Dos acontecimientos en los últimos días vuelven a poner en el foco el asunto que nos ocupa y nos preocupa sobremanera: la despoblación. El Empuéblate de la Fundación Eurocaja Rural se supera año a año con el análisis de soluciones reales y realistas para el mundo rural. Esta cooperativa de crédito, ahora en pleno proceso de expansión, abre oficinas donde otras entidades las cierran y su última campaña publicitaria, "Celos", de gran repercusión, como las que últimamente realiza, exalta las virtudes de la atención personalizada en el momento en el que los bancos al uso dejan tiradas a millones de personas que nunca podrán entenderse con las alternativas ofrecidas en el universo cotidiano de lo digital que finalmente se concretan en el manejo de una APP instalada en el móvil, personas que especialmente viven en los ámbitos rurales. En el Empuéblate se habló de la tan traída y llevada exclusión financiera, una de las grandes lacras de este tiempo que corre en paralelo a la despoblación, pero además se dio voz a iniciativas y emprendimientos que pretenden llevar algo de vida a los pueblos en riesgo de perecer.
El movimiento repoblador en España de última generación merece un capítulo aparte, personas jóvenes, en gran parte, como una mayoría creciente de clientes de Eurocaja, que han decidido buscar horizontes nuevos en zonas rurales, personas que no responden ni de lejos al perfil de "paleto", personas vividas y viajadas, con estudios superiores en muchos casos, que apuestan por los pueblos para iniciar proyectos de vida arriesgados pero ilusionantes con los que, al tiempo, ponen un granito de arena insustituible en la tarea de intentar revertir esa situación extrema que se expresa brutalmente en el axioma de que en España el noventa por ciento de la población vive concentrada en el treinta por ciento del territorio. 
La financiación, vía entidades de crédito o fondos públicos, los emprendedores y los políticos forman las tres patas sobre las que se sustenta el empueblamiento urgente que necesitamos. En el marco de la política está la reunión del Pacto Rural Europeo que se celebra estos días en Sigüenza, un evento de cierto alcance en el marco de la presidencia española de la UE. Es difícil hablar de despoblación evitando el marco europeo, si bien es cierto que nuestro país, quizá también Italia, es el que se lleva la palma en el desastre demográfico y en el desbarajuste territorial. Ocurre, sin embargo, que es complicado hablar de repoblación rural si no cuidamos las actividades agrarias y ganaderas y en la UE no somos precisamente campeones en la protección de nuestros productos frente a la competencia desleal de terceros países. En cualquier caso, el llamado Pacto Rural Europeo, que Castilla- La Mancha ha empujado con fuerza desde el ámbito español, es clave para debatir el reparto y el uso eficiente de los fondos europeos destinados al desarrollo rural así como la puesta a punto de las entidades que filtran todas estas ayudas y las canalizan hacia proyectos concretos de revitalización de lo rural, en el caso de Castilla-La Mancha, Recamder, como aglutinador de los Grupos de Acción Local, muy presentes en las jornadas de Sigüenza.
En todo lo tocante al problema de la despoblación, estamos ahora en pleno tránsito entre lo que supuso la toma de conciencia a raíz de la llamada revuelta de la España? Vaciada, que se concretó en 2019 con una gran manifestación en Madrid, y la toma de medidas legislativas que favorezcan la puesta en marcha de iniciativas repobladora, ejemplo de ello fue la ley pionera contra la despoblación aprobada en Castilla-La Mancha en 2021. La tarea es ardua, el mundo rural se puso de moda con la pandemia, pero otra cosa muy diferente es cambiar la mentalidad urbana por otra que prime lo rural como forma de vida incluso como la mejor forma de vida, mucho más cuando no corren tiempos fáciles para las tradicionales actividades asociadas a lo rural por más que sigan levantando la bandera de la agricultura y la ganadería cientos de emprendedores cada vez más preparados pero no demasiado bien tratados por las políticas europeas. Queda el remedio parcial del turismo rural, en auge, y las facilidades para el teletrabajo, pero esto no será suficiente para conseguir una revitalización total de los entornos rurales