El rechazo hacia las mujeres y hombres con obesidad crece a la vez que aumenta el número de personas con exceso de peso que se sienten orgullosas de ello. Y cada vez más las personas con sobrepeso denuncian que su problema «no es la gordura, sino la gordofobia» social que sufren, una estigmatización que, cuentan, incluye a los profesionales médicos, a los que piden que vean más allá de los kilos y dietas generalistas de «fotocopia» y acompañen en la salud mental y la autoestima de estas personas.
Es el enfoque en el que coinciden en este artículo dos mujeres con cuerpos no normativos y que desde sus distintas plataformas luchan contra la gordofobia: la profesora de la asignatura de Violencia Estética de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) Sandra Gonfaus y la escritora y podcastera Beatriz Cepeda.
Gonfaus, organizadora junto a la cooperativa Trama de las primeras Jornadas contra la Gordofobia en Barcelona, asegura que sobre todo son mujeres las víctimas del estigma por tener un cuerpo que no se ajusta el canon, mujeres que se sienten «muy solas» en su vivencia y tienen que transitar solas y sin apoyo ni social ni profesional el camino a la autoaceptación.
«El sentimiento clave desde el principio es la culpa. A las personas gordas se nos ha culpabilizado siempre de tener el cuerpo que tenemos y de no hacer el esfuerzo suficiente para cambiarlo», señala.
En la misma línea, Cepeda apunta que «la sociedad gordófoba en la que vivimos rechaza todo lo relacionado con la gordura porque lo identifica con valores negativos como estar enfermo, ser vago, ser dejado y desagradable».
Esa gordofobia también está aún muy presente, aseguran, en la consulta del médico, donde queda «mucho trabajo por hacer y mucha formación específica» por implementar. «Acabar con la gordofobia en el médico es fundamental. El hecho de que un médico use un parámetro para medir tu salud como el índice de masa corporal que se creó hace 100 años no tiene sentido. La salud ha evolucionado, pero siguen recetando dietas sin ver más allá o entender las causas del sobrepeso», añade la conductora del pódcast ¡¿Puedo hablar?! que lleva años luchando contra la ansiedad generalizada.
Las dos activistas apuntan que el enfoque aún extendido del sobrepeso por parte de los médicos, que «culpan de cualquier otro problema de salud a los kilos, como si fueran el único medidor de salud», a menudo provoca que las personas agudicen sus trastornos de las conductas de la alimentación (TAC) empeoren en su ansiedad o incluso dejen de ir al médico.
«Las personas gordas tenemos a menudo diagnósticos tardíos porque los profesionales solo ven un cuerpo gordo que poner a dieta y creen que es la causa obvia de todo, tardando en ver algo más. Y también porque muchos prefieren no ir a la consulta directamente porque les van a hacer sentir mal», dice Gonfaus.
Veranos perdidos
Más allá del médico, la gordofobia las condiciona a la hora de comprar ropa pero también en el mundo laboral o incluso en el social.
«Si me plantean ir a una terraza, lo primero será sentir estrés: ¿qué tipo de sillas habrá?», cuenta la comunicadora, que dice que a la sociedad «le molesta» ver cuerpos gordos.
Un punto de inflexión en el «empoderamiento» de las personas con cuerpos no normativos pasa por «recuperar los veranos», una estación en la que ir a la playa y la piscina se convierte en una pesadilla llena de «juicios ajenos».
«Yo antes odiaba el verano, lo odiaba porque era la estación del año en que debía permanecer encerrada. Sentía vergüenza y me sentía monstruosa. Pensaba que mi cuerpo no pertenecía a ninguna de las actividades asociadas al verano», recuerda Cepeda.
«Me pasé cuatro veranos encerrada y no hay día que no me arrepienta de aquello. Ahora lo vivo con mucha naturalidad, aunque no significa que no tenga días malos porque nuestro estado anímico no es igual todos los días y, al final, vives en una sociedad gordófoba», añade la autora de Kilo arriba, kilo abajo y ¡Es un escándalo! (Editorial Versatil).