Para la joven actriz Loreto Mauleón su intervención en la magnífica serie Patria, en la que encarnaba el emotivo personaje de Arantxa, supuso un relanzamiento de su carrera, pero ha seguido en la senda de interpretar papeles llenos de coraje, como es el caso de Ana, en La buena letra, que recuerda la posguerra española.
La película habla de mujeres que vivieron en los tiempos duros de la posguerra y que hicieron de su vida un servicio a los demás.
Ha sido como revisitar nuestro pasado y, de alguna forma, supone un pequeño homenaje y una reflexión sobre lo que tuvieron que pasar esas mujeres, como se vivió la posguerra dentro de las casas, que es lo que menos se ha contado. Una historia aparentemente pequeña pero que da mucho de sí porque eran mujeres que tenían que mantener el hogar y la paz interior.
¿Ha sido uno de los papeles más difíciles de su carrera? Está presente en todas las escenas y, encima, interpreta a un personaje contenido en palabras y emociones…
Ha sido complejo porque hemos tenido que trabajar muchas capas y contradicciones que tiene el personaje. Pero no ha sido difícil porque he tenido tiempo para prepararlo con la directora, Celia Rico, de forma pausada. Tuve tres meses por eso, cuando llegue al rodaje, sentí que conocía muy bien a Ana, de ahí que no fue tan difícil.
Pero también La buena letra habla de ingratitud y decepción con los seres queridos, con la familia.
Creo que hay personas que siempre dan, y parece que no esperan nada de los demás. Y pienso que Ana se pasa la vida observando a los que le rodean y las necesidades que tienen y nadie le mira. Esto nos hace pensar si mereció la pena el sacrificio que hicieron esas mujeres, esas abuelas y bisabuelas nuestras. Además, desde la perspectiva de hoy en día, siento que también hemos juzgado a esas féminas que se callaban y hay que tener en cuenta sus circunstancias y por qué lo hacían. A lo mejor ahora no queremos callar, pero tampoco podemos juzgarlas por lo que hicieron y valorarlo, porque eran auténticas supervivientes. Hicieron lo que pudieron.
Entiendo que todos los personajes aportan algo a quien los interpreta, más aún teniendo un peso emocional. ¿En este caso qué ha sido?
Yo suelo, cuando termino los trabajos, limpiarme de los personajes. Pero es verdad que hay algo en Ana que me ha calado hondo, y que me emociona mucho. Le he cogido mucho cariño. Me he llevado un trocito de Ana y de Valencia.
Uno de los personajes que ha interpretado y por los que se le recuerda es el de Arantxa, de Patria. ¿Profesionalmente ha habido un antes y un después de esta serie?
Para mí fue muy especial el personaje de Arantxa por lo que contábamos y cómo lo contábamos, y porque era el papel que aportaba más esperanza y luz.