Castilla-La Mancha celebra hoy en el Palacio de Fuensalida un acto conmemorativo por los 40 años de adhesión de España y Portugal a la Unión Europea. La cita, presidida por Emiliano García-Page, contará con la participación de figuras clave en aquel histórico 1986: Felipe González y Aníbal Cavaco Silva. Cuatro décadas después, la región se presenta como un ejemplo palpable de transformación social, económica y tecnológica, impulsada en gran medida por su integración en el proyecto europeo.
La comunidad autónoma ha ganado 600.000 habitantes y seis años de esperanza de vida, un salto que resume su evolución. Hoy, Castilla-La Mancha cuenta con un presupuesto autonómico de 12.716 millones de euros —partiendo de apenas 1,9 millones— y con una administración digitalizada en el 99 % de sus trámites. La sanidad pública ha experimentado un vuelco: seis hospitales nuevos, oncología radioterápica en todas las provincias en 2025, un gasto en vacunas que se ha multiplicado por 15, y más de 9.400 médicos (tres veces más que en 2001).
En educación, el cambio es igual de significativo. Se han construido más de 300 centros, hay 50.000 alumnos más que en 2000, y el número de profesores ha aumentado en un 60 %. La Universidad de Castilla-La Mancha, que comenzó en 1985 con 5.570 alumnos, roza hoy los 30.000. El 26 % de la población cuenta con estudios superiores, frente al 20,9 % de hace apenas una década.
El campo castellanomanchego también se ha modernizado: la renta agraria per cápita se ha multiplicado por 15 y la región es hoy autosuficiente en energía gracias a que el 70 % de su electricidad procede de fuentes renovables. Además, la región ha consolidado su potencia exportadora: uno de cada cuatro litros de vino español exportado es manchego, al igual que uno de cada tres quesos.
En turismo, los datos son aún más espectaculares, de 34 hoteles en 1982 a casi 1.000 en la actualidad, y de 90.000 pernoctaciones a casi seis millones en 2024. El PIB regional se ha multiplicado por más de 11, y las exportaciones anuales lo han hecho por 136. Hoy, más de la mitad de la economía castellanomanchega está vinculada al comercio exterior.
El empleo también ha seguido esa estela. La fuerza de trabajo se ha duplicado y el empleo femenino se ha triplicado. Castilla-La Mancha cuenta con 25.000 empresas más que hace 25 años, y la inversión extranjera se ha multiplicado por 14.
Por último, el bienestar social ha avanzado de forma decisiva. Más del 6,5 % de la población supera los 80 años —el doble que hace 40 años—, y existen más de 50 residencias públicas con 27.000 plazas. La ayuda a domicilio, inexistente en 1981, supera ya los 5,3 millones de horas anuales.
El foro de hoy no es solo una mirada al pasado. Es la constatación de que Castilla-La Mancha ha sabido hacer su camino en Europa, con sus fondos, sus políticas de cohesión y su impulso modernizador, y de que la región ha dejado de ser periférica para convertirse en protagonista.