Luis Enrique, una fórmula ganadora

Luis Miguel Pascual (EFE)
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Después de 14 años soñando con su primera Orejona, el proyecto de Catar en el PSG halla la luz gracias al buen hacer del asturiano

Luis Enrique, una fórmula ganadora - Foto: RONALD WITTEK

Catorce años, siete entrenadores y cientos de millones de euros más tarde, el Paris Saint-Germain conquistó al fin la Liga de Campeones que perseguían sus propietarios cataríes, una búsqueda de la gloria máxima que ha tomado más tiempo del que esperaban y que lograron el pasado domingo gracias a la apuesta por Luis Enrique.

El español encarna la tercera de las etapas de este PSG, que en sus primeros años se puso en manos de Zlatan Ibrahimovic y luego confío en Neymar para acabar reposando en una receta coral.

QSI, el fondo soberano catarí, aterrizó en la capital en 2011 como un elemento más de consolidación del deporte en el pequeño emirato que acababa de recibir la organización del Mundial de 2022.

Enseguida regó de millones a la entidad, con la llegada de jugadores de prestigio como Javier Pastore, Jérémy Ménez, Blaise Matuidi, Thago Motta, Maxwell y, sobre todo, Ibrahimovic. El sueco era el elegido para encarnar el proyecto que el presidente, Nasser Al Khelaifi, quería ver triunfar en cinco años.

Pero el equipo tenía prisa y poca mano izquierda para gestionar un club. Carlo Ancelotti se quejó de las intervenciones de la dirección en su parcela y abandonó el conjunto. Laurent Blanc representó la consolidación del bloque en Francia, pero no era suficiente para dar el paso a nivel continental que pedía el propietario, por lo que apostaron por un Unai Emery que sufrió en 2017, en el Camp Nou, aquel 6-1 con el que el Barcelona de Luis Enrique pulverizó el 4-0 de la ida y que llevó a Doha a buscar una nueva estrategia: apostar por las estrellas.

Entradas y salidas

Llegaron Neymar y Mbappé, entre otros, pero el experimento tampoco dio resultados. Emery fue relevado por Thomas Tuchel, que en 2020 llevó al club a la final de la Liga de Campeones, pero meses más tarde se cansó del intervencionismo catarí y fue sustituido por Pochettino.

El argentino vio reforzado su proyecto con la incorporación de Lionel Messi, que, junto al francés y al brasileño, formaron un trío que creían invencible.

Aunque ni el exdefensa del PSG ni su sustituto, Chritophe Galtier, elevaron el nivel de juego del combinado galo, que siguió sin conquistar la ansiada Orejona.

Pero en el verano de 2023 todo cambió. Los emires dieron un golpe de timón a su política: se acabaron las estrellas. Luis Enrique aterrizó al mismo tiempo que salieron Messi y Neymar y la entidad, en un último resquicio de apostar por los grandes nombres, decidió asentar su proyecto en los hombros de Mbappé.

El atacante exigía refuerzos de talla mientras el entrenador asturiano apostaba por homogeneizar el equipo. Tras un primer año de transición, en el que el PSG alcanzó las semifinales de la Champions, y sabiendo ya que no contaría con Kylian Mbappé, el español recibió plenos poderes.

Por vez primera, Doha asentó el proyecto en la espalda de su preparador, que ha conseguido forjar una maquinaria ganadora, engrasada y que funciona a la perfección para, al fin, triunfar en Europa.