1. Segunda fuga de película
El 8 de agosto de 2024, Salvador Illa fue investido president de la Generalitat y, pese a ser un día señalado en el calendario de Cataluña, no fue él el protagonista de la jornada. Uno de sus predecesores en el cargo, prófugo de la Justicia desde 2017, le robó la atención: Carles Puigdemont. El líder de Junts entró en España, burlando la euroorden de detención en su contra por la causa del procés por la que nunca fue juzgado, pronunció un discurso en el Arco del Triunfo, y se esfumó ante la atenta mirada de todos, incluida la de los Mossos encargados del dispositivo de seguridad organizado expresamente ante la previsión de que esta reaparición pudiera producirse. Había renunciado a regañadientes a volver a liderar el Govern, pese a sus intentos de recuperar el bastón de mando de la Generalitat con presiones al mismísimo Pedro Sánchez, y tras comprobar que los que antaño fueran sus socios de ERC no estaban dispuestos a apoyarlo a él sino al candidato del PSC. Aún así, no fue capaz de quedarse sin su momento público de gloria. Puigdemont reapareció en Barcelona en esa jornada trepidante y regresó, acto seguido, a Waterloo, donde reside desde que salió huyendo de España. Fue su segunda fuga del país, un «desafío a España», como afirmó entonces el expresident, y un episodio de bochorno policial a juicio de muchos. Tres mossos están procesados por ayudar presuntamente a huir al líder de Junts, si bien su suspensión de empleo y sueldo ya ha sido levantada.
2. Regreso a España en el aire
Un año después de la reaparición de Puigdemont en la Ciudad Condal, el expresident sigue sin poder volver a Cataluña sin arriesgarse a ser detenido. El Supremo confirmó el pasado junio su decisión de no amnistiarle el delito de malversación del que se le acusa, entre otros, por el 1-O, si bien abrió la puerta a que recurriese ante el Constitucional. Hace unas semanas, la defensa de Puigdemont, liderada por Gonzalo Boye, solicitó amparo ante la Corte de Garantías y pidió que le aplicara la ley del perdón y también reclamó que se suspendiera la orden de detención que recae sobre él para que pueda volver a España sin ingresar a prisión. Falta, ahora, esperar a la decisión del Constitucional, que hace solo un mes avaló la amnistía sentando las bases para que finalmente el que fuera jefe del Govern pueda retornar al país, como exige su partido. Junts trabajó muy activamente en la redacción de la norma, precisamente para blindarla y favorecer la vuelta de su líder tras casi ocho años huido. Hasta ahora la formación independentista no lo ha conseguido, pero no ha perdido la oportunidad de presionar al PSOE con todas sus iniciativas parlamentarias recordándole que su apoyo en el Congreso es determinante para la continuidad de la legislatura. El Gobierno de Pedro Sánchez necesita el voto de los siete diputados de Junts y, en esta línea, los secesionistas insisten en que los socialistas no deben olvidar su objetivo último: un referéndum de autodeterminación pactado con el Estado para independizarse de España.
3. Y ahora... las Cuentas de 2026
Junts aspira a que Puigdemont vuelva amnistiado a España y a pactar un referéndum de autodeterminación con el Gobierno central que abra la puerta a su ansiada independencia para Cataluña. Pero, por el camino, otras exigencias afloran en su relación con el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Así, la financiación singular, que pactó el PSOE con ERC a cambio de su respaldo a la investidura de Illa, se ha convertido en una reivindicación propia. Los de Puigdemont exigen a los socialistas plena autonomía tributaria y, por otro lado, que las inversiones en Cataluña por parte del Estado crezcan. En juego hay una de las principales tareas del Ejecutivo en la presente legislatura: sacar adelante unos Presupuestos Generales para 2026 que dejen atrás las actuales Cuentas prorrogadas. Y, para aprobar el proyecto clave para todo Ejecutivo, vuelve a aparecer en escena el fantasma de Puigdemont en el horizonte de Sánchez. Con Santos Cerdán, exnúmero tres del PSOE y antiguo interlocutor con el expresident en Waterloo, fuera de juego al estar en la cárcel, el inquilino de Moncloa necesita un relevo para seducir a los independentistas. José Luis Rodríguez Zapatero es el nombre no confirmado oficialmente que se encuentra sobre la mesa. Junts no tendría obstáculo en que su nuevo partner sea el que fuera jefe del Gobierno socialista, pero recelaría de que sus constantes viajes a Venezuela, China y otros países se conviertan en una excusa para aplazar las reuniones que le mantienen en el candelero político.
Maricruz Sánchez (SPC)