El mundo recuerda a la princesa Diana, más conocida como Lady Di, por su trágica muerte a los 36 años en un accidente de tráfico en París, el 31 de agosto de 1997, junto a su pareja, Dodi Al-Fayed. Sin embargo, Diana Frances Spencer, que nació en el seno de una familia aristocrática, era ante todo una mujer vitalista, llena de luz y repleta de alegría por la vida.
Justo cuando se cumplen 60 años de su nacimiento, el 1 de julio de 1961, sus admiradores quieren recuperar la memoria de Lady Di más allá de su imagen junto al príncipe Carlos y su trágico desenlace, y poner el foco en la ilimitada energía que desprendía, sus ganas de vivir y su alegre sonrisa. Tanto en privado como en publico, ante los más altos mandatarios o entre las personas más humildes, Lady Di era una presencia luminosa, alguien que ofrecía positividad y esa energía brilla con luz propia hasta nuestros días.
Diana era una de esas mujeres con una enorme necesidad de dar y recibir amor. Precisamente, los seres más cercanos, aquellos con los que compartía su vida a diario, los que son sus hijos -Guillermo y Enrique- fueron los que sintieron más de cerca su felicidad y proximidad.
Fue la madre perfecta, la consejera, la protectora y la guía de los dos príncipes hasta el día que perdió la vida en aquel fatídico túnel en 1997.
Pero también era una mujer que amaba la música, la danza y la diversión como la que más. De hecho, Diana soñó de pequeña con ser bailarina.
La felicidad que irradiaba Diana de Gales no solo contagió a sus seres más cercanos, sino que también conquistó el corazón de todo el Reino Unido y de parte del mundo. Demostró que sus aspiraciones y amor por los otros -estuvo involucrada en proyectos solidarios como la ayuda a los enfermos de sida y la luchar contra las minas antipersona- la alejaban de la vida aristocrática y la convertían en la Princesa del pueblo. Pero no tuvo una vida fácil y en determinados momentos tuvo que tomar decisiones arriesgadas que probaron su valentía.
Una relación traumática
Sabedora de que su marido no había interrumpido su relación con Camilla, la princesa Diana sufrió un fuerte desequilibrio emocional y padeció bulimia y anorexia. Las relaciones entre los príncipes de Gales se fueron deteriorando hasta su separación, anunciada en noviembre de 1992. Cuatro años después, el 28 de agosto de 1996, se hizo público el divorcio con el heredero al trono. Diana perdió el tratamiento de alteza, pero no su pertenencia a la familia real y su título de princesa.
Tras fallidas relaciones con el militar James Hewitt y el médico paquistaní Hasnat Khan, en el verano de 1997 formalizó su relación con Dodi, hijo del millonario egipcio Mohamed Al-Fayed. Un enamoramiento que apenas duró unas semanas a causa de su trágico final. Tiempo suficiente para que surgiera el rumor de que Diana Frances Spencer estaba embarazada en el momento del accidente.
En cualquier caso, tras su fallecimiento, la princesa fue rápidamente embalsamada, con lo que nunca pudo conocerse si realmente estaba encinta.
Actualmente, el furor por Lady Di no se ha apagado, todo lo contrario, su historia es más fascinante que nunca al ser considerada una de las royals más auténticas de la corona británica. Su estilo para vestir continúa inspirando a muchas mujeres y su actitud rebelde y encantadora sigue seduciendo a sus seguidoras.