Líder sorpresa y sin vértigo

Diego Izco
-

El Girona, sin la obligación de estar ahí arriba y con un juego tremendo, puede dar la sorpresa. El Barça se traiciona... pero gana: el debate entre estilo o victoria queda aparcado. Bellingham se va, el Madrid se seca

El entrenador del Girona Míchel celebra la victoria de su equipo al término del partido correspondiente a la jornada 12 de LaLiga EA Sports que disputaron frente al CA Osasuna en el estadio El Sadar. - Foto: EFE

El vértigo es para los que se preparan para el gran momento, no para quienes se lo encuentran de repente. Nadie en el Girona estaba preparado para liderar en solitario el campeonato tras 12 jornadas, nadie para los 31 puntos, nadie para los 29 goles, nadie para fijar un objetivo europeo, menos aún la Champions (el quinto puesto está ya a 10 puntos). Por eso no puede tener vértigo: porque en lo inesperado no hay ningún tipo de responsabilidad. ¿O alguien va a enfadarse en Montilivi si al final no se gana la Liga o se juega la Copa de Europa? Están en estado de gracia (remontaron un 2-1 en El Sadar en la segunda mitad y prácticamente metieron todo lo que fue a puerta) y atacan en tromba. Su fútbol, paradójicamente, es puro vértigo. ¿Por qué no va a durar?

Sin relato

De los tres grandes solo ganó el Barça y 'de aquella manera'. Al equipo de Xavi se le ha terminado el relato, aquel del estilo, el ADN, el toque-toque, la posesión, el césped corto y el defender con balón. Ter Stegen fue el mejor del partido y el Barça encontró el triunfo en San Sebastián en un cabezazo limítrofe (tanto para la línea del 'offside' como para el cronómetro) de Araújo. Fue dominado y mereció poco, aunque los más rápidos echaron mano del clásico para recordar que los merecimientos no dan puntos. Que se lo digan a Imanol, autor del equipo más atractivo del campeonato -con permiso de Míchel y su líder-.  

Sin gol

Si el Barça perdió el relato en el Reale Arena, el Madrid perdió el gol ante el Rayo. Lo perdió, concretamente, a los 10 minutos, cuando Bellingham dio el susto y se retiró lesionado. El inglés ha ido fabricando y encontrando goles por cualquier esquina para mantener a flote a un Real Madrid entre mediocre e incompleto: las victorias tapan (pero no eliminan) las carencias. El 0-0 escuece porque esa parte del madridismo que las negaba piensa ahora: «A ver si los cenizos tenían razón».