El pueblo de San Blas y de la fuente más impresionante

Inmaculada López
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Albalte de Zorita hace su presencia en la falda oeste de la Sierra de Altomira como un municipio de mediano tamaño regado por una fértil vega y abundantes manantiales

La Fuente de los Trece Caños es el símbolo por excelencia de Albalate de Zorita. - Foto: Javier Pozo / Archivo

La abundancia de manantiales y aguas subterráneas siempre hicieron de Albalate de Zorita un pueblo fértil y lozano. Tiene, por tanto, su lógico sentido que el símbolo por excelencia del municipio y la muestra ineludible de esta envidiable plétora acuífera sea la maravillosa Fuente de los Trece Caños. Esta grandiosa

construcción destaca tanto por su belleza y decoración, con ocho gruesos caños hechos de piedra tallada en forma de leoninas, como por la estructura interior que la hace manar agua, expresión de auténtica ingeniería hidráulica del Renacimiento. Precisamente, para dar a conocer las entrañas de esta singular construcción, el Ayuntamiento de la localidad abre al público todos los veranos las canalizaciones interiores aprovechando las labores de vaciado y limpieza en profundidad que realizan los operarios municipales.

Muy cerca de la Fuente de los Trece Caños se encuentra  el lavadero, repleto también de agua, y una zona de pequeñas y fértiles huertas.

Otro de los encantos ineludibles de Albalate de Zorita es la iglesia de San Andrés , diseñada por Alonso de Covarrubias y construida entre finales del siglo XV y principios del XVI. En sus muros exteriores se abren dos portadas, siendo la principal la del lado norte de estilo gótico isabelino. Del soberbio interior, destaca el retablo mayor de estilo churrigueresco y, por supuesto, la Capilla de la Santa Cruz, donde se custodia la imagen más querida y venerada por los albalateños además de patrona del municipio: la Santa Cruz del Perro. Se trata de una preciosa joya de orfebrería del siglo XIII, labrada en broce de forma magistral y llamada así porque en 1514 fue encontrada bajo una roca por el perro de unos pastores que no paraba de ladrar, lo que dio origen a su nombre.

Las calles del casco antiguo de este acogedor municipio alcarreño, emplazado en la falda oeste de la Sierra de Altomira, todavía conservan algún antiguo almacén y viaras casonas pertenecientes a la familias más adineradas. La Plaza Mayor está presidida por la Casa Consistorial.

El domingo más cercano al 27 de septiembre es cuando Albalate se viste de fiesta y se celebra la tradicional romería a la Ermita de Cabanillas, lugar donde se encontró la Santa Cruz. Durante toda la semana siguiente, Albalate festeja sus fiestas patronales, en las que no faltan el ambiente de las peñas, que protagonizan un impresionante desfile de carrozas, la música de las verbenas, las actividades culturales y sociales y, por supuesto, los encierros. Como sucede en la mayoría de los pueblos de la Alcarria, la afición taurina es santo y seña en Albalate. Los albalateños también hacen gala de San Blas, su otro patrón, cuya celebración cuenta con la declaración de Fiesta de Interés Turístico Provincial gracias al colorido y a la idiosincrasia que aportan las coloristas botargas danzantes que gritan y piropean al santo de una manera que parece irreverente, pero que nace da la devoción profunda al santo.

Aparte de su casco urbano, el término municipal de Albalate alberga la urbanización Nueva Sierra, junto al patano de Bolarque, formada por unos 5.000 chalés. Se trata de uno de los principales motores del pueblo, que explosiona de actividad y vida cuando llega el buen tiempo.