Tradición y simbolismo se dan la mano en el encuentro estival que marca el inicio de las vacaciones para el jefe del Estado y el líder del Gobierno. Pese al hermetismo en torno a lo que sucede cuando las puertas de Marivent se cierran, la cita de ayer llegó tras un agitado curso político, con el procesamiento del fiscal general del Estado como sobrevolando el ambiente.
El séptimo despacho en ocho años entre el rey Felipe VI y Pedro Sánchez tuvo lugar, por segunda ocasión consecutiva, en un momento delicado para el presidente. Mientras acudió al encuentro de 2024 tras comparecer como testigo en Moncloa en la causa abierta contra su mujer Begoña Gómez, ayer viajó a Palma después de que el Tribunal Supremo dejase a un paso del banquillo al jefe del Ministerio Público, Álvaro García Ortiz, una decisión que puso la guinda al ecuador de una legislatura que, además de adolecer de inestabilidad parlamentaria, se encuentra paralizada por los casos de presunta corrupción que acechan al Gobierno y al PSOE.
Tras despachar con el monarca, el líder socialista compareció ante los medios y, siguiendo el guion previsto, reiteró su respaldo a García Ortiz, pese a estar al borde del banquillo de los acusados por un presunto delito de revelación de secretos. «Creemos en su inocencia; cuenta con el aval y el apoyo del Gobierno de España», aseveró
El mensaje de Sánchez sigue en la línea que el Ejecutivo ha mantenido, en público y en privado, pese a la investigación en su contra, y es que en Moncloa parecen decididos a apoyarle hasta el final, aunque se decrete la apertura de juicio oral.
Asimismo, tal y como avanzó en su balance del curso político, Sánchez insistió ayer en que no habrá ninguna crisis de su Ejecutivo a la vuelta del verano, ya que, según afirmó, mantiene su confianza en los ministros de su Gabinete.
Y de nuevo, despejó las dudas sobre un hipotético adelanto electoral, al aseverar que su Ejecutivo está realizando un trabajo «extraordinario en un momento muy complejo como el que está atravesando el mundo y la economía española está funcionando bien».
«Hay mucho trabajo por delante, mucha legislatura por delante, y todos y cada uno de los ministros del Gobierno de coalición progresista cuentan con mi reconocimiento, con mi respeto y con mi respaldo», zanjó.
«Esfuerzo diplomático»
Antes de acudir al despacho con el rey, el jefe del Ejecutivo mantuvo una reunión con la presidenta de Baleares, Marga Prohens, que tuvo como tema central la inmigración.
La popular lamentó el desacuerdo con Sánchez en esta materia y señaló que, pese a «compartir el diagnóstico» de la crisis, el tema del reparto de menores no acompañados «no está en la mesa de debate».
«Suplico al Gobierno que ponga todo lo que está a su alcance para evitar que Baleares se convierta en Canarias», dijo lanzando un grito de auxilio al socialista, a quien le trasladó que entre mayo y la primera mitad de julio llegaron al archipiélago más de 2.000 personas.
Prohens le pidió recapacitar sobre el reparto de menas y, aunque el socialista se comprometió a realizar un «esfuerzo diplomático» con los países de origen y de tránsito para frenar el flujo descartó dar marcha atrás. «Le he dicho a la presidenta que la ley se cumple, y los gobiernos autonómicos que se nieguen tendrán que saber cuáles son las consecuencias», advirtió, sin entrar en más detalles sobre estas.