Juan Bravo

BAJO EL VOLCÁN

Juan Bravo


Se acumulan los problemas

02/10/2023

En tanto que en España sigue la lamentable puja para formar gobierno, y en tanto personajes clave –entre ellos muchos que invariablemente están, cuando no pintan bastos, en medio predicando y dándose besitos– permanecen al socaire de los elementos esperando que escampe, no vaya a ser que, si abren la boca, los tilden de fachosos como a Felipe, Guerra y demás, los problemas se acumulan en la trastienda, pero ¿qué pueden importar esas fruslerías comparado con el hecho crucial de dar gusto a quienes no se sienten a gusto (valga e juego de palabras) en España?
Disparados los precios hasta el punto que la vida se hace imposible cada día para más estratos de la población; disparados los alquileres hasta la más vergonzante especulación, por no decir robo; condenados decenas y decenas de miles de estudiantes a una forzosa emigración; resignados al ver cómo los árabes, en connivencia con rusos y chinos, suben inexorablemente el precio del barril de petróleo para que seamos nosotros quienes paguemos sus caprichos futbolísticos y otros, el cabreo y la indignación se generalizan.
El pasado día 21, concretamente, se conmemoraba el Día Mundial del Alzheimer, posiblemente la dolencia más terrible que existe en la actualidad (tan sólo en la provincia de Albacete se estima en 11.000 las personas que lo padecen.) No hace falta explicar los rasgos de esa enfermedad; baste decir que el hogar donde entra queda marcado. Es durísimo para quien lo padece atisbar cómo lentamente se hunde en un limbo de olvido y de tristeza, pero tanto más lo es para quienes asumen la ingrata tarea de cuidar a un ser que ya ni te reconoce. Por suerte, son grandes los avances médicos en este ámbito, pero, lógicamente, muy costosos, de tal modo que son muchos los pacientes infradiagnosticados o con un diagnóstico tardío en fase avanzada. Los afectados por este mal aguardan como agua de mayo que a finales de este año o en 2024 la Agencia Europea del Medicamento apruebe el primer fármaco que actúa sobre esta patología, pero los costes se multiplican y la Seguridad Social es un pozo sin fondo.
Hace falta dinero para la investigación –sin duda la mejor inversión–, dinero para los hospitales, dinero para la educación de nuestros hijos y nietos, dinero para los que viven con menos de veinte euros diarios, dinero para tantas y tantas necesidades de la población. Pero ya conocen el dicho de 'Vaya yo caliente y ríase la gente', practicado sistemáticamente por el 90% de nuestros políticos, puestos donde están para resolver problemas (para lo cual, lógicamente, hay que saber.)
La gente, sin embargo, tiende cada vez a reírse menos; los hay que se les congeló hace tiempo la risa en un rictus amargo, en especial cuando nos enteramos de las inauditas cifras que los países 'civilizados' gastan en armamento, sobre todo desde que estalló la Guerra de Ucrania, que, como de costumbre, está resultando un auténtico chollo para Estados Unidos y Reino Unido. No digo nada nuevo cuando mantengo que el ranking de países que más gasta en armas lo encabeza USA; lo que sin duda causará espanto es el montante de dinero (800.000 millones de dólares en 2021); un 38% del total mundial (o sea, más de dos billones de dólares). Tampoco le va a la zaga China (con cerca de 300.000). Cantidades desorbitadas y mareantes con las que se podrían resolver las terribles hambrunas, avanzar poderosísimamente en investigación y combatir tanta miseria. Pero es evidente que no hay nada comparable con la ceguera y la necedad de los hombres. De ahí que el escepticismo se enseñoree cada vez más  del mundo y seamos cada vez más los que estamos convencidos de la necesidad de imprimir un cambio radical al modelo de vida, con lo que no hacemos más que seguir el precepto marcado por Bréton cuando, después de renunciar al comunismo, dijo a sus antiguos compañeros del partido: «Me voy porque lo que vosotros perseguís es cambiar el mundo, y lo que los surrealistas pretendemos es cambiar la vida»-