La mejor cosecha en el peor momento

Miguel Herrera (SPC)-Agencias
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UPA reclama un plan urgente para el sector cerealista español: «Somos esenciales y no merecemos esta situación». Costes disparados, mercados mundiales distorsionados y cotizaciones mínimas dibujan un panorama negro

La mejor cosecha en el peor momento

Cultivar cereal en España se está convirtiendo -si no lo era ya- en un deporte de riesgo. Los factores que influyen en la rentabilidad de las explotaciones son dispares y basta con que uno de ellos plantee problemas para que el trabajo de todo un año se quede en nada. La sequía hizo que en 2023 la cosecha fuera la más corta de los últimos 30 años, con apenas 10 millones de toneladas. Este año, las abundantes lluvias -a pesar de problemas puntuales de encharcamiento- van a hacer que la cifra ascienda a más del doble y, sin embargo, los agricultores no tienen garantizados los beneficios.

La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) denuncia que los cerealistas españoles atraviesan una grave situación con precios hundidos en origen. Los costes, por su parte, se han disparado en los últimos 10 años, pasando de 600 euros por hectárea en secano y 1.700 en regadío a 800 euros en secano y unos 2.200 en regadío. La crisis de rentabilidad ha llevado a que en 20 años España haya perdido un millón de hectáreas, que en su mayoría han pasado a cultivos leñosos. UPA ha dado la voz de alarma ante esta situación y ha propuesto un plan de acción para atajarla. Para analizar la situación, los representantes del sector de cereales de la organización se han reunido en Valladolid.

En primer lugar, UPA lamenta que, tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia, la Unión Europea (UE) no haya establecido salvaguardas para la cebada y el trigo en sus acuerdos de comercialización, al considerar que no había riesgo de distorsión. «Esto no es así», aseguran desde UPA. No en vano, las importaciones europeas de trigo blando ucraniano se han multiplicado por siete en estos dos últimos años.

La mejor cosecha en el peor momentoLa mejor cosecha en el peor momento - Foto: Jonathan TajesEl secretario de Agricultura de UPA, Ignacio Huertas, ha pedido desde la capital castellanoleonesa la aplicación adecuada de la Ley de la Cadena Alimentaria, con inspecciones de oficio por parte de Gobierno y comunidades autónomas. «La influencia de los mercados internacionales es la excusa perfecta para no cumplir la normativa que regula las relaciones comerciales de productos agroalimentarios en España. La producción de cereal español, a pesar de que no cubre todo el consumo, es imprescindible para satisfacer la demanda nacional», aseguran.

Los agricultores reclaman que se establezcan cupos a los cereales más importados desde Ucrania. «Los desequilibrios producidos por la invasión de Ucrania están siendo soportados por los agricultores europeos productores de cereales. Si bien es cierto que España necesita importar cereal para abastecer a sus ganaderos, deben establecerse unos contingentes más reducidos en el acuerdo de comercio con Ucrania para evitar el desplome de los precios interiores», aseguran desde UPA.

La organización agraria reclama también una línea económica de apoyo a los productores de cereales, algo que ya han hecho otros países europeos muy influenciados por el cereal ucraniano. Así como establecer medidas para reducir los costes de producción: «Ante precios mundiales hundidos y rendimientos muy condicionados con las condiciones climáticas, el sector debe hacer un esfuerzo en la reducción de costes», para lo que UPA propone aprovechar el Real Decreto de nutrición de suelos, los ecorregímenes de la Política Agraria Común (PAC) y las medidas agroambientales, poniendo en marcha de sistemas de asesoramiento que ayuden a los productores a reducir sus costes.

UPA plantea también activar líneas de apoyo para la concentración de los agricultores para realizar ciertas operaciones. «El sector cerealista está muy atomizado y las estrategias de concentración no están terminando de funcionar. Es necesario poner en marcha de líneas de apoyo que busquen la concentración no solo para la venta del cereal, también para la compra de insumos», afirman.

Por barrios.

La situación es complicada en general y las organizaciones agrarias regionales también alzan la voz. La Unión de Agricultores y Ganaderos de La Rioja (UAGR-COAG) alerta de la dramática situación que viven los cultivadores de cereal, a pesar de las buenas perspectivas para la próxima cosecha, y unos precios inaceptablemente bajos motivados por las importaciones y la especulación.

Después de dos años consecutivos de grave sequía (en algunas regiones las lluvias aliviaron la pasada campaña, cosa que no ocurrió en La Rioja), en teoría las buenas perspectivas para la inminente cosecha podrían suponer un alivio para los cultivadores de cereal. Pero todo lo contrario: a pesar de la escasez en los almacenes españoles, la invasión de cereales por los puertos, más la especulación de las empresas intermediarias propician que el desánimo cunda entre los agricultores, ya que no se espera que los precios que perciben por su trabajo remonten en los próximos meses. Como demuestra cada semana el Observatorio de Precios de la Consejería de Agricultura, los cerealistas riojanos están vendiendo el cereal a la mitad de precio del coste de producción, sostienen desde UAGR.

En estas circunstancias, ni las ayudas compensatorias de la PAC sirven para evitar las pérdidas de los agricultores. Así lo ve Óscar Salazar, presidente de UAGR-COAG: «No tiene razón de ser que los precios estén así, dada la escasez de cosecha que hemos tenido en los dos últimos años. Y esto se debe a la especulación que las autoridades permiten en nuestro sector».

Por este motivo, desde la Unión se denuncia el abuso de las empresas integradoras, de los intermediarios que especulan con el cereal y de los fondos de inversión que se están haciendo con los mercados agrarios. «La Ley de la Cadena Alimentaria tiene que trabajar para un equilibrio cadena de valor, pero las diferentes autoridades permiten que todos estos especuladores se aprovechen de los agricultores, que nos vemos obligados a vender a pérdidas sin que nadie haga nada. Este año tendremos una cosecha dentro de lo normal, incluso con expectativas de producción algo superiores, pero no nos alegra, porque seguramente vamos a caer de nuevo en pérdidas gracias a esta permisividad con los mercados especulativos», opina Salazar.

En Castilla y León, COAG prevé que el buen año climático que está viviendo el campo se traduzca en una cosecha récord que, según estudios elaborados por la propia organización, supere con creces los ocho millones de toneladas. El dato es el mejor de los últimos diez años y será muy similar al que se produjo en la campaña 2019-2020, cuando los agricultores de Castilla y León obtuvieron alcanzaron la cantidad de 8,55 millones de toneladas; aunque aquel año, tal cantidad se produjo mediante el cultivo de 1,8 millones de hectáreas y, en la presente campaña, la superficie sembrada, siempre según el estudio de COAG, será de 1,7 millones de hectáreas.

La organización agraria, cuyo estudio ha sido realizado tanto a partir de datos como de aforos en un número significativo de explotaciones, estima por tanto una producción de entre 8,1 y 8,5 millones de toneladas, con un rendimiento medio de entre 4.700 y 5.000 kilos por hectárea. Esta cifra supone un 22% más que en 2024 y se sitúa casi dos veces y media por encima que la cosecha de 2023.

Lejos de la rentabilidad.

COAG estima que el reverso de estas buenas noticias serán los precios. Ante la expectativa que están generando las previsibles buenas cosechas en todo el mundo, con excepciones en zonas de Asia, los precios del cereal se han sumido en una tendencia bajista cuyo fondo es imprevisible. En estos momentos, las lonjas de Castilla y León exhiben horquillas de entre 180 y 190 euros por tonelada de cebada y de 197 a 210 en el caso del trigo; esta cantidad es ligeramente superior en algunas lonjas de otras comunidades.

Según los expertos, cuando llegue el momento culminante de la recolección, que será entre los meses de julio y agosto, los compradores tendrán el problema de gestionar la adquisición de cantidades que no son habituales e incluso necesitarán espacios suplementarios para almacenar toda la cantidad de grano producido en la campaña. En esos momentos, explica COAG, es habitual que los precios vuelvan a caer en torno a otro 10% y podrían darse cotizaciones inferiores a esos 180 euros en cebada y a 190 en trigo.

COAG calcula que, con ese escenario de precios, los cerealistas de Castilla y León dejarán de percibir alrededor de 890 millones de euros en tanto que el precio a partir del que se puede hablar de rentabilidad del cultivo sería de 300 euros la tonelada.

En Castilla-La Mancha, la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos también alerta de la difícil situación que atraviesa el sector de los herbáceos. A pesar de la ligera recuperación en la producción respecto a la campaña pasada, el contexto de mercado, los costes de producción y las políticas comerciales agravan la crisis estructural del sector, tal y como indican desde la organización agraria.

Tras la catastrófica cosecha de 2023, donde la producción total regional fue de aproximadamente un millón de toneladas -una caída del 75% respecto a la media de los últimos años-, 2024 ofrece estimaciones entre 3,6 y 3,8 millones de toneladas. Aunque, esta recuperación no se traduce en estabilidad ni rentabilidad para los productores. «El problema es que estamos produciendo en un mercado que nos paga precios hundidos, mientras nuestros costes no dejan de crecer», denuncian desde UPA Castilla-La Mancha. El problema se agrava, además, dado que los precios en las lonjas se establecen sin tener relación directa con la evolución de los costes o los rendimientos de las cosechas.

UPA Castilla-La Mancha considera que el actual modelo está asfixiando al agricultor y pide al Ministerio de Agricultura y la Consejería de Agricultura medidas concretas para revertir la situación. Entre otras, la aplicación real de la Ley de la Cadena Alimentaria, la revisión del acuerdo comercial con Ucrania -se deben establecer contingentes limitados a las importaciones de cereal- o la inversión en ayudas directas al sector cerealista español, como ya han hecho otros países de la UE.

Por otra parte, desde la organización regional se reafirman en lo que ya aseguran a escala nacional: se solicitan medidas estructurales para reducir costes de producción como el fomento de la concentración de la oferta, es decir, impulsar organizaciones de productores y cooperativas que mejoren el poder negociador de los agricultores tanto en la venta del grano como en la compra de insumos.

 

Concentración en Valladolid para protestar por los precios.

La Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL-Unión de Uniones) ha convocado una concentración en Valladolid el día 4 de mayo para exigir medidas ante los bajos precios del cereal, que auguran «una ruina» a pesar de la buena cosecha que se espera, algo que también esta organización atribuye a las importaciones masivas, el incremento de costes y a la especulación. El presidente de UCCL Valladolid, Valentín García, asegura que la situación que se atraviesa es «catastrófica» con las cotizaciones en las lonjas, con la cebada a 182 euros la tonelada y el trigo a 196. «Estos precios hace más de 30 años que ya los teníamos», incide el responsable de la organización agraria, quien ha aseverado que «en la situación actual, con estos precios, lo que se augura es una ruina segura». A este respecto, apunta que si este año, con buenas expectativas de cosecha, no van a ser capaces de tener rentabilidad, quiere decir que el sector «no puede ir a más y que no hay joven que se quiera incorporar a un negocio donde con un año bueno no hay rentabilidad».