El último barómetro del CIS conocido ayer confirma que el tablero político español sigue moviéndose mientras el PSOE aún retiene la primera posición en estimación de voto. Los socialistas han perdido ventaja respecto a un PP que recupera posiciones, recortando la distancia a apenas 2,7 puntos. Un vuelco que debería hacer reflexionar al Gobierno de Pedro Sánchez, cuyo desgaste empieza a ser palpable tras meses de decisiones controvertidas y una gestión cuestionada, más aún si se tiene en cuenta que la encuesta se realizó tras el apagón del 28 de abril, sobre el que aún existen preguntas que no ha respondido.
En lo económico, la encuesta revela que más del 55% de los españoles perciben la situación del país como mala o muy mala, mientras que la preocupación por la vivienda se consolida como el problema número uno. Estos datos contrastan con el discurso triunfalista del Ejecutivo sobre la recuperación económica y ponen en evidencia el fracaso de medidas como la Ley de Vivienda, que no está logrando aliviar la presión sobre el mercado del alquiler.
Pero no es solo la economía lo que preocupa. El 19,7% de los ciudadanos sitúa los «problemas políticos» en segundo lugar entre sus preocupaciones, lo que refleja una desafección creciente hacia una clase dirigente que, en privado, como se está viendo estos días con los mensajes de WhatsApp entre Ábalos y Sánchez, desata sus rencillas y reproches en lugar de centrar sus esfuerzos en gobernar.
En este contexto, el CIS apunta a que el PP tiene la oportunidad de consolidar su ascenso. Con un 29,3% de estimación de voto, el partido de Alberto Núñez Feijóo ha recortado distancias con el PSOE. Al hilo, la decisión del presidente popular de adelantar el congreso nacional al próximo mes de julio se antoja clave para lanzar el mensaje nítido de que está preparado para gobernar y que el PP tiene un proyecto sólido para el país, más allá del desgaste del Gobierno de Sánchez y de que Vox, que pasa del 15,2% al 13,7% en intención de voto, logre sellar la fractura interna que padece desde hace meses.
Un escenario político en el que los partidos más a la izquierda, Sumar y Podemos, continúan en un enfrentamiento que los ha llevado a diluir su peso electoral hasta el 10,4% combinado.
En resumidas cuentas, el CIS de mayo puede que no augure un cambio inmediato de Gobierno, pero sí muestra que el tablero político va reordenándose de cara a unas todavía lejanas elecciones generales en julio de 2027, pero que se pueden adelantar dada la situación de tensión en el país, con una economía que solo parece carburar sobre el papel y no en los bolsillos de los españoles y una ciudadanía cada vez más desencantada con sus dirigentes.