La presión de las redes y de la sociedad por un ideal de belleza normativa puede que esté detrás de que casi la mitad de la población española, concretamente el 46,6 por ciento, se realizó algún tratamiento de medicina estética en 2023. De ellos, el 69 por ciento son mujeres y el 31 por ciento hombres, mayoritariamente de entre 35 y 54 años de edad. Así lo revela el informe Percepción y uso de la Medicina Estética en España 2023, que presentó ayer la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME) en su 39º Congreso Nacional.
Con una muestra de 1.501 entrevistas a nivel nacional, del estudio también se desprendía que el espectro de edad del paciente varió, ya que aumentaron los tratamientos estéticos de los más jóvenes, entre 16 y 25 años, y en las personas mayores de 45, en comparación con el estudio de 2017 donde la media estaba en los 39 años.
Según detalló la tesorera de SEME, la doctora Petra Vega, los tratamientos estéticos «han aumentado un seis por ciento en el grupo de edad de 16 a 25 años con respecto a 2017» y, entre los tratamientos más demandados se encuentran «las modificaciones de rasgos faciales como labios, pómulos y nariz», aunque especificó que «no se hace ningún tratamiento a menores de 18 años». Con respecto a los mayores de 45 años, la experta apuntó que «los tratamientos han aumentado un 10 por ciento».
Los cinco tratamientos que más se demandaron en el país el año pasado son la luz pulsada intensa (IPL), rellenos con ácido hialurónico, mesoterapia, plasma rico en plaquetas y toxina.
Mucha confusión
Durante la presentación del estudio, el presidente de SEME, el doctor Juan Antonio López, remarcó que «hay mucha confusión en lo que la población entiende por medicina estética», ya que el 22,1 por ciento de los encuestados afirma no saber lo que es y solo el 42,7 por ciento «se acerca a la definición» de medicina estética.
Según reveló el documento, se relaciona más al uso de inyecciones, la cirugía conlleva para la mayoría la presencia de un quirófano y un bisturí, y la estética se basa más en el uso de cremas o de masajes, sin interferir otros aparatos. Sin embargo, la población no ubica correctamente los diferentes tratamientos en cada ámbito.
En este contexto, los expertos denuncian que el desconocimiento «provoca un elevado intrusismo que pone en riesgo la eficacia y seguridad de los tratamientos». Esto se muestra porque el 28 por ciento de los encuestados afirma haberse realizado tratamientos de medicina estética fuera de una consulta médica en lugares como peluquerías o, incluso, en el propio domicilio. Además, las técnicas de medicina estética (excluyendo depilación láser) las aplican por igual centros médicos/consultas u hospitales que centros estéticos.
Asimismo, el colectivo de profesionales demanda que, en el 62 por ciento de los casos, es un esteticista el que realiza los tratamientos, frente al 40,7 por ciento de los médicos. «Nos consta que hay centros o salones de belleza que tienen una unidad asistencial, pero que realizan esos procedimientos cuando el médico no está, lo cual indica que hay alguien que no es médico y que se está aprovechando de esas circunstancias para realizar procedimientos a menor coste», indicó.
En este sentido, el vicepresidente segundo de la SEME, el doctor Sergio Fernández, indicó que «cada vez se están comunicando más efectos adversos», siendo el más frecuente «la necrosis porque el personal que no tiene conocimientos anatómicos adecuados del rostro puede inyectar, por ejemplo, ese ácido hialurónico dentro de un vaso sanguíneo, provocando una oclusión de toda la piel que hay alrededor de esa zona, llevando a esa isquemia».