«Lo difícil de hacer una buena fotografía es que transmita»

Inmaculada López Martínez
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La veterana fotógrafa guadalajareña acaba de inaugurar una impresionante exposición en el Museo Francisco Sobrino en la que invita a reflexionar sobre distintos problemas de la sociedad actual desde la óptica de los cuentos tradicionales

Raquel Triguero posa con algunas de las fotografías que expone en su muestra 'De este cuento, date cuenta'. - Foto: Javier Foto

Raquel Triguero es una de las mejores fotógrafas profesionales que ha dado la provincia de Guadalajara. Curtida en el mundo del fotoperiodismo, también trabaja con puntería y exquisitez otros ámbitos como el retrato y la fotografía artística. Así lo demuestra en la exposición temporal De este cuento, date cuenta que presenta en el Laboratorio Grav del Museo Francisco Sobrino y que podrá visitarse hasta el  próximo 19 de noviembre. Se trata de 14 impresionantes montajes fotográficos que alertan con originalidad y brillantez sobre diferentes problemáticas de la sociedad actual basándose en el relato de los cuentos tradicionales. Sin duda, una muestra para admirar y reflexionar más que recomendable.

¿Cómo surge esta exposición?

La idea surge hace tiempo. Cuando leía cuentos a mi hijo, me daba cuenta de que los cuentos tradicionales, aunque hubiesen pasado siglos desde que se escribieron, contenían una moraleja, un doble significado que podía trasladarse perfectamente a la época actual. Es algo que me llamaba la atención, empecé a pensar sobre ello y a asociar varios cuentos como El patito feo o Caperucita Roja a situaciones actuales. Un día, hablando del tema con una compañera de trabajo, me dijo que era una idea genial y que tenía que trabajar sobre ello para sacarlo a la luz. Cada cuento que leía me iba llevando a una problemática del siglo XXI ya podía ser social, medioambiental o económica. Y así empezó todo. 

Raquel Triguero posa con algunas de las fotografías que expone en su muestra 'De este cuento, date cuenta'.Raquel Triguero posa con algunas de las fotografías que expone en su muestra 'De este cuento, date cuenta'. - Foto: Javier Foto¿Cuánto tiempo le ha supuesto?

Llevo seis años preparándola aunque no de una manera continuada. En el proceso, es cierto que he tenido momentos de tirar la toalla, de guardarla en un cajón, pero cuando hablaba con la gente sobre la idea que tenía, todos me animaban mucho, me decían que la tenía que hacer. Son fotografías que llevan muchísimo trabajo y lo hacía yo sola, por eso hubo momentos de bajón.

¿Cómo se hacen fotos tan impactantes y perfectas a nivel técnico?

Raquel Triguero posa con algunas de las fotografías que expone en su muestra 'De este cuento, date cuenta'.Raquel Triguero posa con algunas de las fotografías que expone en su muestra 'De este cuento, date cuenta'. - Foto: Javier FotoSon fotografías que llevan muchas horas de preparación y de edición. Por ejemplo, los brazos de Cenicienta los pintaron dos chicas durante cuatro horas o el maquillaje de Pinocho supuso cinco horas. Detrás de cada foto, hay mucho trabajo de preproducción, de buscar vestuario, de coser, de maquillaje, etc.  Además, son fotos que llevan muchas horas de edición y de retoque en el ordenador. Lo más sencillo fue buscar los modelos porque a todo el mundo que se lo pedía, me decía que sí. Y la parte de las localizaciones también fue fácil porque lo bueno de Guadalajara es que es una ciudad pequeña y todo es mucho más accesible.

Los modelos, ¿tienen relación con la temática que reflejan?

Todo el mundo que aparece en las fotos es gente de Guadalajara. Traté de buscar, y en muchos casos lo conseguí, a personas que tuviesen algo de relación con la temática de la foto. Por ejemplo, Mulán es una chica que se llama Gema que es ingeniera aeronáutica y que pertenece a una asociación de mujeres de Madrid que se llama Ellas Vuelan Alto que pretende dar visibilidad al sector femenino en un mundo tan masculinizado como es el aeroespacial. Me hablaron de ella, pero yo no la conocía. Le mandé el proyecto, le encantó y me dijo que contara con ella.

¿Tiene alguna preferida?

Tengo varias. Pinocho me encanta, La Ratita Presumida y La Sirenita. Me gustan mucho todas, son como mis niños pequeños.

¿Fue difícil de captar alguna fotografía en particular?

Una de las más complicadas fue El Soldadito de Plomo. Esa foto se tomó en la piscina Sonia Reyes justo cuando empezábamos a salir de lo más duro de la pandemia, pero todavía todo estaba cerrado. Al personaje que hace de soldadito tampoco le conocía de nada, pero le contaron mi proyecto y quiso participar. Y allí estuvimos en la piscina un funcionario del Ayuntamiento, él y yo. Yo dándole indicaciones con unos walkie talkies debajo, desde la ventanita en la que se puede ver el fondo. Recuerdo que le hice tirarse vestido al agua un montón de veces. Y después, tuve mucho trabajo de edición porque hubo que eliminar los baldosines de la piscina, hacer que el agua pareciese el mar, etc.  Todas son fotografías reales, no hay nada inventado, pero tienen detrás mucho tiempo de postproducción.

Esta exposición se inauguró la pasada semana con un gran afluencia de público. ¿Cómo se siente?

¡Imagínate cómo me siento! El día de la inauguración era feliz. Vino muchísima gente, de hecho hubo que hacer turnos porque no cabíamos en la sala. Todo el mundo me felicitó y, además, notas cuando te lo dicen por compromiso y cuando te lo dicen de verdad. La gente se sorprendió mucho del resultado final, incluso quienes ya conocían algunas fotos previamente se sorprendieron porque en grande ganan muchísimo. Estoy muy contenta.

¿Qué recorrido tendrá tras su paso por la capital?

Me dicen que tengo mucho poder de convocatoria, que está viniendo mucha gente a verla no sólo de Guadalajara sino también de Alcalá, de Madrid. Ya me han llamado de colegios e institutos, me han propuesto visitas también con Escuela de Fotografía de Cabanillas... Estoy muy contenta y muy agradecida por la respuesta que está teniendo. Por eso, me gustaría que se viese más, que recorriera más municipios, sobre todo, porque es una exposición que lleva muchas horas de trabajo y que es muy didáctica. Es válida para todo tipo de públicos porque trata problemas de la sociedad actual de una manera muy visual y pictórica. Además, no acaba aquí, tiene muchas posibilidades, se pueden seguir haciendo cuentos. 

¿Le gusta que sus fotografías transmitan mensajes?

Claro, es que eso es lo difícil. Lo difícil de hacer una buena foto es que transmita algo, da igual lo que sea: odio, rabia, risas, tristeza, melancolía… Si una foto no te dice nada, para mí no es una buena foto. Todo el mundo sabe hacer fotos y más ahora que con un móvil que aprietas un botón y listo, pero saber contar algo y que las fotografías digan algo es lo difícil, lo bueno y lo bonito. En el caso de esta exposición, quise aportar al mundo aquello que considero que se puede mejorar y de la única forma que puedo dar visibilidad a estos problemas es haciendo fotos, que es lo que sé hacer.

¿Por qué se hizo fotógrafa?

Es vocacional, lo tenía súper claro desde niña. Para mi Comunión ya pedí de regalo una cámara de fotos e iba siempre por ahí con la cámara encima. De hecho, me quería ir a cubrir guerras, menos mal que cambié de idea siendo adulta… Como digo, lo tenía clarísimo y, además, es que me encanta. Para mí no es un trabajo, es un disfrute. Le dedico muchas horas porque me gusta hacer las cosas bien, pero para mí no es trabajo. Creo que soy una afortunada porque disfruto mucho de lo que hago.

A lo largo de su carrera, ha desarrollado distintos ámbitos de la fotografía. ¿Se queda con alguno?

Mi época de fotoperiodista la recuerdo con un cariño especial porque viví muchas experiencias. Trabajábamos un montón pero fue una época maravillosa. Mi experiencia como docente también fue muy positiva porque enseñar lo que te apasiona, en este caso la fotografía, no es difícil. Descubrí que enseñar me gusta, pero es verdad que necesitaba hacer fotos. Me gusta hacer todo tipo de fotos: deportes, prensa, familias, retrato… Me siento satisfecha y feliz cuando hago un buen trabajo, cuando las cosas salen bien, veo mi foto y digo «¡qué bonita!».

Su fuerte como fotógrafa es...

Puede que el retrato. Desde luego, es donde más cómoda me siento.

Y como espectadora, ¿qué tipo de fotografía es la que más le gusta?

Pues también me gustan mucho los retratos. Un buen retratista me parece impresionante. Sobre todo, me gustan las personas. La fotografía de paisaje me parece bonita e impactante, pero no va mucho conmigo. A mí me gusta cuando hay personas, cuando hay sentimientos. 

¿Cómo ha vivido la revolución experimentada por la fotografía a nivel técnico y tecnológico en las últimas décadas?

Desde que yo empecé en analógico el cambio tecnológico ha sido brutal. Me he tenido que ir reciclando constantemente porque esto no para de avanzar. Ahora estamos con inteligencia artificial y mañana será otra cosa.  El desarrollo de la tecnología te facilita mucho las cosas, pero también se ha perdido un poco el valor de la imagen. Antes tenías 36 fotogramas y había que ceñirse a eso, por lo que te pensabas mucho más la foto, el encuadre, la luz, y ahora como sabes que lo puedes borrar, le das menos importancia.

Pero, ¿es nostálgica del analógico?

No, eso no. Cada cosa tiene su momento. Me encanta la fotografía analógica y estoy encantada de haber vivido las dos épocas, pero reconozco que hay que evolucionar, no podemos vivir anclados en el pasado.

¿Y cómo imagina el futuro?

El futuro de la fotografía lo veo un poco regulero porque ahora prima más la cantidad que la calidad. Es necesario valorar la experiencia, los conocimientos y el trabajo que hay detrás de un fotógrafo. Hacer una buena foto es mucho más que un simple click con un móvil, hay que saber muchas más cosas.

¿Qué opina de Instagram?

Me encanta porque es una ventana al mundo para darte a conocer. A mí me sigue gente y yo sigo a gente que si no fuera por Instagram jamás hubiese conocido y compartimos ideas y el trabajo que hacemos cada uno. Otras redes sociales me gustan bastante menos.

¿Es bueno que los móviles o el propio Instagram hayan popularizado tanto la fotografía?

Sí, ¿por qué no? Cuanto más se conozca, mejor. Me encanta que la gente disfrute de la fotografía, que haga fotos, pero a la fotografía profesional hay que darle el valor que tiene y tenerla respeto. No vale todo. 

¿Blanco y negro o color?

¡Qué difícil! Trabajo más el color, soy más de color pero un buen blanco y negro me parece impresionante.

¿Es cierto aquello de que 'una imagen vale más que mil palabras'?

Sí, totalmente convencida. Pero si a una imagen le añades texto, gana fuerza como es el caso de esta exposición. Cuando añadí a cada foto el fragmento de su cuento, de repente, subió a otro nivel. Ambas cosas se complementan, pero es cierto que lo primero que llega es la imagen. 

¿Sus próximos proyectos?

Tengo dos en mente. Hay gente a la que hice fotos que se ha quedado fuera de esta exposición, que les he sacado aposta porque consideraba que eran imágenes muy potentes y que tenían que estar en otro proyecto aparte, también de temática social. Y se me ha ocurrido otra idea muy chula. Después de lo que está gustando De este cuento, date cuenta y de lo que la estoy disfrutando, sí me voy a a animar a preparar otra exposición.