Llamada a los nuevos nómadas digitales

B. Palancar Ruiz
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Sigüenza y Orea forman parte de la Red Nacional de Pueblos Acogedores para el Teletrabajo que está dirigida a personas que quieran asentarse en municipios con menos de 5.000 habitantes

Llamada a los nuevos nómadas digitales - Foto: Javier Pozo

El trabajo en remoto o teletrabajo abre la oportunidad de captar nuevos vecinos para los pueblos pequeños de la provincia. Durante el confinamiento de la pandemia, esta modalidad de trabajo a distancia se extendió por todo el territorio nacional. Algunos, aprovecharon la oportunidad para trasladarse a sus segundas residencias para disfrutar de una mayor tranquilidad. Son muchos los que aún no han regresado pero muchos más los que quieren aprender de la experiencia de haber estado encerrados para ganar calidad de vida cambiando su residencia actual.  

Para estas personas que buscan un cambio de vida, más allá de un simple cambio de vivienda, ha nacido la Red Nacional de Pueblos Acogedores para el Teletrabajo, un proyecto que se presentó a principios de verano, impulsado por el Grupo Red Eléctrica y el colectivo soriano El Hueco, que además cuenta con el apoyo de la empresa de referencia en la gestión de alojamientos en España, Booking.

«Ya han llegado algunas llamadas a través de esta red de pueblos. El objetivo primero es que vengan y lo conozcan, luego puede surgir que vengan para quedarse. Hay personas que quieren cambiar de vida y pueden teletrabajar, o simplemente que a nivel turístico sirva para ganar más gente y que otros quieran quedarse a vivir», argumenta la alcaldesa de Sigüenza, María Jesús Merino. 

Llamada a los nuevos nómadas digitales Llamada a los nuevos nómadas digitales - Foto: Javier PozoEste portal está abierto a todos los municipios de la España rural que tengan menos de 5.000 habitantes y reúnan unas condiciones mínimas para garantizar el teletrabajo. En este momento, hay 34 pueblos registrados, dos de ellos de la provincia de Guadalajara, Sigüenza y Orea, que están perfectamente equipados y ya cuentan con personas que pueden trasladar sus gratas experiencias como teletrabajadores a otros nuevos pobladores.

cambio de vida. Es el caso de Manuel Marco, de 51 años, separado y con cinco hijos, que vive en Orea desde hace dos años y medio y define este tiempo como «la mejor decisión de mi vida». Es murciano y trasladó su residencia desde Molina de Segura a Orea después de comprobar que tenía una cobertura 4G aceptable para desarrollar su trabajo como experto en seguridad de redes y programación. No tiene problemas para desarrollar su trabajo diario.

«Por seguridad, yo tengo dos rúter. Por si uno se me cae, tener otro preparado para trabajar. Pero en este tiempo, creo que lo he utilizado una vez», comenta Manuel.

Llamada a los nuevos nómadas digitales Llamada a los nuevos nómadas digitales Él trabaja desde su casa pero Orea cuenta con un espacio coworking, situado en la parte alta del Ayuntamiento, disponible con nueve puestos de trabajo separados debidamente para guardar la seguridad por el Covid, que cuentan con mesas, ordenadores, impresoras y dos salas de reunión.

«Trabajar en Orea es una experiencia que puede ser definitiva. Es posible que te apetezca quedarte pero cuanto menos, va a ser única y enriquecedora. Animo a la gente a que la viva. La experiencia nos dice que la gente que lo ha vivido y se ha ido en los últimos años, por las circunstancias, lo ha hecho con lágrimas en los ojos y porque no tenía más remedio», cuenta la alcaldesa de Orea, Marta Corella, que revela que este pueblo de unos 200 habitantes aspira a «tener una red para que esto pueda ser un Silicon Valley. Queremos que haya una velocidad suficiente para que aquí venga gente que se dedique a la programación».  

Para Manuel, vivir y trabajar en Orea solo tiene ventajas: «Mucha tranquilidad, paz, silencio. Pueden descansar porque en verano e invierno hay buena temperatura. Y tienes las bondades de que puedes salir a pasear por el bosque después de la jornada de trabajo. Buena gastronomía. La gente de Orea, para mí, son excepcionales. En los pueblos, siempre hay proyectos que hacer y cosas para ayudar en el Ayuntamiento, a parte del teletrabajo. Yo lo recomiendo mucho. Llevo aquí dos años y medio. No echo de menos la ciudad. Lo más lejos que he ido desde Orea en estos dos años y medio ha sido a Molina. No he ido ni a Alicante ni Teruel. Ni me apetece ir más allá».

Llamada a los nuevos nómadas digitales Llamada a los nuevos nómadas digitales - Foto: Javier PozoTambién un trabajo relacionado con el mundo digital, consultoría y programación ha cambiado la vida de tres jóvenes en Sigüenza. «Abrimos el espacio coworking a éxito porque a través de ADEL se puso en marcha un curso por el que a seis personas les garantizaban trabajo. Este verano, ha servido para darlo a conocer porque hay mucha gente que tiene en Sigüenza segunda residencia y que igual ahora no tiene problema en irse desde el jueves o el viernes porque tienen la posibilidad de teletrabajar. Estoy contenta e intentando que no decaiga. En Sigüenza, estamos viviendo una pequeña revolución. Estoy orgullosísima de que hayan abierto diez negocios en poco tiempo. A la gente se le ve que tiene ganas de volver siempre que se le den opciones para desarrollar su carrera profesional. Y si esto es una oportunidad más, al cien por cien con ello», mantiene María Jesús Merino.

El espacio coworking seguntino tiene 16 puestos de los que ocho están ocupados de manera estable. 

Una de sus inquilinas es Laura Ballesteros, de 25 años: «Soy de Sigüenza. Cuando terminé de estudiar, empezó la pandemia. Tras los meses más duros, salió la oportunidad de este trabajo y de poder quedarme aquí. Pensaba que tendría que irme fuera porque, aquí en Sigüenza, hay menos oportunidades. Ahora, estoy muy contenta. Podríamos trabajar desde casa pero habiendo un espacio habilitado venimos a trabajar de lunes a viernes por la mañana. En invierno, que tenemos horario de tarde, sí que trabajamos en casa. Nunca se nos ha caído la red y la velocidad es buena. Nosotros hacemos reuniones por videollamada y dependemos bastante de internet y nunca nos ha dado problemas».

Llamada a los nuevos nómadas digitales Llamada a los nuevos nómadas digitales - Foto: Javier PozoQuien sí cambió su residencia fue Geovanny Basto, de origen colombiano y con 30 años, que está cumpliendo un sueño profesional al poder volver a trabajar en el mundo de las telecomunicaciones: «Cuando conocí la oferta de trabajo vivía en Azuqueca, donde llevaba desde el verano de 2019. Por el tema de transporte, decidí venirme a Sigüenza cuando empecé el curso. Me he adaptado genial. Me encanta. Tengo la facilidad de venir caminando, disfrutar de los paisajes y del aire puro. Estoy enamorado del pueblo. Me ha cambiado la vida. Todos los que se pudieran darse la oportunidad de conocer esta parte de España deberían hacerlo, no se arrepentirían».

El caso de Ana Iturmendi, natural de Madrid y de 34 años, es el ejemplo de haber encontrado justo lo que buscaba: «Queríamos volver a España pero queríamos hacerlo a un sitio más tranquilo que Madrid. Eso sí, queríamos que quedase cerca por la familia y los amigos. Conocíamos a gente de Madrid que se había venido a Sigüenza y decidimos probar. Elegí primero Sigüenza antes que el trabajo pero vino a los días de llegar. Ha venido todo rodado. Estamos muy contentos. En Francia, vivíamos muy bien y quería volver a un sitio en el que tuviese la misma calidad de vida. Madrid me gusta mucho pero de visita. Se lo he recomendado a mis amigos y algunos se lo están pensando. Es un sitio que está muy bien. Se pueden hacer muchos planes. Vivo en un pueblo con diez habitantes, en La Cabrera, y tengo internet en casa y no he tenido ningún problema. No me falla nunca. No tengo ninguna queja. Animo a las empresas a que confíen en los centros coworking porque facilitan a los trabajadores para que estos puedan teletrabajar».

 Después de conocer estas cuatro experiencias tan enriquecedoras a cualquiera le entran ganas de ser un nómada digital más. En la Red Nacional de Pueblos Acogedores del Teletrabajo ya hay 293 personas inscritas y se ofrecen 168 alojamientos para aquellos que quieran probar en alguno de los 34 pueblos adheridos, entre los que destacan Orea y Sigüenza en la provincia de Guadalajara, y a la que se pueden sumar otros muchos más siempre que tengan menos de 5.000 habitantes censados.