Al amparo de la soledad y la espiritualidad del desierto

Plácido Ballesteros
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Guadalajara en 'La Ilustración Española y Americana'

Al amparo de la soledad y la espiritualidad del desierto

Don Francisco Cortijo Ayuso (1910-1992), el sabio médico de Pastrana que quedó inmortalizado en el Viaje a la Alcarria de Camilo José Cela como "don Paco", fue uno de los intelectuales más destacados de nuestra provincia entre las décadas de los años cincuenta y ochenta del siglo pasado. Fue uno de los impulsores de la creación de la Institución Provincial de Cultura "Marqués de Santillana" desde su cargo de Diputado Provincial por el Partido Judicial de Pastrana, siendo el primer presidente de su Sección de Literatura. Cargo desde el que promovió la creación de los premios de narrativa, poesía y periodismo que hoy sigue convocando la Diputación Provincial.

Pero su intensa labor cultural, fruto de su profunda formación humanística, que sí quedó plasmada en numerosos artículos divulgativos en diversas revistas de arte y medicina, desgraciadamente sólo fructificó en pocas monografías. Entre ellas destaca la edición del Tratado breve de la cultivación de las colmenas, escrito por Francisco de la Cruz, uno de los carmelitas del Desierto de Bolarque, del que se conserva una copia manuscrita fechada en 1653 en la Biblioteca Nacional de Madrid.

Aunque don Paco no llegó a verla impresa, pues apareció póstuma en 2004 publicada por la Diputación Provincial, la edición preparada por señor Cortijo Ayuso del manuscrito es ejemplar. 

Dividida en dos partes, la primera está dedicada a ofrecernos una amplísima reseña histórica del Desierto de Bolarque, de la que a nosotros nos interesa destacar ahora el apartado dedicado a la vida intelectual del monasterio. En él nuestro autor da a conocer, además de la información sobre fray Francisco de la Cruz, el autor del tratado sobre las colenas, referencias biográficas de otros trece frailes carmelitas que durante su estancia en Bolarque escribieron numerosas obras, la mayoría de temática ascética. Pero entre las que no faltan las de naturaleza histórica y literaria como, por ejemplo, la primera edición comentada de las obras de San Juan de la Cruz, preparada por Fray Diego de Jesús Salablanca; autor que también dejó amplia producción poética propia.

Sigue a todo ello la edición del tratado de apicultura escrito por Fray Francisco de la Cruz, formado por 14 capítulos, cuyos títulos nos remiten a una obra fruto de la paciente observación a lo largo de cuarenta años dedicado al cultivo de las colmenas en Bolarque:

«I. Del sitio del colmenar y cómo an de estar las losas o losetas.

II. Que tales an de ser los corchos y de que manera se an de aderezar.

III. Del calzar las colmenas y alzar los valeos y aque tiempo se a de hacer.

IV. De las flores y yerbas que son provechosas a las abejas y de las que dañan 

y hacen enfermar; y del horden y trabajo que entre ellas ay. 

V. De los árboles que son provechosos a las colmenas.

VI. De como se a de proveer de comida a las colmenas que están flacas en

 invierno.

VII. Del modo de enjambrar de mano.

VIII. De siete enemigos que tienen las abejas y el remedio que ay para ellos.

IX. De las enfermedades de las abejas.

X. De cuando sehan de castrar las colmenas y de que manera.

XI. De como se an de guarecer las colmenas que están desaijadas y las que no

 tienen maestra. 

XII. De las señales que han de tener las abejas y maestras para ser buenas.

XIII. De como se an de hechar los compuestos y rillos y quando.

XIV. De como se a de sacar la miel de los panales y de como la cera se a de hacer       torales».

Finalmente, no podemos dejar de destacar que en su estudio de toda la bibliografía antigua existente sobre el Desierto de Bolarque, Francisco Cortijo Ayuso nos despejó la incógnita sobre la autoría de una obrita curiosísima sobre el convento, publicada anónima 1n 1837, sin apenas haber transcurrido un año desde su exclaustración. Y que por su rareza le dedicaremos los párrafos finales de nuestra colaboración de hoy.  

Un prebendado de la Colegiata de Pastrana, parroquia a cuya jurisdicción eclesiástica pertenecía el Desierto, que Cortijo documenta que fue don Mariano Pérez Cuenca, que como es sabido entre los aficionados a la historiografía provincial en las décadas siguientes escribiría varias obras de mucho mérito sobre Pastrana y los pueblos de su partido judicial, tras visitar el vacío convento y las ermitas abandonadas del conjunto religioso decidió publicar un librito en homenaje a los frailes que habían vivido a lo largo de los dos siglos y medio de existencia del Desierto carmelitano. 

La fórmula elegida para ello fue recoger los versos, sentencias y oraciones que los religiosos habían ido escribiendo en diversas dependencias del Convento y en algunas ermitas, que advertían a los recién llegados al Desierto por un lado de la dureza de la vida en aquel recinto, y por otro de la aspiración a la santidad que los había llevado allí, como puede verse en los versos que he seleccionado entre todos los recogidos por don Mariano en su deliciosa obrita.

En la primera portería del recinto se leía: Tu, que entras por esta puerta, / Detén el paso y advierte / Que este sitio te convida / A que mueras en vida / Para vivir en la muerte./  Entra, hijo, más te advierto / Que en esta humilde clausura / Solo vive con dulzura / El hombre que al mundo ha muerto. / Y en la ante portería del Convneto: Vuelve, hombre, al pasar de aquí / La espalda al mundo engañoso; / Si entras así, ¡Qué dichoso! / Si no lo haces, ¡ay de ti! / O tranquila soledad / Donde el hombre retirado / Se goza en paz, olvidado / Del mundo y su vanidad.