Antonio Herraiz

DESDE EL ALTO TAJO

Antonio Herraiz


Pedro con La Pija y la Quinqui

30/06/2023

Pedro Sánchez no quiere ser menos que Rosalía. Tra tra. También quiere estar a la altura de Aitana, la revolución entre pre adolescentes. E, incluso, pretende imitar a Nathy Peluso, la que presume de que no tiene un pelo de tonta mientras se dobla y estira con la misma facilidad que el blandiblú. A este paso vemos al presidente actuando como solista invitado en el WiZink Center, en el Palau Sant Jordi o en el Sonorama Ribera, con un rollito más independiente. Las tres artistas, de las más influyentes en el panorama musical español e internacional, han pasado por los micrófonos de La Pija y la Quinqui. Ni la primera es del barrio madrileño de Salamanca, ni la segunda es del barrio de las Tres Mil Viviendas. Son dos jóvenes -un extremeño y una murciana- que preparan un Podcast gamberro muy escuchado en la plataforma Spotify. A Pedro Sánchez le han dicho que es un formato que cuenta cada vez con más seguidores, también con una creciente influencia y, tras la sugerencia de sus asesores, le ha dicho a La Pija y la Quinqui: «Yo quiero». Son las cosas de la precampaña. No hay tiempo para visitar a los vecinos de los barrios de Sevilla que sufren permanentes cortes de luz; no viste situarse en cualquier parroquia la tarde en la que los voluntarios de Cáritas reparten comida en esas cada vez más largas colas del hambre; tampoco es conveniente salir a la calle sin figurantes que te pasen la mano por la espalda y te digan lo guapo que eres. Pero lo de La Pija y la Quinqui llega a los votantes más jóvenes y no forma parte del complot permanente de la mayoría de medios convencionales, mayoritariamente de derechas, según el presidente. Lo provechoso de esta sobreexposición inusitada es que puede igualar la colección de los cuentos de Teo sólo con la tournée de las dos últimas semanas. Sánchez con Alsina. Sánchez con Bretos. Sánchez con Trancas y Barrancas. Y lo próximo, si es que llega: Pedro con La Pija y la Quinqui. También pueden hacerse adaptaciones demasiado fáciles. Recuerdo aquel Teo en avión, que en la traslación al presidente sería con un modelo de sobra conocido. 
Los mil asesores que acumulan los partidos, unidos a las nuevas posibilidades de control que ofrecen la Inteligencia Artificial y otras herramientas, tienen medido hasta el milímetro cuánta influencia proporcionan estas entrevistas. O, dicho de otra forma, si realmente sirven para modificar el sentido del voto. Cuesta creer que, si el maratón de apariciones mediáticas hubiera sido hasta ahora completamente satisfactorio, el presidente anduviera buscando nuevas experiencias. El que parte con amplia ventaja o asume ese papel, arriesga lo justo y necesario. Con el debate o los debates, sería suficiente. No es el caso, lo que es el mejor indicador de que todo forma parte de un 'voy a agarrarme a lo que sea y, más aún, si puedo controlar el medio o el formato'. ¿Qué será lo próximo? Asistir a una concentración de pijamas progresistas o a un encuentro de Harleys socialistas. Lo que sea, pero pronto. Todo lo que venga a partir de ahora concitará mucha menos atención. En el chiringuito, en el bar del pueblo o en el destino vacacional más lejano, la vida se relativiza. Y eso lo saben Sánchez y su equipo. Por eso eligió la fecha y también ha pegado el acelerón estos días previos. Por si las olas del mar permiten olvidar los cambios de opinión.