La Navidad del 23 se presenta farragosa, con niebla en el belén y Herodes amnistiado. Es el mundo al revés que nos ha tocado enfrentar, pero que lo hacemos con el móvil, la tableta y Telefónica intervenida. Cuando pensábamos que el libre mercado se había impuesto en los tiempos tras la caída del Muro, otro murito chiquito desde la Península se quiere levantar para espantar a fariseos y saduceos. Este Belén es de buenos y malos y Óscar Puente tiene la llave para pasar el río. Lo harán aquellos que sean progresistas, como los de Bildu, que se han comprometido ya a no hacer más homenajes a los del Frente de Liberación de Judea, pero sí a los del Frente Judaico Popular. Los grupúsculos que antes tiraban el belén por los suelos son ahora quienes lo dirigen. Todo ello gracias a un niño chico nacido en el portal de Ferraz, cuyas dimensiones no adivinamos aún. Recela de entrar en la Historia como Pilatos al Credo, pero yo creo que eso son sueños de malos colchones y peores libros. Pedro, que así se llama el niño este año, pisa tierra firme y ha mandado al buey y la mula a firmar un pacto con el caganer, que viene de Bruselas volando sobre un proyecto de ley. Los Magos no saben si ir al portal o a un todo a cien.
España, la verdad, está de saldo y ya no encontramos figuras egregias para nuestro belén napolitano, salvo el Barça, que le ha tocado en Champions y busca un Negreira que también lo amnistíe. El movidón en el que se ha convertido el suelo patrio es de traca. Los jueces no quieren adorar al niño por si les quita la toga y los lleva al cadalso. Son ellos quienes morirán crucificados en las chinchetas del lawfare sin que nadie se apiade un ápice. Los pastores ya no existen porque cerraron la explotación aunque les pagaban la leche, pero todas las viruelas posibles arrasaron cualquier atisbo de establo. La Virgen María está entre Nadia Calviño y Yolanda Díaz, según caiga en laborable o festivo. La primera ha dicho que se va del portal y la segunda que subsidia todo el belén. Ambas se han puesto más rubias para que brille aún más el fulgor de sus estrellas. San José no aparece y creemos que se ha sindicado con Pablo Iglesias. Por eso ya no sale por ningún lado, pero el espíritu se intuye. Está receloso con lo ocurrido estos últimos años y ha dicho que se lleva a sus pastorcillas a otro sitio. Han sacado a todos los presos de la cárcel, han robado las figuritas y hasta el río de papel albal. No hay agua ni en el belén.
A su vez, la autoridad dice que hay que empadronarse en Moncloa para rendir pleitesía y cuentas al emperador. Y Feijoo ha dicho que no y Abascal, que lo cuelguen de los pies. No hay revuelta posible. Al final, cercaron el portalito de Belén, pero como hace frío y la derecha no está acostumbrada al jaleo y el disturbio, se fueron para casa. El niño crece y ríe feliz. Le van a traer oro, telefónica y mirra. No se lo cree de lo dichoso que está y ya prepara su encuentro con el caganer ante toda la cristiandad. Manfred Tiberio Weber le ha cogido la matrícula y anticipa el envío de una comisión europea para ver si todo está correcto y bien. Bolaños, que hace de ángel de Villafranca, no se fía y dice que si no es chelero no pasa, que ya nosotros sabemos arreglar nuestras cosas sin que nadie se meta en ello. Hace cincuenta años que volaron la carreta del presidente del gobierno y siguió la vida como si nada. El belén es el mismo que el resto de años. Pero se desfigura con el tiempo y no acompasa el ánimo. Pese a todo, Feliz Navidad.