De un equipo campeón siempre se espera que revalide el título. De un bloque como el Barcelona 24/25, además, se desea que lo haga, al menos, de la misma forma. Atacando sin cuartel, con Lamine Yamal sacando su variada paleta de trucos de magia, con esa línea de fuera de juego que convierte los partidos en una suerte de juego funambulista para jugadores propios y rivales y con una amalgama de futbolistas, como Pedri, capaces de desencallar una jugada con ejecuciones simples, pero que te obligan a levantarte y aplaudir.
Todo eso y mucho más fue el primer proyecto de Hansi Flick de azulgrana. Superó las expectativas por mucho, puesto que revivió a un 'gigante' que llevaba dormido desde que Leo Messi dijo adiós tiempo atrás.
Ahora el '10' lo porta otro. Es zurdo, como el argentino. Es escurridizo, como el rosarino. Tiene la capacidad de decidir partidos, como el mejor jugador de todos los tiempos. Pero tiene su propio sello. Yamal ya es el 'capitán' ofensivo de un Barcelona que se desvive por atacar.
Tras un curso de Balón de Oro, el catalán, con solo 18 años, renovado y con el número de las leyendas en su espalda, está llamado ser el santo y seña de un cuadro que tiene la espina clavada de la Liga de Campeones.
El de Mataró tendrá los mismos socios que el año pasado. Raphinha yLewandowski, a los que se unió Marcus Rashford, un comodín de lujo para una ofensiva que el año pasado echó en falta algo de descanso en momentos puntuales.
Es realmente complicado que, por ejemplo,Raphinha repita la 24/25 a nivel goleador. Para eso aterriza el inglés, para descargar, no solo de minutos, sino de responsabilidad a un tridente saturado la última temporada.
Incluso, el brasileño podría desempeñarse por las zonas interiores, donde Flick moldeó al mejor Pedri de su carrera. Otro de Balón de Oro. Como Raphinha, por cierto. Honores al alemán por tener esa visión y esa mano.
El canario pasó de ser el 'Iniesta' a ser 'Xavi', o los dos al mismo tiempo, pero el caso es que su mayor vinculación con la creación hizo de él un futbolista nuevo, que sin lesiones es capaz de marcar el paso de los más grandes.
En todos ellos volverá a basarse el Barça de la 25/26, porque atacar seguirá siendo la orden principal, incluso para defender. En la retaguardia hay una baja capital respecto al curso pasado. No estará Íñigo Martínez, que hace unos días puso rumbo a Arabia Saudí después de convertirse en el auténtico jerarca de una zaga en la que él controlaba cuándo sí y cuándo no y hasta dónde se debía tirar la línea del fuera de juego.
Ahora ese papel recaerá en Pau Cubarsí, que todo apunta a que, además, tendrá que cambiarse de perfil para defender desde la izquierda, junto a, probablemente, Ronald Araújo.
Detener la sangría
Aunque, si todo va bien, el proceso de cazar a los jugadores contrarios en posición antirreglamentaria será más puro que la temporada pasada. Flick, al acabar la 24/25, hizo énfasis en que este verano iba a tener tiempo de trabajar para evitar la sangría de ocasiones que en ocasiones le hacía cualquier contrario a su equipo, convirtiendo los partidos en benditas locuras de goles a un lado y a otro del campo.
Ganar solidez sin perder la esencia. Esquivar la teoría de la manta corta. Casi un imposible es lo que persigue el técnico de Heidelberg, pero si alguien sabe de lograr lo que no se espera, ese es él.
Sin duda, fue el 'MVP' de una campaña en la que al equipo solo le faltó la Champions. Pero no fue el mejor por los títulos que levantó su plantilla, si no por cómo sacó lo mejor de casi todos los miembros de la misma.
El germano revalorizó jugadores que antes eran carne de venta y resucitó la parcela deportiva de una entidad que aún languidece en lo económico. Con el proyecto asentado, ahora el Barcelona quiere asentarse y aspirar a ejercer una nueva dinastía.