La gesta de los MediCid queda inmortalizada

Inmaculada López Martínez
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Las andanzas del grupo de médicos cicloturistas durante sus cuatro expediciones por el Camino del Cid a ritmo de dulzaina y tamboril se han plasmado en un completo libro editado por la Diputación Provincial

La gesta de los MediCid queda inmortalizada - Foto: Javier Pozo

La profesión médica, la afición por el ciclismo, el espíritu castellanista y  los vínculos que siempre unen las buenas amistades fueron los componentes que hicieron surgir, hace ya casi una década, la grupeta más original y simpática que, hasta el momento, ha recorrido el itinerario turístico-cultural del Camino del Cid.

Ellos son José María Alonso, Juan José Palacios, Octavio Pascual, Carlos Royo y José Miguel Llorente. Desde el inicio de su aventura, allá por el año 2016, se bautizaron con el ocurrente apelativo de Los MediCid con el fin de evocar las andanzas de Rodrigo Díaz de Vivar en el curso de su destierro. Pero no lo hicieron al modo tradicional. Aparte del imprescindible petate, sobre el lomo de sus bicicletas también cargaron, cual trovadores medievales, con un instrumento típicamente castellano para tañer, en cada una de sus paradas, aquellos temas y melodías que más les inspiraban.

Al son de la dulzaina, el tamboril, la guitarrica y las castañetas, estos cinco valientes caballeros, la mayoría de ellos septagenarios, lograron culminar en cuatro expediciones distintas los casi 2.000 kilómetros que abarca la ruta cidiana atravesando así las tierras de Burgos, Soria, Guadalajara, Zaragoza, Teruel, Castellón, Valencia y Alicante. «Cada una de las salidas que hicimos la dividimos en etapas de entre 80 y 100 kilómetros diarios durante más o menos una semana. Y dentro de cada etapa hacíamos mini etapas de unos 10 kilómetros porque parábamos en todos los pueblos, tocábamos en las plazas y atalayas, tomábamos fotografías, hacíamos directos  por Periscope... La cuestión no era correr, sino disfrutar del camino», detalla José María Alonso, uno de los componentes del equipo.

La gesta de los MediCid queda inmortalizadaLa gesta de los MediCid queda inmortalizada - Foto: Javier Pozo

Ahora, las hazañas y anécdotas que compartieron este grupo de entusiastas cicloturistas han quedado inmortalizadas en el libro Camino del Medi-Cid editado por la Diputación Provincial y que fue presentado en sociedad el pasado jueves en el Centro San José de la capital. «Este libro es la culminación de toda la aventura y queda como un legado bibliográfico de lo que puede ser un libro de referencia para todo aquel que se quiera acercar, ver y saber algo del Camino del Cid, sin ninguna duda», resume con satisfacción Juan José Palacios, otro de los trotamundos de este fascinante periplo.

Camino del Medi-Cid se vertebra en cuatro capítulos principales que corresponden con los cuatro viajes que protagonizaron este grupo de colegas «en parte abuelos Porretas y en parte los músicos de Bremen», describe jocoso José María. El primero, en 2016, El Destierro y la Algarada (de Vivar a Guadalajara); el segundo, en 2017, La Frontera y las Taifas (de Jadraque a Checa pasando por la provincia de Soria); el tercero, en 2018, De las Taifas a los anillos del Maestrazgo (de Checa a Onda, en Castellón); y, el cuarto último, en 2023, La conquista de Valencia y la Defensa del Sur (Montanejos a Valencia). «Hay un salto entre la tercera y la cuarta salida porque pilló entre medias la pandemia y diferentes problemas de salud y personales que afectaron a varios integrantes», indica José María Alonso. 

Pinceladas literarias

La gesta de los MediCid queda inmortalizadaLa gesta de los MediCid queda inmortalizada - Foto: Javier Pozo

De hecho, según explica este médico jubilado, sólo él y Juan José Palacios pudieron participar en las cuatro expediciones. Aparte de la crónica de las innumerables peripecias que los MediCid vivieron en su largo peregrinar, la obra publicada incluye una exhaustiva descripción de los paisajes y los atractivos patrimoniales de cada ruta así como los pasajes del Cantar del Mío Cid que las mencionan. 

Por otro lado, el volumen incorpora pinceladas literarias de diferentes autores que, a lo largo de la Historia, dedicaron su prosa o sus versos a alguno de los lugares por los que transita este camino. De esta manera, aparecen fragmentos firmados por Juan Ruiz Arcipreste de Hita, Azorín, Zorrilla, Miguel Hernández, José Luis Sampedro, Camilo José Cela, José Antonio Ochaíta o los guadalajareños Antonio Herrera Casado y Antonio Pérez Henares 'Chani', entre otros. 

Sin embargo, la parte más curiosa de este interesante cuaderno de viaje son las divertidas estrofas que resumen cada jornada y que los propios viajeros se encargaron de componer cuando pisaban la meta y se dejaban acompañar por una cerveza fresca o por un merecido piscolabis. «De Atienza presurosos salieron galopando / por Robledo de Corpes a casa regresando / pasando por Las Minas y Jadraque mirando. / En Hita reposan, la fuerza reparando /y hacia Guadalajara la fin pedaleando. / Nunca hubo en la ruta tan buena compañía, / la de Juanjo, Octavio y José María /». Así reza una de las muchas coplillas que forman parte de ese otro cantar, del Cantar del Medi-Cid. «No aspira a ser una obra de arte, simplemente recoge nuestra historia de cada día con tonillo y cachondeo», aclara José María Alonso, el principal artífice del libro. «Al final, ha quedado una obra bastante completa y original con un componente cultural y literario importante», comenta orgulloso.

La gesta de los MediCid queda inmortalizadaLa gesta de los MediCid queda inmortalizada

En base a la experiencia de estos cinco amantes de la tradición castellana, la bicicleta es, sin ninguna duda, la mejor alternativa para recorrer el Camino del Cid, mucho mejor que a pie o en vehículo de motor. «La fórmula ciclista es la ideal y, además, la que hemos hecho nosotros es muy idónea, la recomendamos cien por cien. Tampoco hace falta estar muy en forma porque se puede ir parando cada 10 kilómetros como hacíamos nosotros», apunta Alonso al tiempo que destaca la buena infraestrutura, señalética y recursos (tracks, información, etc.) que ofrece el Consorcio Camino del Cid a la hora de preparar y realizar este itinerario que rinde tributo al gran poema épico medieval hispánico.

Paisanaje

Y a pesar de haber disfrutado sin igual de las grandes maravillas naturales y patrimoniales que el itinerario cidiano brinda al visitante en todas y cada una de las localidades que lo articulan, incluidas indudablemente las ubicadas en la geografía guadalajareña, los MediCid tienen claro que, puestos a elegir, se quedan con «el paisanaje».  «Quitando la ciudades, donde el contacto humano es más impersonal, el trato con la gente ha sido lo mejor y lo más emotivo de esta experiencia. Sobre todo en los pueblos pequeños de Castilla yde Aragón, entablábamos conversación rápidamente con los vecinos, nos contaban sus historietas e ncluso nos trasladaban reivindicaciones del ámbito sanitario o nos decían que les tomásemos la tensión cuando les decíamos que éramos médicos», relata Juan José Palacios. 

La gesta de los MediCid queda inmortalizadaLa gesta de los MediCid queda inmortalizada

De hecho, fue ese afable paisanaje el que les hizo partícipes de un sinfin de anécdotas amenas y entrañables en toda la travesía. Desde tocar sus instrumentos para los niños que salían del colegio de Layna al ritmo de temas infantiles hasta el acompañamiento al tambor que les regaló el marchoso padre Bernardo, párroco de Santo Domingo de Silos. «En nuestra retina y memoria quedan esos momentos tan queridos», afirman.

Por supuesto, también hubo episodios duros, como la inesperada y peligrosa tormenta que les cayó en el Barranco de la Hoz, y otros emblemáticos como alcanzar la estatua del Cid en Valencia junto a sus familias. Desde luego, no hay nada mejor que disfrutar de este Camino del Medi-Cid para confirmar que, como dijo Tim Cahill, «un viaje se mide mejor en amigos que en millas».