"Es cierto que la Universidad de Alcalá es muy cercana"

Inmaculada López Martínez
-

El presidente del Consejo de Estudiantes de la UAH analiza el papel de los estudiantes universitarios en la comunidad educativa y sus principales demandas

Diego Gibanel Faro, presidente del Consejo de Estudiantes de la Universidad de Alcalá. - Foto: Javier Pozo

Es graduado en Estudios Hispánicos y, en la actualidad, cursa un máster de Estudios Clásicos en la Universidad de Alcalá (UAH). Diego Gibanel Faro es el presidente del Consejo de Estudiantes de la UAH, un órgano formado por 20 delegaciones que representa a 18.000 alumnos y que comanda junto a otros 14 compañeros en la directiva. Tras la positiva experiencia del curso pasado, Diego aspira a la reelección en los comicios estudiantiles que se celebrarán a finales de octubre.   

¿Cuáles son los principales cometidos del Consejo de Estudiantes de la Universidad de Alcalá (UAH)?          

Tenemos como tres patas. La primera y más importante es la representación del estudiantado como tal, llevar la opinión de los estudiantes a los órganos de gobierno de la universidad, a pesar de que siempre estemos en minoría. Pero hace falta estar ahí para revisar las normativas, para resolver los problemas  y para que se respeten su derechos de los estudiantes. En segundo lugar, tenemos una función de gestión y coordinación, es decir, de supervisar que los servicios que se nos prestan son los adecuados, de que se organizan iniciativas contando con los estudiantes, etc. El tercer gran reto es dinamizar la vida universitaria como tal. Para ello organizamos actividades como pueden ser concursos, charlas, talleres, torneos deportivos, galas, etc. El objetivo es que los estudiantes no sólo vayan a clase contentos y que tengan buenos servicios sino que, además, se quieran quedar para hacer cosas más allá de la propia docencia. 

¿Cómo se articula esta participación en la comunidad educativa?

Diego Gibanel Faro, presidente del Consejo de Estudiantes de la Universidad de Alcalá.Diego Gibanel Faro, presidente del Consejo de Estudiantes de la Universidad de Alcalá. - Foto: Javier PozoA nivel de organización interna, el Consejo de Estudiantes se reúne en pleno una vez al mes y el equipo directivo también semanalmente. En esferas superiores, estamos presentes en el claustro de la universidad, en el Consejo de Gobierno, es decir, en todos los órganos ejecutivos y decisorio. Pero creo que también es importante lo que tejemos hacia abajo. El Consejo de Estudiantes representa a esas 20 delegaciones que están en las 10 facultades de la UAH y cosemos una red que va desde los delegados de clase hasta los representantes de las facultades, de departamentos y del resto de organismos. Ahora mismo, estamos entorno a los 1.100 estudiantes de la UAH que son representantes. Es muchísima gente que va perneando por capas para conocer de manera más directa la opinión de todos los estudiantes.

¿Por qué es importante que los estudiantes participen en los órganos de gestión de la universidad?

Fundamentalmente, por un sentido de justicia. Hay una sensación entre los estudiantes, bastante generalizada, de que vas a la universidad, todo el mundo decide por ti, te tocan unos horarios, unas aulas, unos servicios y que no puedes hacer nada por cambiarlo. Los estudiantes deberíamos tener más peso en la toma de decisiones de la universidad y que no nos den siempre las cosas decididas, pero es muy difícil conseguirlo si no nos dan un poder de decisión real. No me entra en la cabeza cómo una universidad, donde el 85% de su comunidad somos estudiantes, nuestra representación en los órganos de gestión sea un diez por ciento y, a veces, finjan escucharnos. Es imposible que el estudiantado general se implique si no ve un poder de decisión real y más inmediato.

¿Qué balance hace del trabajo realizado por el actual equipo directivo del Consejo de Estudiantes?

El principal reto que tuvimos el curso pasado fue potenciar la vida universitaria tras el parón de Covid y hacer que la gente empezara a tejer redes de comunidad a través de las diferentes actividades que organizamos (Semana de Bienvenida, Gala de Navidad, Copa Rectora de Fútbol, etc.). Otro importante reto fue afrontar todo el cambio legislativo. Se ha aprobado la nueva Ley de Universidades (LOSU) y hemos estado trabajando en toda la parte nacional para que se  blindaran mucho más nuestros derechos. A eso hay que añadir otras normativas con las que hemos tenido que estar al pie del cañón como es la Ley de Convivencia.

¿Qué objetivos se marcan para el curso 2023-24 en caso de seguir al frente del Consejo de Estudiantes?

Diego Gibanel Faro, presidente del Consejo de Estudiantes de la Universidad de Alcalá.Diego Gibanel Faro, presidente del Consejo de Estudiantes de la Universidad de Alcalá. - Foto: Javier PozoQueremos mantener y fomentar la implicación creciente que estamos viendo por parte de los estudiantes, pero también hay otros retos. Lo principal que tenemos en mente es elaborar un Plan de Conciliación. Además, este año celebramos el 30 aniversario del Consejo de Estudiantes y creemos que es un buen momento para reconocer la labor de esa gente que durante estos años ha pasado por este órgano. Tenemos planteados muchos actos. Es importante celebrar este aniversario porque el Consejo de Estudiantes siempre ha dado mucha vida a las ciudades de Alcalá y Guadalajara y, sobre todo, a la universidad. Por último, nos gustaría fomentar un poco más la participación estudiantil en el sentido de la creación de clubes y asociaciones, sobre todo, de carácter cultural. Nos falta esa parte de vida estudiantil que envidiamos de otras universidades. Ahora mismo, no tenemos ninguna asociación estudiantil activa.

¿Cómo valora la nueva LOSU?

Desde la representación nacional se ha dicho que es una ley descafeinada. Lo cierto es que pretendía ser una ley muy ambiciosa y cambiar todo el sistema y se ha quedado en bastante menos por las negociaciones posteriores y el hecho de que había un Gobierno de coalición. Recoge aspectos importante, por ejemplo, se asegura que los consejos  y las delegaciones de estudiantes tengan que existir por ley; que tengamos una mayor financiación –uno de los mayores problemas que tienen las universidades públicas en la Comunidad de Madrid–; recoge las nuevas figuras del profesorado como una forma de estabilización; etc. Pero en lo que respecta a los derechos estudiantiles, aspectos que reconoce la nueva ley ya los teníamos en la UAH tras 30 años de lucha del Consejo de Estudiantes. Lo que nos preocupa e insistimos es que necesitamos más, que no nos podemos quedar con los mínimos, que tenemos que seguir avanzando y luchando.

En general, ¿cómo evalúa la calidad de la enseñanza que ofrece la UAH?

Siempre se dice que la UAH es muy cercana y es cierto. Tenemos clases muy pequeñas, grupos de prácticas con apenas 20 ó 30 estudiantes y eso se nota con respecto a otras universidades que son muy masivas en las que te sientes un número más. Aquí puedes hablar tanto con los profesores  como con tu decano de tú a tú. Eso implica que sea más fácil hacer comunidad y difundir las ideas que tenemos desde la representación estudiantil. En cuanto a la calidad de la docencia, quedan muchas cosas por mejorar. Desde el Consejo,  implantamos por primera vez el año pasado un sistema de quejas estudiantil  –somos la segunda universidad española que lo tiene– que gestionan las delegaciones  y conseguimos que tenga consecuencias en la evaluación del profesorado. 

¿Cuáles son las principales reivindicaciones de los estudiantes?

Más allá de que se nos escuche ,lo que queremos los estudiantes no es ser los primeros de la clase, salir con un expediente espléndido o pisarnos entre nosotros para conseguir un puesto de trabajo o unas prácticas sino ser felices y estar tranquilos. Parece algo obvio, pero se nos olvida. Se potencia mucho esa competitividad y sentimos que falta conciliación, sentimiento de comunidad, un cambio en las metodologías docentes... Una universidad presencial y tan cercana como es la nuestra debería de hacer una reflexión profunda no sobre obligar al estudiante a ir a clase sino que el estudiante quiera ir a clase y que le sirva de algo. Otro de los problemas más urgentes que tenemos tiene que ver con las prácticas externas. El Gobierno sacó un real decreto que obliga a cotizar las prácticas en la Seguridad Social de todos los estudiantes a partir del 1 de enero, lo que nos encanta como idea porque es muy beneficioso. Sin embargo, a día de hoy, nadie –ni en el Estado, ni en las comunidades autónomas, ni en las universidades–se ha preocupado en evaluar los costes de gestión que esto conlleva, hasta el punto que por pura inacción política nadie va a pagar, por el momento, esas altas y bajas de la Seguridad Social ni a esos funcionarios que lo tienen que tramitar. Estamos en un punto que, si nada cambia, los estudiantes de las universidades públicas, al menos los de Madrid, no vamos a poder hacer  prácticas en este curso y muchos incluso con el riesgo de poder titular. Estamos muy tensos y quedan sólo tres meses para poder resolver este problema.

Desde el Consejo, ¿qué importancia dan al campus de Guadalajara?

Guadalajara es fundamental para la UAH a nivel de relaciones institucionales y para recoger una enorme cantidad de estudiantes que llegan de toda la provincia. Más allá de eso, desde el Consejo nos ha preocupado mucho darle la misma importancia a los tres campus de la UAH porque la gestión y las actividades más generales se centran mucho en el campus centro. Intentamos que sean equiparables y lo que nos pasa en Guadalajara es que cuando hacemos alguna actividad, los estudiantes y la sociedad en general se vuelca mucho más. Parece que todo se haya paralizado porque el campus de Las Cristinas está en construcción, pero le faltan unos años y la actividad universitaria continúa, hay miles de estudiantes que asisten a clase todos los días y también hay que darles un paso por la universidad grato. La UAH debería dar al campus de Guadalajara la importancia que tiene.  

¿La universidad debería adaptarse más a las demandas laborales reales del mercado?

Tengo una visión bastante diferente sobre esta cuestión. Creo que la universidad ha cometido un error garrafal en las últimas décadas intentando profesionalizar sus estudios. La universidad, básicamente, debe ser un foco de conocimientos.Hay grados tan enfocados al ámbito laboral que, a veces, se pierde ese sentido de reflexión crítica. Si para un joven el interés es puramente laboral y profesionalizante para eso está la Formación Profesional, a la que se debe dar mucha importancia y que para nada no son unos estudios de segunda. Precisamente, creo que la universidad ha cometido el error de estar siempre a la zaga de las demandas laborales cuando debería ser al revés: más investigación y conocimiento. La universidad debe generar conocimiento, reflexión crítica, estudiantes capaces de analizar el mundo en el que vivimos más que a ejercer una profesión.