Jesús Fuentes

ÁNGULOS INVERTIDOS

Jesús Fuentes


Veranos de antaño

21/07/2023

Bajo el sol feroz de este verano, Toledo se oscureció por una niebla que lo envolvía. No, no era la habitual calima del desierto del Sahara que lentamente nos coloniza, era el humo de los incendios de los bosques de Canadá. El humo había cruzado las aguas del Atlántico y difuminaba el azul turístico de la península ibérica. Tampoco es para asustarse y  pensar en los apocalipsis que  nos anuncian los vividores de las malas noticias y la prensa, cada vez más sensacionalista, difunde para rellenar páginas e inquietar a los lectores. Es el resultado de la acción humana que está provocando a velocidades inusitadas el cambio hacia una naturaleza  imprevisible.  
En los veranos de antaño el calor intenso de julio se esperaba para las fiestas de Santiago. Después, a partir del 15 de agosto, tras las ferias de Toledo, el calor amainaba por las noches. Se recurría a la rebequita. Era lo que habíamos aprendido  de nuestros padres y ellos de nuestros abuelos y funcionaba con  la mecánica regularidad de un tiempo antiguo experimentado. Nada empieza a ser igual. Los veranos recientes se rigen por factores que aún desconocemos. Solo comprobamos que los meses calurosos se amplían, que los incendios forestales se multiplican, que las sequías pertinaces  empiezan a convertirse en endémicas y que el agua, cuando aparece, lo hace con efectos indeseables. Destruye las infraestructuras de las ciudades y arrasa los cultivos de los campos.
 En un escenario así, en España, la derecha que se presenta a las próximas elecciones, considera lo que sucede producto del fanatismo climático de los burócratas de Bruselas. Para la Sra. Ayuso son invenciones de la izquierda envidiosa. Rebaten lo evidente por ignorancia o mala fe. O lo que es más grave, para seguir defendiendo intereses económicos de empresas de energías contaminantes y sus pequeños intereses de simples comisionistas del capital. La eficiencia energética, dicen, uniformiza las ciudades y los petróleos y gasolinas no contaminan y amenazan la salud y el patrimonio cultural de los ciudadanos. Es mentira lo que experimentamos y sentimos. Se atrincheran en  dudas rancias, en  nostalgias ridículas y en la confusión en la que  pescadores desaprensivos pescan pequeñas parcelas de poder que atentan contra la realidad evidente. ¿Cómo negar que los veranos recientes son más dañinos y prolongados que los veranos de hace pocos años?