Compartida, ancestral y excepcional

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La DOP Jumilla, amparada por Campo y Alma y situada entre Murcia y Albacete, es una de las más antiguas de España y produce unos vinos de gran calidad gracias a las condiciones del terreno y al trabajo de Consejo Regulador, viticultores y bodegueros

Compartida, ancestral y excepcional

Castilla-La Mancha cuenta con una enorme cantidad de vinos con figuras de calidad. Denominaciones de origen, vinos de pago e indicaciones geográficas atestiguan la gran capacidad vitivinícola de la región y el buen hacer de las gentes que se dedican a elaborar vino. Todas estas figuras de calidad están, además, amparadas por la marca Campo y Alma del Gobierno regional, que fomentar y promociona estos alimentos y apoya a los productores.

Situada en el denominado Altiplano Levantino, la comarca en la que se asienta la Denominación de Origen Protegida Jumilla constituye un territorio de transición entre la llanura manchega y las suaves tierras mediterráneas del Levante. La zona de producción comprende los términos municipales de Jumilla (Murcia), Fuente-Álamo, Albatana, Ontur, Hellín, Tobarra y Montealegre del Castillo (Albacete), y los viñedos se encuentran desde los 320 hasta unos considerables 980 metros de altitud.

Los hallazgos de semillas de Vitis vinífera (vid) en distintas zonas del término municipal de Jumilla, suficientemente distantes unos de otros y suficientemente certeros en cuanto a su datación y singularidad, permiten asegurar que en la zona delimitada de la DOP se conocía la vid desde hace más de 5.000 años. Desde entonces, numerosas culturas habitaron y dejaron vestigios en el ámbito geográfico de la denominación: comerciantes minoicos, fenicios, pueblos iberos, griegos y romanos, cuya economía agraria estaba basada en la clásica triada mediterránea del cereal, el olivo y la viña.

Compartida, ancestral y excepcionalCompartida, ancestral y excepcionalLa actividad vitivinícola durante los siglos XV al XVIII fue intensa en la zona, como lo demuestran tanto la proliferación de referencias documentales en forma de ordenanzas, regulaciones, etc., como los restos materiales de prensas y otros equipos destinados a la elaboración del vino que datan de los siglos XV y XVI que aún se conservan. Existen, por otro lado, referencias de viajeros europeos de aquella época que hablan de sus vinos, lo que indica sin duda, la existencia de una industria vitivinícola relativamente desarrollada.

En el siglo XIX, la influencia del comercio de vinos con Francia gracias a la plaga de filoxera que sufrían los galos (y gran parte de España), además de fomentar un extraordinario desarrollo de la actividad vitivinícola en la zona, trajo consigo un importante desarrollo tecnológico en las elaboraciones. A principios del siglo XX (1910) se crea la Estación Enológica de Jumilla, que nace con el objetivo de asesorar en las técnicas de cultivo del viñedo, en la elaboración de vinos y realizar investigaciones para la mejora de las vides. Y ya a mediados de la centuria se redoblaron los esfuerzos para mejorar la calidad de los vinos, efectuándose estudios e inversiones en este sentido.

Estos esfuerzos fueron gratificados al obtener Jumilla en 1961 el reconocimiento por parte del Ministerio de Agricultura como Denominación de Origen. A partir de la década de los 90 del pasado siglo el desarrollo cualitativo de los vinos de la DOP Jumilla ha sido espectacular.

Compartida, ancestral y excepcionalCompartida, ancestral y excepcionalPero los vinos no mejoran solos, sino gracias al trabajo. Los viticultores de la zona han sabido aprovechar una condiciones en principio muy adversas para la agricultura, sobre todo por las escasas precipitaciones, pero se ven ayudados por las condiciones del terreno, que retiene muy bien las exiguas lluvias que caen para ponerlas a disposición de las cepas cuando lo necesitan, algo muy útil en estos tiempos de sequías. La ausencia de humedad, por otra parte, es un factor determinante para evitar enfermedades fúngicas como el oídio o la botritis, lo cual permite vendimiar unos racimos de excepcional calidad.

Hay otros elementos que resultan también importantes, como la estructura de la propiedad de la tierra, bastante dividida, que da lugar, generalmente, a un tamaño moderado de las explotaciones vitícolas, lo que permite una atención personal y próxima de los cultivos por parte de viticultor.

Gran calidad.

Gracias a la preponderante variedad Monastrell, las bodegas de la DOP Jumilla logran resultados muy atractivos con crianzas moderadas en envases de roble de calidad y con la participación complementaria de las otras variedades autorizadas, que se han revelado como un complemento ideal, ya que aportan estabilidad de color, acidez y aumentan capacidad de envejecimiento, además de armonizar aromáticamente a la perfección.

Compartida, ancestral y excepcionalCompartida, ancestral y excepcionalEn los últimos años, las gentes que se dedican al vino en Jumilla, cargados de ilusión, están realizando un esfuerzo muy importante a todos los niveles para ofrecer vinos de alta calidad y mejorar cada campaña. Desde el viticultor con el esmerado cuidado de sus viñedos, controles de vendimia y seguimientos de madurez, hasta los bodegueros con la mejor tecnificación y modernización de sus instalaciones, los caldos de esta denominación son ya un referente tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, ya que el 71% de la producción se marcha fuera de España.

El Consejo Regulador de la DOP, que agrupa tanto a viticultores como a bodegas y cooperativas, tiene como funciones principales la gestión y defensa de la denominación, así como el fomento y representación de la marca. Además, se encargan de que cada botella que sale al mercado con el marchamo de Jumilla cumpla con una serie de requisitos que garanticen su calidad.

Se trata, en fin, de vinos con cuerpo y con una gran personalidad adquirida gracias a la experiencia de siglos en el cultivo de la vid y a las modernas técnicas que emplean las bodegas a la hora de fermentar el mosto y envejecer, si es el caso, el resultado. Un maravilloso complemento para acompañar un guiso de cordero manchego con IGP o un delicioso queso manchego con DOP.

 

Monastrell es la estrella.

En la DOP Jumilla se admiten numerosas variedades de uva. Monastrell, Garnacha Tintorera, Cencibel (Tempranillo), Cabernet Sauvignon, Garnacha, Merlot, Syrah y Petit Verdot son las tintas que entran en la lista. En el caso de las blancas se puede encontrar Airén, Macabeo, Pedro Ximénez, Malvasía, Chardonnay, Sauvignon blanc, Moscatel de grano menudo, Verdejo, Merseguera y Viognier. En cualquier caso, la Monastrell, variedad propia de toda la zona de Levante, es la estrella de la denominación y representa la inmensa mayoría de la superficie de viñedo cultivado. Con estas uvas se elaboran tintos, rosados, blancos, dulces y los llamados vinos de licor, que se obtienen añadiendo al mosto de uva parcialmente fermentado o al vino, procedentes exclusivamente de la variedad Monastrell, alcohol neutro de origen vitícola y cuya graduación adquirida está comprendida entre el 15% y el 22%.

 

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Además de apoyar a los agricultores y ganaderos y colaborar en la promoción de los productos agroalimentarios castellano-manchegos con IGP y DOP, Campo y Alma cuenta con una plataforma de compras en internet. Se trata de market.campoyalma.com, a través de la cual los consumidores tienen la oportunidad de adquirir, directamente al productor, sin intermediarios y con solo un clic, un enorme abanico de alimentos: aceites, vinos, quesos, verduras y hortalizas, carnes, azafrán, miel, conservas, alimento ecológicos... En la plataforma se pueden encontrar tanto productos amparados por DOP o IGP como otros que no cuentan con esas figuras pero son también de altísima calidad y están cultivados, criados o elaborados en Castilla-La Mancha. Además, consumiendo alimentos procedentes de nuestra región se colabora en la lucha contra la despoblación y el cambio climático gracias a la manera en la que son producidos, siempre con respeto por el medio ambiente y en zonas desfavorecidas.