El año 2023 terminó bastante mal para la Mancha Oriental, según la Confederación Hidrográfica del Júcar. Por un lado, llegó al 31 de diciembre en estado de sequía prolongada; por el otro, en situación de prealerta por escasez.

Así consta en el último informe de indicadores de sequía dado a conocer por el organismo de cuenca, que constata el grave deterioro de la situación en el Júcar Medio, un territorio que coincide con el acuífero de la Mancha Oriental.

La sequía prolongada y la escasez coyuntural son dos cosas diferentes; la primera se refiere a la  falta de recursos hídricos de origen natural. En el caso del Júcar Medio, la principal variable a tener en cuenta es la precipitación.

Lo  cierto es que en diciembre llovió entre un 25% y un 50% de lo habitual para el duodécimo mes del año. Dicho de otra forma, el déficit de precipitación osciló entre el 50% y el 75%, siempre según la Agencia Estatal de Meteorología.

Aún más, durante los últimos 10 días del mes de diciembre, no llovió nada. En cuanto a la escasez coyuntural, ésta refiere a la capacidad del sistema de atender las demandas y necesidades de los usuarios. Aquí tampoco las cosas van bien.

De acuerdo al informe de CHJ correspondiente al mes de noviembre, los cuatro puntos de control que tiene el organismo de cuenca en el Júcar Medio estaban en nivel amarillo o situación de prealerta por escasez moderada.

Los puntos de control son las estaciones foronómicas de Valdeganga y Alcalá del Júcar, que miden los caudales del propio Júcar; la estación de Balazote, que controla el río Jardín-Lezuza y el piezómetro de Cenizate.

Durante el mes de diciembre, el caudal en la zona de Valdeganga se mantuvo en el entorno de los tres metros cúbicos por segundo; en Alcalá del Júcar, los valores fueron algo mayores, entre los cuatro y los seis metros cúbicos.

En el área del Jardín-Lezuza, los valores fueron mucho más discretos, casi siempre por debajo de los 0,5 e incluso los 0,2 metros cúbicos por segundo.