No eran muchos pero se hicieron notar. Los turistas y toledanos que al mediodía se hallaban transitando por la Plaza de Zocodover, en Toledo, no podían dejar de prestarles atención, mientras la plataforma Marea de Residencias, megáfono en mano, gritaba con fuerza 'Residencias públicas y de calidad' o 'No al maltrato institucional'. 

La portavoz de la plataforma, Pilar López, explicó que se concentraban para reclamar «unas residencias públicas dignas, con cuidados dignos y centrados en las personas» y con plantillas de trabajadoras suficientes. Lamentó que lo que ahora existe en Castilla-La Mancha es un modelo basado «en el negocio», especialmente en las residencias privadas que, como recordó, «se nutren de dinero público y no dan los cuidados adecuados».

Criticó que la inmensa mayoría no cuentan con psicólogos o terapéutas ocupacionales, centrándose únicamente «en lavar, dar de comer y acostar» a los mayores. «Nadie concebiría que se dejase a un niño o a un bebé encerrado en una habitación sin ningún tipo de estímulo, y solo se le diera de comer o cambiara el pañal», puso de ejemplo López, que aseguró que con las personas mayores pasa lo mismo y aunque tengan alguna incapacidad física o psíquica, «necesitan estímulos». 

las inspecciones no funcionan. Otro asunto que la portavoz de la plataforma denunció fue la falta de responsabilidad de la Consejería de Bienestar en el asunto de las inspecciones a las residencias de mayores. 

«No están siendo efectivas, hay mucha opacidad en esto», explicó López, que reconoció que es consciente de que las trabajadoras de las residencias y los inspectores de la Consejería trabajan para la Junta y, aunque observen negligencias en el servicio o en las instalaciones de estos centros, «no se atreven» a denunciar porque, al final, «dependen de la Adminitración, por lo que solo maquillan los datos». 

A su juicio, por tanto, las inspecciones «no están funcionando y solo la consejera sabe por qué».