La cocina silvestre de David Yarnoz

SPC-Agencias
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La gastronomía apegada al entorno en el que se encuentra un restaurante es la base del proyecto del Molino de Urdaniz

Este pamplonés tiene su base de operaciones en un pueblo de Navarra de apenas 100 habitantes - Foto: Villar López (EFE)

Un concepto de cocina silvestre, estrechamente ligada al entorno natural, productivo e incluso social en el que se encuentra un restaurante. Esa es la esencia del cocinero pamplonés David Yárnoz -chef ganador de cuatro Estrellas Michelin, una Estrella Verde y dos Soles Repsol- y el pilar que sustenta su proyecto del Molino de Urdaniz.

Este cocinero de 50 años, que tiene su base de operaciones en un bonito local ubicado en un pueblo de Navarra de apenas 100 habitantes, se ha hecho acreedor de cuatro brillos, dos por el citado establecimiento Molino de Urdániz, en la Comunidad foral, y otros dos por su homólogo de Taipéi (Taiwán).

Yárnoz protagonizó hace unos días una masterclass en su restaurante de Navarra, dentro de la serie de documentales de Cervezas 1906 en el marco de su proyecto de divulgación Imperfectxs sobre el impacto positivo de la gastronomía.

El chef atesora cuatro Estrellas Michelin, una Estrella Verde y dos Soles Repsol.El chef atesora cuatro Estrellas Michelin, una Estrella Verde y dos Soles Repsol. - Foto: Villar López (EFE)En esta nueva entrega se muestra cómo el chef, en el Prepirineo de la Comunidad foral, utiliza productos ecológicos y silvestres, con el objetivo de brindar apoyo a proveedores locales y explotaciones agrícolas y ganaderas. Las trufas, las setas, las plantas silvestres comestibles y los productos procedentes del pastoreo son piezas fundamentales del proyecto.

La cocina silvestre, afirma, «forma parte de nuestra vida; es el aprovechamiento de todos los recursos que tenemos en nuestro entorno». Y su establecimiento, reconoció, «es un privilegiado en este aspecto porque alrededor y de forma muy cercana tenemos una despensa increíble a la que acceder».

«Es muy importante para nosotros que todos nuestros productos y productores, sobre todo los cercanos que tenemos alrededor y con los que trabajamos, tengan la misma filosofía en cuanto al cuidado, al tratamiento y al respeto por el entorno», aseguró.

Pero además, el proyecto contempla el apoyo a aspectos sociales del territorio: «Nosotros somos un equipo pequeño, pero dentro de lo que es esta familia, el 50 por ciento es de la zona del Valle y el otro 50 por ciento ya vive en el Valle. Por lo tanto, de alguna manera también ayudamos» a evitar problemas como el despoblamiento del entorno rural del local.

Revitalizar el territorio

Asimismo, defendió Yárnoz, «creo que es fundamental que estemos con nuestros agricultores porque tenemos que pagar un precio justo también por los productos que ellos trabajan».

El chef considera en ese sentido la gastronomía como un elemento fundamental para revitalizar un territorio, ya que, además de formar parte de nuestra cultura, «es un atractivo muy importante, pero tenemos que valorarla y darle la importancia que se merece, porque este ámbito tiene que ser uno de los motivos que te lleve a visitar una región o un país».

«Evidentemente, hay otras muchas razones» para desplazarse hasta un territorio, pero la gastronomía «tiene que ser una de ellas. Yo creo que eso hay que verlo y tiene que ser un objetivo que se debe perseguir», declaró.

Memoria gustativa

Por ello, el cocinero navarro ha valorado la importancia de conceptos como el kilómetro cero: «Coger un tomate de la huerta a 100 metros, 500 o un kilómetro de tu casa, traerlo al restaurante en su momento de madurez preciso, con su máximo sabor, es algo imprescindible y que además nos va a ayudar a mantener esa memoria gustativa de los productos, porque de otra manera la iremos perdiendo cada vez más».

Acumular cuatro estrellas Michelin es un hito al alcance de muy pocos, reconoce este profesional de los fogones, aunque la receta para lograrlo no es complicada, asevera. Se consigue «a fuerza de trabajo, de inconformismo, y de alguna manera, en este proyecto, de sentirse imperfecto, de saber que se puede seguir mejorando y que hay mucho para hacer. Pues con esa autocrítica y con esas ganas de mejorar yo trabajo», señaló.

Y es que, la receta es simple, lo complicado es elaborarla con la maestría con la que lo hace Yárnoz.