Un Carlos Alcaraz desenfrenado arrolló este domingo al defensor del título, el alemán Alexander Zverev (6-3 y 6-1), para conquistar el Masters 1.000 de Madrid y apuntalar la proyección que días atrás advertía en la Caja Mágica.
Apenas le quedan cuentas pendientes al murciano de 19 años que minimiza los registros por cada torneo por el que transita. Saldó varios de un plumazo en Madrid, donde pasó por encima del rey de la tierra, el que más Grand Slams posee, su compatriota Rafael Nadal, y dejó en evidencia también al número uno del mundo, el serbio Novak Djokovic.
Para la final del Masters 1.000 Madrid guardaba otra. Con Alexander Zverev, el cuarto del ránking. Un jugador con el que no había podido nunca, con el que perdió las dos veces que previamente había jugado. Con el doble campeón en Madrid.
Fue en un abrir y cerrar de ojos la revancha ante el alemán. Un tenista plagado de condiciones que afloja en cuanto el panorama pinta mal. No había perdido aún partido alguno en la pista Manolo Santana de la Caja Mágica el tenista hamburgués. Cayó por primera vez. De mala manera. Sin remisión y a toda pastilla.
Daba la sensación que el germano quería acabar cuanto antes con la pesadilla. En cuanto vio la situación, a un rival acelerado, sin fisuras y un público entregado, hincó la rodilla. Levantó la bandera de rendición con una doble falta. Sólo había aguantado en pista 62 minutos.
El campeón más joven del Mutua Madrid Open rozó la perfección durante muchos momentos. Ofreció una exhibición de golpes en el primer set que sorprendió al germano. Es la potencia un arma recurrente de Zverev con tiros largos a un lado y otro. Pero Alcaraz respondió. Certero con el saque y firme con la derecha, desarboló al alemán que no encontró amparo en su palco ni en su entrenador, el español Sergi Bruguera.
Si el alemán proponía un cuerpo a cuerpo respondía Alcaraz. A cada zambombazo, uno mayor, colocado, dirigido. Y las dejadas. Terminaron por cortar el ritmo del germano que no tuvo ninguna ocasión de rotura en todo el partido.
La vigésima octava victoria de la temporada de Alcaraz, más que nadie, fue más contundente que ninguna otra de Madrid. El murciano, que recordó a sus paisanos en la cámara de televisión "Viva El Palmar y viva Murcia" es el primero en ganar a tres jugadores situados en los cuatro primeros puestos del mundo en un mismo torneo desde que David Nalbanian lo logró en Madrid en el 2007.
Alcaraz será el lunes el séptimo jugador del mundo. Le bastó con una rotura en el sexto juego para abrir brecha. Situarse con 5-2 y allanar el camino para tomar ventaja. En el segundo, con Zverev dimitido, la rotura llegó antes. El partido se aceleró. Hizo tres breaks, en el tercero, quinto y séptimo. Todo fue rodado.
Fue un visto y no visto para Alcaraz que no conoce la derrota en finales. Ha jugado cinco y las ha ganado todas el murciano, que ya acumula siete triunfos seguidos con jugadores situados entre los diez mejores del mundo.
"Me lo paso bien jugando al tenis, pegando, con dejadas, me lo paso genial con el público y eso es lo que intento en cada partido. El año pasado viví todos estos momentos con estos jugadores y eso me hizo aprender. Ahora pienso que puedo ganar que puedo hacerlo muy bien. Y eso es lo que cuenta, confiar en ti mismo y que puedes ganar a cualquiera", dijo el español en la pista.
El español ya tiene cinco títulos. Dos de ellos del Masters 1000, los de mayor rango después de los Grand Slam. El campeón más joven en la historia del Mutua Madrid Open, el pentacampeón de menor edad desde que Nadal consiguió siete a la misma edad hace ahora diecisiete años, apunta a más.
"Se necesitan millones de horas de trabajo y que el tenis no sea una obligación. Pasarlo bien y trabajar", es su filosofía.