A Tadej Pogacar le costaba el pasado domingo expresar la grandeza que supone haber ganado su cuarto Tour de Francia, una gesta que solo cinco ciclistas habían logrado antes que él, y a sus 26 años se niega a proyectarse en el futuro pese a que su talento le tiene reservado un lugar en la historia.
«No es un objetivo tener cinco Tours. No me fijo ningún objetivo claro», aseguraba el esloveno, que pese a su juventud se ha labrado un palmarés impresionante que le coloca cerca de los más grandes de la historia.
Mientras los cronistas se obstinan en señalarle como el heredero natural del belga Eddy Merckx, algo que el propio 'caníbal' reconoce, Pogacar desdeña la historia: «No estoy tentado con batir ningún récord, corro para disfrutar del momento».
El balcánico ha roto todos los registros sobre la bicicleta y parece agotado por la falta de retos, sin que igualar a los mejores de todos los tiempos parezca uno para él.
Su superioridad, la impotencia de sus rivales para poner siquiera en apuros al campeón del mundo y el suspenso del ciclismo español en la 'Grande Boucle' son algunas de las claves que han marcado esta última edición.
Imbatible
La era Pogacar no hizo más que ampliarse con el cuarto Tour del esloveno, lo que le iguala con Chris Froome y se queda a un título de las grandes leyendas: Anquetil, Merckx, Hinault e Indurain, a las que pretende igualar en 2026. Esa lucha por superar a los mejores es el estímulo del corredor más dominante del mundo.
Sus cifras son escandalosas: 103 victorias, 15 de ellas este curso, en la ronda gala cuatro etapas. Tal vez el cansancio, más psicológico que físico, le esté pasando factura al balcánico, pero su supremacía no admite comparación.
Sin antídoto
Vingegaard, doble ganador del Tour, llegó a Lille dispuesto a recuperar los laureles de 2022 y 2023. El danés buscó el título, pero se chocó una y otra vez, de principio a fin, con el muro de Pogacar. Su nivel, que fue de menos a más, y la estrategia del Visma, que se rebanaba los sesos para encontrar el punto flaco del rival, no dieron resultado.
Revelaciones
Siempre surgen nombres que se presentan en sociedad en el Tour de Francia. Este año el honor le ha correspondido en primer lugar alemán llamado Florian Lipowitz, un exbiatleta de 24 años que subió al tercer escalón del podio y se enfundó el maillot de mejor joven. En el Red Bull asumió con éxito los galones de líder ante la decadencia del esloveno Primoz Roglic.
La segunda revelación fue Oscar Onley (Kelso, Escocia), del Picnic PostNL, cuarto clasificado, un aguerrido corredor ganador de etapa en la Vuelta a Suiza que casi siempre estuvo en el tren de los favoritos. Y la tercera recayó en la figura del neerlandés Thymen Arensman (Ineos) por sus dos grandes victorias en la montaña: Superbagnéres y La Plagne, donde ganó «a dos extraterrestres» como Pogacar y Vingegaard.
Pobre actuación
El Tour fue para olvidar en el apartado del ciclismo español. Suspenso sin paliativos. Se presentaron 10 corredores nacionales en la salida de Lille, y en París el mejor clasificado fue el almeriense del Arkea Cristian Rodríguez, vigésimo.
Las dos principales bazas nacionales se retiraron. Carlos Rodríguez (Ineos) por una caída que le produjo una fractura de pelvis en la decimoséptima etapa, cuando optaba, en el mejor de los casos, al 'Top 10'. El ciclista de Almuñécar no estuvo al nivel de 2023, cuando obtuvo la quinta plaza de la general.
Enric Mas (Movistar), un día después de Rodríguez, también se bajó de la bicicleta en la etapa reina de la 'Grande Boucle', camino de Courchevel. Según el parte médico del equipo, debido a un intenso dolor en la pierna izquierda producido por una «flebitis». El balear tratará de aprobar el curso en la Vuelta.
El mejor latino
La representación de los corredores latinos se reducía en la salida de Lille a seis participantes. En París el mejor clasificado fue el ecuatoriano Jhonatan Narváez (UAE), en el puesto 13. El ciclista de Playón de San Francisco fue uno de los principales gregarios de Pogacar en las etapas de montaña.
Salvar el curso
Finalizado el Tour llega el turno para la Vuelta a España, que se lanzará el 23 de agosto en Piamonte. La presencia de Vingegaard parece asegurada, la de Pogacar, quien termina cansado mentalmente del Tour, no es imposible, pero tampoco es probable. En los próximos días el esloveno y el UAE anunciarán la decisión. Será una buena oportunidad para que algunos, como el danés, salven el año.