños tienen ahora 50 y tantos años y a mí me sigue pareciendo que tienen 10 ó 12 años». Muchos de los que en algún momento dejaron la formación han vuelto con mayor ilusión incluso que al principio. Dentro de la rondalla surgió también el grupo fokclórico Ajedrea, que bajo el impulso de Edmundo, se involucró en la recuperación del cancionero tradicional de la zona, recopilándolo en un libro y en tres discos que son auténticas joyas. 

En su faceta docente, varias generaciones de cifontinos y de escolares de otros pueblos de la comarca han estudiado y aprendido con don Edmundo. «Mi primer destino fue Arbeteta. Acababa de titularme en la Escuela del Profesorado de la Sagrada Familia, en Sigüenza, y apenas tenía 20 años. Todavía quedaban una veintena de niños en el colegio». Después le destinaron a la provincia de Badajoz, donde durante cinco cursos recorrió varios colegios de Mérida, Don Benito, Puebla de la Reina y Valverde de Burguillos. «Sigo manteniendo contacto con gente de allí y he vuelto en varias ocasiones. No hace mucho, me escribió un antiguo alumno que me había localizado por Facebook. Me hizo mucha ilusión porque había tenido una vida parecida a la mía: estudió magisterio y también había creado una rondalla». El grueso de su etapa profesional la ha desarrollado en el colegio de Cifuentes impartiendo la asignatura de matemáticas. «Con la entrada de la ESO, pasamos al instituto y el propio sistema bajó la exigencia. Los chavales de séptimo y octavo de EGB tenían mucho más nivel que los de primero y segundo de ESO». 

Nunca dice que no y menos si es para echar una tarde o una noche larga de música. Es un fijo de la ronda de mayos de Huetos y de Ruguilla. En Navidad, con la ronda Los Carrozas anima las calles de Cifuentes con los villancicos más típicos: La Virgen camina a Egipto o Dale, dale, dale. También han acudido con las zambombas, panderos y almireces a recorrer las calles del centro de Madrid. E incluso han estado en Nuevo México. «En Santa Fe, en Alburquerque y en Tularosa. Como no tienen zambombas, las veían con mucha curiosidad». Y hasta allí se fue también Edmundo. El músico, el profesor, el folklorista y el Juez de Paz de su pueblo desde hace cuatro décadas. Un cifontino viajero que tiene recogidos todos los viajes que ha realizado con amigos o con los miembros de la rondalla en unas fotorrevistas con imágenes perfectamente seleccionadas. Ha pisado los cinco continentes dentro de una lista interminable. China, Nepal, India, Indonesia, Bolivia, Canadá, EEUU, Guatemala, Costa Rica, Uruguay, Paraguay, Colombia, Argentina… Y en cada viaje una historia, un recuerdo, un momento para disfrutar de la vida y de las ganas de vivir.